cuatro;

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Ambos habían terminado dentro del auto de aquellos tipos. Eran dos hombres jóvenes con pinta de trabajadores de carga.

Ambos eran corpulentos y altos, sin embargo los dos dijeron que eran cazadores ocasionales.

Al caminar entre tanta vegetación sin suerte de ver un auto a las primeras horas de la mañana habían caído en un profundo agradecimiento a esos dos por dejarlos subir. Yoongi estaba tan aliviado de eso que casi no le molestaba el rifle que uno de ellos aún mantenía entre sus manos en la parte delantera.

Pensaron que habían sido afortunados de encontrarse a alguien amable que les ayudará a hacer menos tiempo para llegar a la cuidad.

La carretera tenía bosque a ambos lados.

Kilómetros de árboles y pastizal que no querían recorrer a pie.

La charla para romper el hielo había sido bastante jocosa, pero ambos parecían ser buenas personas, excepto claro por su evidente falta de limpieza.

— ¿Hasta donde van muchachos?

El tipo que manejaba olía a cigarrillos y alcohol. A Yoongi no le molestaba en lo absoluto esto, antes del catastrófico evento del secuestro su vida había estado rodeada de ese aroma a tabaco rancio.

Su madre amaba fumar. De alguna manera el olor que se había adherido al cuero viejo le hacía sentir cómodo. Namjoon a su lado no podía si no pensar en la mala higiene del auto.

— Al otro lado de la cuidad —  era una respuesta lo suficientemente genérica para no dar una dirección exacta, al menos eso pensó Namjoon.

— ¿Van a visitar a alguien? — cuestionó el extraño de cabello rubio.

— Si — respondió el pálido antes de que su compañero reaccionara.

Esa era una pregunta extraña, pensó Min, al mirar su reflejo en el espejo retrovisor, las bolsas debajo de los ojos delataban que ambos habían estado durmiendo poco, Yoongi no estaba seguro si olían mal ya que no había tomado una ducha en al menos tres días.

Esperaba que el hecho de que hiciera tanto frío despistara el olfato de las personas que se les acercarán.

El tablero estaba lleno de basura, así que Yoongi pensó que aunque olieran como la mierda el sujeto no lo distinguiría del olor de su propia camioneta.

El tabaco se combinaba con el olor de las bacterias descomponiendo carne, supuso que era normal en una camioneta en dónde la batea aún tenía restos de ciervos que según comentaron habían casado había unos días.

—... ¿Asi que les robaron? — el tipo del volante se carcajeo

— ¡Pero que mala suerte, chicos!  — dijo el otro tipo después de la historia inventada de Namjoon en la cual les habían hurtado la maleta con el dinero y no tenían con que llegar a su destino.

Habrían avanzado solo otros tres kilómetros más entre comentarios ácidos de los dos extraños, cuando una prenda de color blanco en el piso hizo a Yoongi congelarse.

En el suelo casi debajo del asiento del conductor, había una blusa,— lo sabía por el modelo de la tela con holanes— pero tenía una enorme mancha roja y estaba rasgada, como si alguien hubiese apuñalado justo en el estómago.

El dolor carmesí estaba distribuida de forma alarmante.

Había dejado de respirar, mientras en su cabeza se precipitaban maneras de salir de ahí. Se estaba preparando mentalmente para lo que viniese, fuera lo que fuera.

ᴇꜱᴄᴀᴘᴇᴇꜱ → ɴᴀᴍɢɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora