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Una fuerte conmoción, eso era lo que Bokuto sentía, y crean que estaba haciendo lo mejor posible para poder ocultarlo 

–Tsuki, él va a venir, Tsuki, es que el va a venir, Tsuki, él va a venir, Tsuki, él va a venir ¿Cómo debo actuar? ¿Qué debo decirle? ¿Me hablará siquiera? Digo, soy el dueño de este lugar y el chico con más tatuajes, debe notarme, siquiera para poder decirme hola, porque mi chico no es irrespetuoso, eso me dijiste ¿No? Que es bastante amable y educado, justo como lo imaginé... Espera, ¿Ya te dije que venía?

Tsukishima se sentía mareado con cada palabra que salía de los labios de su amigo, nunca había escuchado a alguien decir tantas palabras juntas. No espero encontrarse con ese escenario luego de haber llegado de comer, simplemente pensaba tener una tarde tranquila, para llegar a su casa, lanzarse a los brazos de su novio y que este lo llevará a la cama a descansar, pero al parecer no podía pasar, porque un chico lindo en la otra acera causaba alboroto en sus hormonales amigos.

Suelta un suspiro, pasando ambas manos por su rostro sin dejar de enredarse por cada palabra dicha por su mayor, necesitaba vacaciones, las necesitaba con urgencia.

–Cálmate, viene para poder revisar su tatuaje, no viene a tomar el té contigo, idiota– Soltó cansado, dejando al contrario callado, así dejándole volver a su labor.

Ahora Bokuto estaba causando un desastre en su mente, en el único lugar, dónde su obsesión por Keiji era aceptada.

Ya había revisado su máquina una y otra vez, como también había terminado todos los detalles de todos sus bocetos, al parecer había hecho todo lo que pudiera distraerte y no tenía casi seguir insistiendo, nada podía sacarme de su cabeza que el lindo pelinegro estaría en su local nuevamente.

Si tan solo él hubiera hecho el tatuaje, ahora estaría esperándole para poder tener una hora con él, dónde estarían en su cuarto y podría hablar con él sin parecer un entrometido. Muerde leve su labio, hubiera visto que había detrás de las playeras que usaba, se habrá dedicado a dibujar con todos sus conocimientos, solamente para obtener una sonrisa.

Se magia soñar, y eso lo sabía muy bien.

Si tan solo no hubiese cancelado la hora.

Algo resignado reviso nuevamente su máquina, ya que esas cosas parecían malditas, en un momento parecían en un perfecto estado y al otro, ya te veias a tu mismo comprando una nueva máquina. En medio de su habitual revisión, se escuchó el sonido de la campanilla, captando la atención de los tres chicos ubicados en el lugar.

–Lamento el retraso, mi hermano todavía no llegaba y no podía dejar el lugar solo, se necesita a alguien si o si– aquella linda voz fue acompañada de una reverencia educada de 90 grados para Kuroo quien recibía los lamentos del bello chico.

–Oh... Descuida, no tengo ninguna hora perdida, así que no te preocupes– Algo sorprendido le sonrió Kuroo levantándose de su lugar para hacer una leve reverencia al chico recién llegado.

Se encontraba a si mismo en las nubes, estaba admirando al menor con sumo cuidado, recorriendo su vista por todo el cuerpo del chico.

Mantenía una postura recta, con sus piernas juntas y sus manos también, ambas tomadas por las yemas de sus dedos, mientras su mirada estaba en lo algo, posando sus ojos al mayor de sus amigos, sacudiendo sus pestañas de vez en cuando, dándole un aspecto hechizante que acompañaba a sus lindas facciones.

El chico bonito le tenía totalmente perdido.

–Mmh... Kuroo-san, no quiero ser aguafiestas– Comenzó Tsukishima

–¿Sucede algo?– el ceño del nombrado, totalmente fruncido miraba al menor, estaba a punto de entrar a su cuarto para revisar el tatuaje que había hecho.

–Resulta que su tienes una hora, un chico llamado Lev, me ha llamado unas 50 veces para confirmar la hora, quiere hacerse su tatuaje específicamente contigo y puedo asegurar que solo restan segundos para que entre por esa puerta– la siempre "encantadora" sonrisa acompañaba al de menor edad cuando decía cada palabra.

–Estoy seguro que el entenderá que debo hacer esto, vamos Akaashi...

–No– respondió el último mencionado, dejando en silencio el lugar –Aquel chico tenía reservado para hacerse su tatuaje, no estaría bien que yo le quitará el puesto, llame de imprevisto, y estuvo mal– su voz sonaba tan pacífica mientras decía eso –Puedo hacerlo mañana o cuando no tengas ocupado.

–Pero Tenemos que revisarlo, tengo que delinear también, no puedo dejarlo así como así, si quieres puedo hacerlo luego de terminar mi hora, no tengo inconvenientes.

–Me voy dentro de una hora, mi hermano y yo debemos volver a casa, no creo poder esperar– Sonaba apenado, frunciendo los labios

–¡Fácil!– y ahí nuevamente la voz de Tsuki para interrumpir –Bokuto-San puede hacerlo, es excelente en eso, de hecho, es el dueño del local y el es quien obtiene más ingresos, estarás en excelentes manos con él, ahora mismo no tiene ninguna hora planeada y estoy seguro, que él no tendrá problema en ayudarte.

–¿En serio?– ahora el chico bonito sonaba más entusiasmado, sonriendo nuevamente.

–Si, claro– Tsuki le devolvió la sonrisa– ¿Cierto Bokuto-San?... ¿Bokuto-San?

Y ahora estaba el chico, mirando embobado a Akaashi, perdido, con una mejilla apoyada en su mano, observándolo cual colegiala lo hacía con su crush. 

–Umh... Si, si, claro– Tartamudeo algo nervioso al darse cuenta de su situación, sin querer empujando su máquina, haciendo que está prendiera, rápidamente apagandola, dándole una sonrisa tímida.

–Entonces creo que eso haremos... – Dijo un desanimado Kuroo a la vez que se escuchaba la campanilla del lugar, dejando entrar a un hombre bastante alto.

Akaashi camino hacia el otro lado del cuarto donde se encontraba Bokuto, dándole una reverencia como la que hizo en cuanto llego.

–Soy Akaashi Keiji, porfavor, cuida de mí y de mi tatuaje– Le sonrió sinceramente mientras le miraba.

–Bokuto...– se presentó a duras penas.

Entre flores y tatuajes -bokuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora