Mi Querido Capitán

El príncipe es una chica

Escuche el retumbar de los rayos afuera, estos se escuchaban irreales, me asome por la ventana para observar como la lluvia comenzaba a caer, [¿Qué estará haciendo? ] pensé melancólica al ver un relámpago descender y tape mis oídos esperando que el estruendo se escuchara pronto. estaba atrapada en este lugar, eso comenzaba a irritarme, cerré los ojos molesta.

Aventando todo baje las escaleras saliendo por la puerta trasera, sintiendo como la lluvia golpeaba mi rostro, temblando bajo la lluvia, realmente creía desesperadamente que alguien podría ayudarme.

el sonido de mis pisadas era el único que podía escuchar por aquellas calles sucias, dirigiéndome a la puerta que separaba la muralla de la otra sección, pensaba insistentemente que realmente quería salir de esta ciudad, quería ser libre ... no podía quedarme más tiempo en ella.

Entonces la idea se dibujó claramente, al observar el enorme hueco en la muralla ... me enlistaría en el ejército, no importaba en que escuadrón me enrolaran, mientras no fuese en la policía militar y tampoco en la estacionaria, Incluso aunque no estuviese en el escuadrón del General Ackerman estaría bien con solo alejarme de estos muros. de pronto me di cuenta que la muralla que me separaba del distrito sobrepasaba mi mirada y suspirando, con la lluvia golpeando inclemente mi cuerpo repasé nuevamente mis pensamientos, la lluvia parecía no querer irse nunca, parecía estar burlándose de mí, recordé pronto la conversación con mi padre esa tarde antes de salir.

"debemos tomar una decisión respecto a tu hermano" fueron las palabras de mi padre esa tarde, ¿era por eso que estaba tan molesta?, apreté los puños estrellándolos una y otra vez contra la muralla, mi hermano había despertado dos días después de llevarlo a casa, pero, la expresión de su rostro nos dejaba intranquilos, el brillo en sus ojos tampoco estaba más.

—¿Qué debería hacer? —Lance la pregunta a la única acompañante de mi aventura

Era cierto, mi hermano estaba imposibilitado para seguir luchando por la humanidad, tampoco podía hacer muchas cosas sin un brazo o una pierna, incluso esa voluntad inhumana de querer seguir había desaparecido, me senté bajo la lluvia a los pies de la muralla, sintiendo como el agua terminaba de empapar cada parte de mi cuerpo.

—¿Te encuentras bien? - deje de sollozar al escuchar aquella voz

levantando mi mirada entre aquella lluvia y rayos, la conocí, era una mujer realmente pequeña con una sonrisa encantadora, sus ojos Aqua Marina resaltaban con cada destello del cielo, la miré desconfiada

—Soy Krista ... Krista Lenz - repuso con su mano estirada esperando mi reacción

me negué a aceptar su mano, mientras mantenía mi mirada fija en ella, su tez era realmente clara y hermosa, casi parecía brillar con las gotas que la golpeaban, algo en su rostro hacía que desconfiase de su amabilidad, arroje su mano a un costado levantándome.

—Eso significa que tus pensamientos ahora son más claros ¿no es cierto? —Sonreía dejándola atrás, era una sensación extraña, casi como si envidiase el hecho de poder comportarse de forma amable como una mujer.

A mi regreso la lluvia fue reduciendo su intensidad, hasta que por fin ceso, entré a casa, mi padre había apagado las luces de la taberna ya, quedándome de pie incapaz de entrar, ¿Qué decisión podríamos tomar respecto a mi hermano? "él todavía es humano" recordé las palabras de petra, tenía razón mi hermano aún era humano, cualquier cosa que mi padre decidiese la obedecería, pero no estaba de acuerdo al menos que fuera una resolución decente.

—¿Dónde estabas Edelweiss? —La voz de mi padre se escuchó a los pies de la escalera, su mirada calma se clavó en mi paciente, esperando, me sorprendí al darme cuenta que la señorita Ral estaba a un lado de él.