"Ophelia-1"

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Volkacio en un universo omegaverse donde hay monarquía.
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Comúnmente se podía ver a esa hora del día a dos pequeños sentados en las piedras al lado de un río, más de 11 años no tenía ninguno.

Distintas flores con hermosos colores y formas eran envueltas con un lazo color blanco, una vez ya amarradas de manera firme pero lo suficientemente delicada para que no se rompan las puso frente al pequeño moreno.

Horacio, al ver eso dejó de lado la corona que estaba haciendo y alzó la mirada, frente a él estaba su amigo, un chico de un reino cercano al suyo, tez pálida, ojos azules como el cielo, cabellos hasta la altura de sus orejas color gris, adornado con una pequeña corona igual a la que ahora estaba sobre sus piernas. Confundido le miró, a lo que el otro le sonrió, mostrando las flores que habían, comenzando por los lirios que se amontonaban con el resto de las flores.

—Este es un lirio, usualmente se utiliza para simbolizar el poder y honor, pero también como pureza en cuerpo y alma, y eso es lo que tú eres, alguien honorable, poderoso y puro.

Horacio apuntó la flor amarilla que había al lado de estas.

—Este es un tulipán amarillo, significa amistad y alegría. —Sonriente apunta la última flor, alegre de que al menor le interese saber del tema.— Y por último la magnolia rosa, significa inocencia, y eso es porque tu eres muy inocente.

—Yo no soy inocente. —Respondió con un puchero, inflando levemente las mejillas, provocando que se notará más sus mofletes regordete y sonrojados.

—Claro que eres inocente, somos inocentes, somos niños. —Las flores amarradas en círculo se cayeron del el cabello casi blanco del más alto.

El menor arrugó su pequeña nariz en respuesta, tomó la corona y se la puso al contrario, aceptó el ramo de flores que le ofrecía el contrario aún con el ceño levemente fruncido.

—Horacio, eres el mejor amigo que he tenido.

El nombrado sonríe, orgulloso de ello. —Tú también eres el mejor amigo que he tenido, Viktor. —Le da un pequeño beso en las mejillas, haciendo que la tez pálida del contrario se tiña de un rosa suave, dándole un aspecto tierno a este.

La luz del ocaso pegaba en el rostro de ambos pequeños, quienes ahora jugaban con un pequeño zorro que se había acercado a robarles la comida, corrían con su comida en mano, siendo seguidos por los dos zorritos, uno café con tonos rojizos y el otro un gris casi albino, 

—Viktor, nos vamos.—Dijo un alfa quien se acercaba hacia ellos, cabello blanco que podía ser tanto naturalmente como por la edad, tenía el ceño fruncido y una mueca que demostraba enfado, los dos pequeños se miraron entre sí y luego al mayor.

—¿Pasa algo, padre? Aún es temprano. —Murmuró con un puchero el peliblanco menor.

—Cuando lleguemos a casa te explico, andando.

Viktor iba a reclamar, sin embargo simplemente asintió y se despidió de su amigo, le dió un pequeño beso en la mejilla prometiéndole que volvería al día siguiente, para luego ir donde su padre.

Una vez arriba del carruaje comenzaron a andar de vuelta a su castillo, por la ventana veía como se alejaba aquel prado de flores, con ese frondoso bosque tras este y el arroyo que separaban a los árboles con las flores. Por más hermosa que le pareciera la vista no había nada más hermoso que aquel pequeño en medio de las flores, que se despedía con un movimiento de mano, mientras que en la otra sostenía el ramo; Aquel tono canela contrastaba hermosamente con su blanca ropa, que tenía detalles dorados, siendo iluminado por la luz del sol le parecía incluso angelical.

Pequeñas mariposas ˗ˏˋVolkacio'ˎ˗ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora