¿QUE TODO AYUDA A BIEN? NO SEAS RIDÍCULO

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Tomé un taxi y volví a casa sola, lo que menos quería en este momento era volver a entrar a la iglesia y ver la cara de mi "familia" o del entrometido de Andrew, no quería verlos.

El viaje en el taxi se me hizo eterno, pasé todo el camino llorando, pero ya no era tristeza lo que sentía , en realidad lo que sentía era como una estaca en mi corazón, es muy irónico que mi padre siempre diga que en la casa de Dios hay paz, porque al ir a aquella iglesia solo se avivó en mi corazón los recuerdos que hacen que en mi garganta se haga un nudo, y mi corazón se destruya en pedazos.

Después de varias horas papá llegó junto con Diane y Lucia de la iglesia. Papá tocó muchas veces la puerta para conversar conmigo, sabia que este día era difícil para mi por los recuerdos que tenia, pero aunque él insistió por mucho rato, yo me negué a abrir la puerta, solo me encerré en mi habitación y lloré hasta quedarme dormida.

...

Desperté al escuchar la alarma, por primera vez en mucho tiempo creo que no llegaré tarde a la universidad, aunque había llorado casi toda la noche no podía permitir que eso me hiciera llegar tarde a la universidad, mi rendimiento académico ha bajado mucho últimamente y no podía descuidarme justo ahora que me falta poco para graduarme.

Intenté prestar la mayor atención que pude a la clase de Intervención Clínica, pero durante la clase llegaban a mi mente lo que dijo Andrew ayer y mi cabeza quería explotar del enojo, él no me conoce, no sabe lo que he pasado, muchas veces necesite un hombro en donde llorar y una "mano amiga"  como la que el supuestamente quería brindarme ayer, pero no la encontré cuando la necesité, me molesta que venga de la nada para supuestamente ayudarme fingiendo ser un cristiano ejemplar, diciendo que "todo estará bien" cuando yo sé que no será así. Las lagrimas salen de mis ojos cuando recuerdo que en algún momento creí que todo iba a estar bien y no lo estuvo.

Al salir al receso pude ver a Caroline que venia con Ana, al parecer ellas se estaban acercando mucho, lo que me parecía un poco raro, aun no me acostumbraba, pero decidí no prestar atención a la nueva amistad que estaba surgiendo, después de todo Ana no me desagradaba, de hecho me recordaba a mi misma hace algunos años.

-Hola, señorita- dijo Caroline en un tono juguetón.

-Holis Laila ¿Cómo estás?- dijo Ana con una sonrisa agradable.

-Hola chicas- respondí esbozando una pequeña sonrisa que desapareció rápidamente.

-Laila, no te pases, llevas una semana desaparecida, no respondes mis mensajes ni mucho menos mis llamadas ¿acaso estás celosa de Ana? ¿te tenían amarrada a la cama? ¿o acaso tienes novio y no me lo contaste?- dijo Caroline en forma de reclamo, aunque en el fondo yo sabia que solo intentaba levantarme el ánimo.

- Ay, no seas dramática, solo quería tener un tiempo a solas por unos días- dije intentando calmar sus dudas.

-Escúchame bien Laila Brown, la próxima vez que no contestes mis llamadas iré a tu casa y tumbaré la puerta, y créeme que no me importa que el pastor Brown esté en casa, romperé la puerta con una patada voladoraaaa- dijo Caroline lanzando una patada al aire.

Estábamos en el pasillo riéndonos de las ocurrencias de Caroline cuando escuchamos que detrás de nosotras llamaron a Ana; y yo sabia muy bien de quién era esa voz, era Andrew, al parecer necesitaba preguntarle algo importante a su hermana. 

-Hola chicas, bendiciones- dijo saludándonos, su mirada penetrante me miraba fijamente a los ojos, era una mirada dulce pero también había un poco de melancolía en ella, pareciese como si Ana y Caroline hubiesen sido borradas del momento en que me miraba.

No resistí mucho tiempo la situación, tomé a Caroline de la mano y me fui sin siquiera responder a su saludo, lo que menos quería era toparme con él.






Mi Destino *Novela Cristiana*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora