TAINTED (Primer Spin-off): One Night Lover (+18)

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Por el reflejo del espejo aprecio que Bakugō avanza directamente hacia mí cuando atraviesa la sala. Diría que camina un poco más lento cuando se aproxima... incluso con cierta cautela como un depredador acechándome para —imagino— no sobresaltarme en cuanto se sitúa justo detrás, permitiéndome sentir el calor de su anatomía irradiando en mi espalda. Su andar seguro y confiado no concluye con ese acercamiento tan evidente, dado que aposta las palmas de sus manos en el borde acolchado de la barra y me enjaula entre sus brazos, eliminando cualquier intento de escape por mi parte.

Muy tonta sería de huir de semejante hombre...

Contemplo cada uno de sus meticulosos movimientos a través del espejo, aprovechando que su mirada asciende por mi columna vertebral del mismo modo que un estremecimiento la atraviesa como si él pudiera manipular mis nervios con el fulgor rojizo de sus iris. Sus manos grandes y fuertes se crispan contra la encimera y mi cuerpo se tensa ante el vaivén acalorado que me recorre de la expectación. Ni siquiera me está tocando y ya siento que me caliento por dentro con solo su imponente presencia. Sin embargo, espero —con disimulada impaciencia— a que nuestros ojos se encuentren antes de que el barman interrumpa esta tensión que está renaciendo nuevamente entre el teniente y yo, comparándose al chisporroteo de una llama a punto de prenderse. Aunque... estoy convencida de que el choque entre dos pedernales no crearía un fuego tan vivo que arrasaría con todo a su alrededor como lo haríamos nosotros.

El infierno carmesí se desata en mi abdomen cuando Bakugō alza la vista y mira hacia frente desde su altura, con una expresión seria, pero muy sexy, para atrapar mi completa observación sobre él. Se inclina sobre mí y su respiración golpea la oreja que, desprotegida por mi cabello, ahora está indefensa para que su voz ronca y profunda funda mi oído y erice cada poro de mi piel:

—¿Cuánto más piensas seguir bebiendo?

Las entrañas se me estrujan ante su murmullo enronquecido y bajo, pero no es hasta que siento el empuje de su entrepierna contra mi trasero cuando una explosiva oleada de calor que expande por mi interior. La hebilla rectangular de su cinturón se clava en la unión entre mis nalgas, ya que presiona suficiente fuerte las caderas contra mí para que sea muy consciente de la dureza metálica de su cinturón... y no de otra cosa que esperaba percibir. El pulso se me descontrola un poco cuando Bakugō cambia el peso de su cuerpo de un pie a otro, rozándose de nuevo contra mi retaguardia sin que nadie más que yo sea consciente de lo que está haciendo para provocarme.

Discretamente trago saliva, no queriendo que mis rodillas cedan tan pronto, y compito al mismo nivel que él... siguiendo su peligroso juego al erguir la espalda y presionarme contra su torso para responderle al oído.

—Bueno, tengo sed y ya pedí el último trago —le informo y veo que él continúa observándome a través del espejo, como si no le afectara que mis labios estén a milímetros del lóbulo de su oreja.

Joder... estoy tan tentada de darle un mordisquito...

—Bien —exhala y sin que yo me percate despega su mano izquierda del borde de la barra hasta que se aferra a mi cadera, dándome un firme apretón con sus dedos que ocasiona otro vuelco en mi abdomen—. Yo me encargo de llevarles las bebidas a esos idiotas.

Su toque sugerente se desplaza a mi cintura, pero no hace más que jugar con los pliegues de mi blusa... como si tirara de la prenda hacia arriba, arrugándola y frunciéndola, para deslizar las puntas de sus dedos por encima de la cinturilla de mis vaqueros... rozando mi piel hormigueante con sus yemas callosas.

Ey, ese movimiento debería ser ilegal.

—Oh, ahora que mencionas a tus amigos... —eludo conforme llevo mi diestra hacia atrás y la introduzco en el bolsillo trasero de mi pantalón, forzando a que mis nudillos se paseen por la entrepierna del teniente.