1.Cafés, chico malo, piso de nieve.

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La ventana se estaba empañando poco a poco, mas gotas caían sobre el cristal nublando mi vista hacia mi nuevo hogar, Londres.
Al bajar del avión mi madre me esperaba con una sonrisa de oreja a oreja. Ella había llegado días antes para acomodar las cosas en la nueva casa. Hace frio afuera como para salir. Mi madre esta trabajando y yo estoy sola en la nueva casa que es enorme.
Trate de convencer a mi madre de comprar una casa de tamaño apropiado solo para los tres pero no hizo caso a mis recomendaciones.
Mi hermano mayor tendría que trabajar para ayudar con los gastos de la casa, aunque no es necesario. En tres días entraría a la escuela, pero la verdad no tengo muchas ganas de ir, yo no soy de esas personas que con cualquiera que se encuentran ya son amigos, ósea, soy una antisocial,
Subí rápido a mi desordenada habitación y busque entre las cajas una ropa apropiada para el frío. Mamá me había dicho que sería necesario salir con gorro y bufanda, así que tome un suéter gris y una bufanda beige, baje corriendo por las escaleras, que por cierto eran muchas, cuando las termine me acerque a la puerta y la abrí, senti como una pequeña brisa me llegaba al rostro, salí y pude ver como la mayor parte de nuestro jardín estaba cubierto por nieve. Salí del jardín y comencé a caminar por la calle igual repleta de nieve, camine por más tiempo hasta que llegue a una cafetería, la comida de ahi se veía rica y yo moría de hambre. Me senté en una silla y pedi un panque y un chocolate caliente, a los pocos minutos me lo trajeron todo y yo empece a comer, hasta que el sonido de la campanita sonó, un chico de cabello castaño y ruloso, se acercó a la barra sin antes guiñarme un ojo. Al instante pensé: "idiota".
El chico pidió sus cosas y mientras esperaba se acerco a mi. Se sentó en la silla frente a mi y dijo:

- Nunca te he visto por aqui ¿acaso eres nueva?

- ¿Quién te dio permiso de sentarte aqui?- pregunte bruscamente.

Soltó una carcajada y yo lo mire confundida.

-Sip, eres nueva- negó con la cabeza. Con una sonrisa en el rostro, así, esquivando mi pregunta.

Solté un bufido y me levante de mi asiento. No di muchos pasos cuando sentí que agarraron mi brazo.

- ¡Suéltame!- Exclame

Intente quitar su brazo del mio pero me era imposible. Su fuerza era brutal y ya me estaba lastimando el brazo, supongo que dejara marca.

- ¿Que parte no entiendes de que me sueltes?

-Wow, tienes coraje-dijo en un tono burlón.

-Basta, me estas lastimando.

-¿Cual es tu nombre?- ladeo la cabeza y sonrío aun mas.

-Que te importa- jale mi brazo con brusquedad intentando soltarme de él, pero lo único que logre fue acercarlo mas a mi.

-¿Cual es tu nombre?- volvió a preguntar.

Sentía su aliento cerca de mi cara.

-Que. Te. Importa.- dije entre dientes.

-Me gustan las dificiles.- soltó mi brazo. Se levanto de la silla y dio un paso hacía mi. - Entonces ¿Me dirás tu nombre?

Me quede callada.

-Bien, supongo que tendré que llamarte...-pauso- Tammy.- sonrío satisfecho.- Si, me gusta como suena.

- ¿Tammy?- pregunte un poco confundida.

Fruncí el ceño.

El sonrío y se encaminó a la puerta.

-Por cierto, soy Harry- abrió la puerta y salió de la cafetería ya con sus cosas.

Me pase una mano por el cabello, de forma desesperada y me senté nuevamente a pensar en lo que había ocurrido. ¿Que habia pasado? ¿Por que me puso Tammy?

[...]

Después de lo ocurrido en la cafetería regrese a mi casa

Mi madre no estaba, igual que mi hermano.

- De nuevo sola- dije en voz alta.

Subi por las escaleras y entre a mi habitacion. Todavía había maletas que tenia que desempacar. Pero eso podria esperar para mañana.

¡Hey tu! VenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora