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Tsukishima mantenía el ceño fruncido mientras veía a su mejor amigo, quien parecía muy animado mientras sostenía su teléfono, se giró para mirar a Kuroo quien estaba igual o más confundido que él, ya que ninguno de los dos entendía a Bokuto en lo absoluto, no sabían si llegaría enojado o siendo una dulzura, y suponían que todo eso se debía a la entrada de Keiji a su vida.

–Mhm... Bokuto-San, recuerde que tiene que ir a renovar la patente de la tienda más tardar mañana– Carraspea  el rubio tratando de establecer algún tipo de conversación en la tienda– Bokuto-San... ¡Hey, Bokuto-San!

–¿Ah? ¿sucede algo?– Levanta la mirada como si nada, aún con su celular en mano– ¿Me hablaste Tsuki?

Recordando que debía contar de cien hacia atrás, se calmo, respirando de manera lenta, puesto que su mejor amigo aveces era tan idiota, que lograba sacarlo de sus casillas y ahí era cuando necesitaba Yamaguchi, junto con su "¿Qué hemos dicho de querer matar gente? Irás a prisión y yo no recibiré a un convicto en casa" Suspira, sin su novio, sería más amargado de lo que ya era.

—Te recordaba tus deberes como el dueño de este lugar, tiene que ir a renovar la patente y hacer unos tramites, claro, si quieres seguir manteniendo este sitio— Deseo soltar un gruñido, odiaba repetir lo que decía, otro detalle más por el que no debía tener hijo con Tadashi.

—Si, de hecho eso iba a hacer.

Le ve levantarse y colocarse su chaqueta de cuero, encima de aquella playera de color gris y skinny jeans negros, acomodando se cabello antes de despedirse con una mano y salir de la tienda.

—Eso... fue raro— Dice Kuroo al aire mirando la misma escena de Tsuki.

—Es Bokuto, ¿qué va a tener de normal él?

El resto de los días se mantenía similar, con un alto tatuado sin despegarse de su teléfono, sonriendo como idiota mientras tecleaba rápido, los únicos momentos que se despegaba, era cuando tenía que trabajar, ya que si fuera por él, no lo dejaba de lado ningún momento del día.

—Lo llevé a comer, fue bastante cómodo, puesto que tenemos edad similar, ambos nos sentimos bien junto al otro, pero el problema es que aún recuerda a su antiguo novio...— Suspira, antes de mirar al frente.
—¡Tsuki! ¿Me estás escuchando o no? Estas igual de distraído que Bokuto.

—A mí me respetas eh— Dice volviendo su vista a su amigo. —Si te escuché, entonces déjalo de lado y sigue buscando a alguien, eso es lo que te he visto haciendo estos últimos años, vas de chico en chico, de cita en cita, ya no me sorprende que no salga nada bien

—Aveces me pregunto cómo un chico tan lindo como Tadashi está contigo— En susurro y más para él, que para el contrario, logrando captar la mirada asesina de Tsuki.

—¿Qué dijiste?

—Que Tadashi y tú son los mejores– Nervioso alza sus pulgares mostrando también su gran sonrisa, pero Tsuki solo rodo los ojos y volvió a mirar a Bokuto. —¿Qué tanto le ves?

—Desde hace días que está como idiota y antes que lo digas, lo sé, siempre es una idiota— Se adelanta dejando al mayor con las palabras en la boca, soltando un suspiro. —Me preocupa un poco...

—Quizá es Akaashi, sabes que es la única persona que tiene idiotizado a Bokuto, porque no creo que alguien le gane al amor que siente por él— Se encoge de hombros, volviendo a su lugar.

Por un segundo pensó que se trataba de Akaashi, pero el más alto no lo había visto desde la ultima vez que vino a la tienda y de ahí, no sabía nada más de él, así que era algo imposible que fuese él, amenos que Bokuto hubiese omitido información y no le haya contado nada.

–Bo-

—¡Bokuto-san!— La campanilla de la entrada y una voz aguda la interrumpió, dejando ver al peli negro entrar a la tienda. —Oh, hola Kuroo-San, hola Tsukishima

—Hola Keiji— Saluda Kuroo animado a su antiguo crush.

—¿Vamos, Akaashi?— Pregunta Bokuto levantándose de su lugar, mientras sostenía el resto de sus cosas, así recibiendo un asentimiento del más joven.

–Claro,vamos.

–Alto ahí, ustedes dos, ¿dónde van?– Frunciendo el ceño y al parecer el único ajeno a todo, detiene a ambos chicos.

Y cuando habló, obtuvo la atención de su mejor amigo, quien le sonríe con nerviosismo, como un hijo cuando su madre le regaña, dejándolo en su lugar.

–Invité a Akaashi al cine para pasar la tarde, ya sabes, no tengo más citas en el día y Kuroo puede encargarse a la perfección, déjame salir, anda– Juntando sus manos le rogó al menor, no quería echarse para atrás

—¿Por qué siempre me dejan el trabajo a mi?— Lloriquea Kuroo, ocultándose entre sus brazos, sobre la mesa en la cual trabaja haciendo sus diseños.

—Esta bien, pero de regreso, tú y yo vamos a hablar— Advirtiéndole dejó que ambos chicos fuesen al cine tranquilo

–¿Por qué? ¿Cuándo será el día que salga de cita y diga: "Bokuto puede hacerse cargo"? ¿Por qué siempre yo?– Se quejaba Kuroo.

—Nunca y ahora cállate, me das dolor de cabeza.

No fue hasta la noche que debían cerrar la tienda, que pudo observa a Bokuto y Akaashi regresar, despidiéndose pasos antes a ellos, con un beso en la mejilla, no es un simulacro, CON UN BESO EN LA MEJILLA, ¿DÓNDE QUEDABAN LAS COSTUMBRES DE LA CULTURA JAPONESA? ¡SE ACABABAN DE DAR UN BESO EN LA MEJILLA!

Observó a Kuroo de reojo y al parecer él también tenía ese debate interno, ninguno esperaba que Bokuto vaya tan rápido con Akaashi.

—¿Ya vamos a cerrar?— Cuando estuvo cerca de ellos, se podía notar sus mejillas sonrosadas.

—Estamos en la hora y ya no había nada más que hacer, así que vamos a cerrar por hoy— Responde Kuroo por ellos mientras que bajaba la cortina de metal que protegía la fachada y colocaba el candado.

—¿Qué les parece ir a un bar juntos?

Y ahí se encontraban, los tres sentados en la barra, cada uno con un trago diferente a su gusto. Kuroo a la izquierda, Bokuto al medio y Tsuki a la derecha.

—¿Tadashi no se preocupará si no llegas pronto a casa?— Fue Kuroo quien habló mientras daba un sorbo de su Vodka con naranja.

–Termina su turno en el hospital a las diez, ya le mandé un mensaje, así que me vendrá a buscar para irnos juntos a casa– Se encoge de hombros. –Pero el problema no soy yo, me gustaría saber, ¿Qué pasa entre Bokuto y Akaashi?

—Es un poco largo...— Muerde su labio mientras jugaba con el borde de su vaso.

—Anda, te escuchamos.









Entre flores y tatuajes -bokuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora