𝟏𝟎/ «𝑲𝒊𝒎 𝑴𝒊𝒏𝒋𝒆𝒐𝒏𝒈, 𝒅𝒆𝒔𝒂𝒑𝒂𝒓𝒆𝒄𝒊𝒅𝒂»

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Al salir del baño, vestida con una remera gris oscura y unos pantalones negros bastante holgados, con los hombros algo mojados por lo húmedo de sus cabellos, Winter fue hacia la cocina, viendo que Karina no estaba en el dormitorio.

-¿Unnie? --preguntó, viendo a la peli azul, de espaldas a ella, sosteniéndose con fuerza de la encimera de la cocina--

-No tomaste los supresores --dijo--

Winter no contestó, no sabía qué le estaba pasando a Karina.

Kariba giró un poco el rostro para mirarla de reojo.

-Minjeong, ¿Sabes que acabas de entrar en celo?

Winter se sorprendió un poco, se le había olvidado completamente el tema de su celo, al punto de ignorar el por ahora leve dolor en la parte baja de su abdomen, había estado muy ocupada sintiendose mal emocionalmente como para pensar en eso.

-Tu olor me está volviendo loca, Minjeong, vé a tomartelos --se notaba que Karina estaba apretado sus dientes--

Winter reaccionó y fue hasta el cuarto, donde, sobre el escritorio, descansaba la cajita con los supresores.

Decidió no volver a la cocina por agua, y en cambio fue al baño, haciendo un cuenco con la manos para tragar la pastilla.

Luego, con precaución, se asomó de nuevo en la cocina, entra vez, para ver a Karina preparar algo de comida.

Karina sintió el olor de Winter de nuevo, volteando a verla.

-Ya los tomé --dijo la Omega, antes de que la mayor lo preguntara--

-Supongo que tardará un rato en hacer efecto --dijo Karina, con un suspiro--. Siéntate, que aún debes comer.

Karina le sirvió una generosa ración de arroz, y Winter sabía que no la dejaría irse hasta terminarlo todo.

Un poco alejado, Karina intentaba distraerse del olor de la Omega.

Antes, en el baño, cuando Winter había salido de bañera, Karina había visto demasiado bien su cuerpo, sumado a que su aroma dulce, de manzanas y caramelo, se había hecho más fuerte, aunque quizás era maximizando por el hecho de que el olor a tristeza de antes se había ido, dejando el dulzón.

Pero Karina no podía olvidar de unas ganas enormes que tuvo de besar a la Omega, y algo más.

Se preguntó si quizás, cuando decidió hacerle caso a su loba, se había dejado llevar bastante, doblegandose al punto de hasta llegar a bañar a la menor, todo porque en su pecho, sentía la necesidad de mirarla, y cuidarla como no lo había hecho antes.

Y ahora, a pesar que estaba un poco más calmada, y que el olor de Winter también, sentía la necesidad de salir corriendo de aquel lugar.

Pero no podía hacerle eso a Winter ya bastante la había afectado al irse la noche anterior.

Recordando cómo había paseado toda la noche soportando el frío de principio de invierno hasta llegar a una estación de servicio, que abría las veinticuatro horas, dónde tomó café hasta terminar de liquidar toda chance de dormirse; pero no tenía ganas de hacerlo de nuevo.

Cuando Winter terminó su comida, se volteó un poco para verla, Karina sólo tomó el plato, diciéndole que vaya a la cama y que él iría luego de lavar.

Dicho y hecho, Karina entró al dormitorio para encontrar que Winter había acomodado las sábanas, haciendo la cama de forma prolija, para luego abrir las sábanas, aunque no se metió en estas.

𝗗𝗲𝗹𝘁𝗮 | 𝘄𝗶𝗻𝗿𝗶𝗻𝗮 𝗴!𝗽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora