Capitulo 3

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70 horas.

9:00 PM.

-¡¿DÓNDE ESTÁ? ¿QUÉ LE HICISTE? DIME! -Pascale sabía que enfrentar a Anthony de esa manera podría traerle consecuencias, pero estaba desesperada, completamente desesperada por no saber nada de su madre.

-Te he dicho 10 veces ya, que no sé donde esta la zorra de tu madre -habló calmadamente Anthony desde el sofá.

-¡ERES UN MALDITO MENTIROSO! -las lágrimas caían como cascada por las mejillas de Pascale-¡SI NO ME DICES AHORA MISMO ¿DÓNDE ESTÁ? TE JURO QUE LLAMARÉ A LA POLICÍA!

-Ay, ya niña, ya. No grites que haces que me duela la cabeza -se frotó la cien- voy a salir a buscar a la perra de tu madre y reza porque no la encuentre, porque te aseguro que pagará las consecuencias.

Anthony salió de la casa y Pascale, volvió a entrar a su cuarto, cerró la puerta y se apoyó de esta hasta deslizarse al piso, tomó su teléfono otra vez y volvió a marcar el número de su madre, pero este la envío directamente al buzón de mensajes.

Esto no me puede estar pasando, esto no me puede estar pasando.

-Piensa Pascale, piensa.

Pascale trataba de ordenar su mente, estaba demasiado nerviosa. Anthony pudo haberle echo algo o alguno de sus amigos matones.

-Martín...

El nombre de el recepcionista de la oficina de su mamá, él seguro debe saber a qué hora salió o si todavía está allá. Rebuscó en su gaveta buscando la libreta con todos los nombres que su mamá una vez le hizo anotar de la empresa, después de encontrar buscó el número de Martín y marcó.

1, 2, 3...

-Aló, buenas noches señorita Pascale ¿Puedo ayudarla en algo? -habló amablemente Martín.

¿Cómo tenía su número? Pascale trató de serenarse antes de hablar.

-Martín, hola. Buenas noches, disculpa la hora, pero quería saber algo.

-No hay problema señorita, pregunte lo que quiera.

-¿Podría decirme a qué hora salió mi mamá? Es que no ha llegado a casa.

Pascale apretó el teléfono en su mano, rezando para que Martín le dijera que se había quedado en su oficina, que el papeleo se había acumulado, que debe estar saliendo apenas de la oficina, estaba rezando con todas sus fuerzas.

- La sra Sofía salió a las 7:00 pm señorita Pascale. Lamento mucho no saber dónde está su madre, tal vez hay mucho tráfico.

Pascale tuvo que presionar fuertemente sus labios para no dejar salir el sollozo que subió por su garganta, si seguía aprentando el teléfono de la manera en que lo hacía iba a romperlo, respiro profundo antes de responderle a Martín.

-Gracias Martín, buenas noches.

Colgó.

No dejó que Martín le respondiera, no quería que le hiciera preguntas.

• • •

-Marcos por favor, déjame ir. Podemos... podemos llegar a un acuerdo -suplicaba Sofía.

Estaba temblando, tenía frío, tenía sed, tenía miedo, pero nada de eso se comparaba con la enorme angustia que sentía por Pascale.

Dios mío Pascale, perdóname por todo esto.

-Me gustan los acuerdos, siempre he sido un hombre condescendiente -se dirige hasta estar al frente de ella- Dime querida ¿Qué tienes en mente?

Sofia respiro profundamente y lo miro a los ojos.

-Tengo una hija Marcos, una hija. Ella es mi vida y yo soy la suya, no puedes separarme de ella así.

-¡Ya se que tienes una hija! -dijo en un tono sarcástico.- No voy a soltarte, si es lo que quieres saber, nos vamos dentro de dos días. No quiero seguir escuchando tus estúpidos quejidos.

-¡Marcos! Ella está con Anthony, él puede lastimarla, como lo hace conmigo. Ella no merece eso Marcos, ella no.

-Bueno, es la consecuencia de tus actos. Tuviste suficiente tiempo para dejarlo y no lo hiciste, así que tu hija tiene que pagar ahora las consecuencias de tus actos.

-Déjame hablar con ella, por favor, te lo suplico. Necesito hablar con ella Marcos.

Marcos bufó y se perdió por un pasillo, volvió 15 minutos más tarde con dos bolsas de comida. Buscó una mesa, la colocó frente a Sofía y él después colocó una silla al lado izquierdo de la mesa.

-Solo te dejaré hablar con tu hija, si te comportas en nuestra cita. Todo depende de ti.

-Tengo las manos atadas.

-No importa, yo te daré la comida -Marcos sonrió cínicamente- voy a cuidarte, como debió ser desde un principio.

-Marcos, enserio esto creo que es mucho, te lo juro que no le diré a nadie si me dejas ir.

-Y ya yo te dije a ti que no te dejaré ir, tú lo que quieres es volver para que ese hombre te siga maltratando.

-¡Tú no entiendes Marcos! ¿Acaso crees que yo pedí esto?
¿Crees que me gusta?

-¿Entonces por qué sigues con él? -cuestionó Marcos- Déjalo.

Sofia río amargamente.

-Ojalá fuera así de fácil -bajo la cabeza- Tengo miedo ¿Si? Tengo miedo de lo que él pueda hacerme, tengo miedo de pedir ayuda, de aceptar que me equivoqué como todos me lo dijeron -las lágrimas empezaron a salir-. No sé realmente como salir de esto y arrastre a mi hija a este sufrimiento inconscientemente también -Sofía miro a Marcos- ¿Y sabes qué es lo pero de todo esto Marcus? Qué lo amo, aunque ya no sé si es amor o es una rara definición de miedo.

-Eso es realmente patético -le confesó Marcos.

-Lo sé.

Marcos suspiro.

-Vamos a comer, después podemos arreglar lo de tu hija.

• • •
Nuevo capítulo.

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Nos leemos pronto.

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