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— Voltéate — la voz femenina llegó a los oídos de Namjoon como si estuviera bajo el agua.

Se sentía mareado.

Estaba en una habitación blanca, y solo vestía unos pantalones holgados. El aire era frio. Muy frío.

Frente a él había un enorme espejo en dónde podía verse, y lo que veía era una versión de si mismo, delgada y pálida, como si estuviera enfermo.

Los vellos de sus brazos se erizaron cuando sintió un golpe de frío mayor que antes, las paredes blancas no ayudaban en nada. Su cuerpo cansado y dopado se sentía extremadamente débil.

No había absolutamente nada en aquella habitación más que el mismo, ni siquiera una silla. Ellos habían quitado todos los objetos que él pudiera usar como un arma. Habían bajado la temperatura a un nivel en que le era imposible usar calor.

Incluso si ocupara su calor corporal, era poco probable que funcionara, sería una fuente demasiado débil y solo lograría matarlo.

Y eso no era lo que las personas que lo me tenían cautivo querían. La drogaba que viajaba por su cuerpo lo mantenía lo suficientemente dopado para no concentrase demasiado en hacer movimientos con la mente, pero lo justo para que tuviera pensamientos racionales.

La luz era cegadora.

— Voltéate — volvió a ordenar la voz. Está vez obedeció.

Se volvió hacía la pared blanca, no sabía que era lo que querían exactamente de él. Ya habían hecho las pruebas pertinentes antes, sometido a diversos estudios físicos y psicológicos.

Las pruebas que mas dolían, eran las físicas, en dónde buscaban hasta debajo de sus uñas aquello que lo hacía especial y distinto de los demás.

Las agujas, los cuchillos, el olor a antiséptico de la sala de cirugías, los sonidos extraños de las máquinas que recorrían su cuerpo en busca de radiación o lo que fuera.

Namjoon sin saberlo, tenía suerte de tener una mente muy fuerte. Aún no perdía la cordura del todo. Aún planeaba una forma de escapar.

El ruido de la puerta abriéndose resonó en el vacío de la habitación, pero Namjoon no se movió. Si habrían la puerta, significaba que lo sacarían de ahí para llevarlo a hacer más estudios.

Más dolorosos estudios.









Namjoon abrió los ojos.

Los recuerdos llegaban en forma de sueños bastante extraños. Eran tan nítidos que juraba regresar a aquellos días.

Una comezón recorrió todo su cuerpo, y la sacudió de si mismo en un suspiro insonoro. No quería despertar a Min.

El chico estaba profundamente dormido.

El moreno se sentó en la cama, hacia calor en la habitación, pero era por qué estaba acurrucado junto a Yoongi. Se separó un poco  para no sentir esa sensación sofocante, que, al observar fijamente no sabía si se lo producía el calor o Min.

Se concentró en un mueble con ruedas en una esquina y lo movió fácilmente de lado a lado sobre la alfombra para no hacer ruido. Después de un buen rato la temperatura se disipó. Eso estaba bien.

Trato de no pensar más, y se acomodó. Sin embargo Yoongi soltó una maldición entre sueños. Namjoon no estaba seguro de si era un mal sueño como el de él.

Ellos habían huido y era lo único que importaba, estaban juntos y tenían la oportunidad de ser libres, buscar un diferente forma de vida y empezar de nuevo. Sin embargo, cada vez que Kim pensaba en ello, su cabeza comenzaba a doler de preocupación.

Ellos no tenían la opción de encontrar empleos como las otras personas normales. Aquellos los encontrarían tarde o temprano de ser así.

Tal vez Namjoon estaba siendo un paranoico sobre lo que podían llegar a hacer para descubrir su paradero. Pero era mejor prevenir.

Sabía que tenían una ventaja, y eran sus capacidades.

Había enormes misterios y huecos dentro de las historias de cada uno, tanto de Min como de Namjoon respecto a cómo cada uno usaba su telequinesis y de como habían adquirido la facultad de controlarla.

Los dos tenían aptitud para leer las mentes débiles y mover los objetos. El problema era el desgaste que causaba el canalizar energía para lograr este último. Yoongi tenia mayor afinidad para la telequinesis mientras que Namjoon se sentía más cómodo decifrando los pensamientos de las personas.

Se complementaban.

— ¿Que pasa? — la voz ronca de Yoongi le saco del estupor, lo había despertado después de todo.

— Nada — mintió.

— ¿Pesadilla? — el pálido se acomodó en la cama observándolo fijamente.

— Estaba acalorado  — le dijo — sacándose la camisa.

Yoongi no le creyó, él mismo tenía pesadillas todo el tiempo, pero no riñó, tenía demasiado sueño para ello.

— Como sea.

Namjoon se acomodó otra vez a su lado, solo que está vez sin pasar su brazo por debajo de su cuerpo. Igual Yoongi no se daría cuenta, ya había caído en un profundo sueño.

Y el también estaba agotado.












































— tercer capítulo ♥












































ᴇꜱᴄᴀᴘᴇᴇꜱ → ɴᴀᴍɢɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora