Los rayos ultravioletas la obligaban a apretar los párpados. ¿Cuánto tiempo llevaba tendida en la arena tratando de recomponerse por las palabras de Lauren? Ni idea, alrededor de diez minutos. Se desplazó hacia la orilla y avistó a Alexa sosteniendo a la morena por los hombros. Cerró los puños mientras una amarga sensación se ceñía a su estómago. Su amiga no debería estar tan cerca de aquella muchacha, ni mucho menos recibir esa amplia sonrisa. Ninguna reparaba en su figura, así que decidió reclamar la atención de la ojiverde. Aprovechó una ola lo necesariamente fuerte para derrumbarla y comenzó a gritar en medio del agua poco profunda. Enseguida se sintió rodeada por unos delgados pero firmes brazos. Celebró internamente.
- ¿Estás bien, Camz? - La preocupación era notable en la voz de Lauren.
- Creo que sí, solo sentí mi alma salir de mi cuerpo por un segundo.
- Exagerada. - Rebatió mostrando los blancos dientes.
Esta vez se adentró en el océano tomando la mano de la chica. Alexa le dedicó una mirada cómplice e ineludiblemente se sonrojó. ¿Qué pensaría la otra latina a cerca de su atracción por una mujer? ¿La juzgaría, le daría la espalda? Las voces exteriores se convirtieron en a penas un zumbido molesto. En poco tiempo se enganchó a Lauren como un adicto a cualquier droga ilícita. Le atrajeron tantas cosas: sus ojos, su boca, su voz, su mente... Y sabía que todo ese amasijo sentimental terminaría pasándole factura muy pronto. Restaban un par de días para la partida de la mayor y había tantas dudas en el corazón de Camila, bombardeándola en ese preciso lapsus mental. ¿La mayor la consideraría un souvenir desechable? ¿Seguirían en contacto? ¿Podrían encontrar la forma de verse más a menudo? Y si eso ocurría: ¿estaría preparada para decirle al mundo lo mucho que gustaba de Lauren Jauregui, afrodita norteamericana capaz de trastocar hasta su última célula? Una mano fue sacudida frente a su cara, haciéndola despertar del viaje astral. La guía turística la observaba preocupada. Se conocían desde la universidad y en mínimas ocasiones presenció aquel estado catatónico en la menor. Otros cuatro pares de ojos se clavaron en su azorado rostro, no obstante, las esmeraldas centellantes capturaron toda su atención. ¿Cómo se podría ser tan perfecta? Si fuese humanamente posible, podría jurar que el corazón dejó de latir por un segundo.
- Eh, Mila, te noto un poco ida.
- ¿A mí?
- A la reina Isabel II. - Bufó exacerbada. - Hemos estado hablando sobre el almuerzo en tu casa.
- Oh, sí. Aún es temprano. - Señaló extrañada por el hilo de la conversación.
- Ese es el punto, iremos primero a recorrer la zona de pesca, pero Lauren no irá. Como comprenderás, ella no conoce el lugar así que debes quedarte aquí haciéndole compañía. ¿Algún inconveniente? - Asintió por puro instinto. - Ok, nos vemos a las 11:50 a.m. en El Castillito. - Concluyó Alexa con cierta malicia en su rostro.
Los orbes marrones no dejaron de enfocar al minúsculo corrillo que se alejaba por entre la vegetación costera. Se sobresaltó al notar un tenue toque en su omóplato. Un brillo totalmente diferente apoderaba las claras pupilas, obligándola a tragar en seco. Entendía la invitación oculta en aquella laguna verde, pero se sentía demasiado insegura sobre cómo proceder. Lauren la abrazó desde atrás, esparciendo cálidos besos en los hombros descubiertos. Su interior ardía como Kingslanding el día que Daenerys Targaryen decidió incendiarla a espaldas de su dragón. ¿En qué pensaba ahora? Las caricias de la morena la transportaban incluso a un escenario ficticio como el de Juego de Tronos. Se giró para encarar a la mayor, mordiendo el labio inferior en un gesto de notable nerviosismo y lascivia. Rompió los escasos centímetros que las separaban para enredar las piernas en las caderas de Lauren e irrumpir en la boca de esta con un ensordecedor beso. La turista debió mantenerse firme ante el abrupto ataque libidinoso de Camila. El reloj pareció detenerse en la recóndita playa, sin embargo, en el corazón de la cubana una orquesta de emociones retumbaba incesantemente. Mordió el lóbulo de la oreja de su amante, desplazando la lengua por la salada piel. Una mano juguetona se abrió paso entre la parte baja de su biquini y no pudo controlar el jadeo desesperado que brotó de su garganta. Cruzaron miradas en un intento de pausar tanto desorden carnal.
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Amor a la cubana (CAMREN)
Фанфик¿Qué sucederá cuando Lauren visite a su adorada Cuba por primera vez y conozca a Camila? ¿Podrá el sabor caribeño enamorarla? ¿Qué sentirá Camila por la turista de ojos esmeraldas? Sigan esta breve historia y conozcan más sobre Cuba🇨🇺