Balada de un trovador

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No sé si soy un tonto que no puede entender al mundo, o un genio que el mundo no puede comprender; que más da, si el mundo deja de existir tras el parpadeo de mis ojos, pues la verdad es que somos zotes naufragando en un perenne mar de confusiones.

Mis versos recitan en sinfonía universal el excelso ímpetu de la vida y el embeleso de cada una de sus sublimes atracciones; dime pues, ¿que ser podría resistir el deseo de compartir experiencias gratas en el pasar de su vida?

Comparto con ustedes estimados cultos, mis amados sonetos; plasmando mi espíritu en delicadas rimas, estigmatizando sobre una hoja la eminente hazaña de la creación.

Canto alborozo mis pericias, aunque el mundo no disfrute de la vida y sus caricias, pues mi felicidad y dicha reside en el deleite del soberbio momento que presenta el día a día, aunque mañana sucumba en agonía.

Versos de un vagabundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora