Verde.
A excepción del cielo, el cual se encontraba de un gris oscuro... todo lo que sus ojos podían ver se encontraba envuelto en aquel color.
A Gabrielle no le agradaba mucho la idea de vivir en un pueblo extremadamente pequeño, si bien es cierto que disfrutaba de la naturaleza y de aquel clima frío y húmedo, la idea de tener que viajar por lo menos una hora para llegar a una ciudad mas grande que le proporcionara la diversión y comodidad a la que estaba acostumbrada... No era exactamente su idea de agradable.
Pero en cierto modo... agradecía el hecho de poder convivir con su familia materna. Bella y ella siempre habían sido muy unidas a pesar de la gran diferencia de personalidades. Físicamente compartían pequeños rasgos por parte de su madre, como la piel pálida y la complexión delgada. Aunque a ella le llenaba de orgullo la figura estilizada que había obtenido gracias a los diferentes deportes que practicaba. No era que le gustaran tanto los deportes, más bien era su competitividad lo que la impulsaba a intentar ganar partidos.
De ahí en fuera, su cabello dorado levemente ondulado y sus ojos grises llenos de un brillo de diversión, que cautivaban a aquellos que obtenían su atención, dejaban entrever a una chica con un gran carácter capaz de conquistar el mundo.
En muchos sentidos, Bella era como su hermana, y siempre se habían complementado bastante bien, ella tenía una gran facilidad para poder desenvolverse, sobretodo en la alta sociedad italiana y aunque no lo admitiera, disfrutaba de la atención que obtenía, mientras que Bella era extremadamente reservada, por lo que muchas veces se veía en la necesidad de sacar de su burbuja a su prima.
Asistieron al mismo colegio y solían pasar juntas los veranos en Phoenix, cuando su padre se iba a Italia por viajes de negocios.
Su madre y su tía Rene solían juntarse todas las tardes para la comida, eran esos recuerdos los que le traían grandes sonrisas, al menos hasta que ella cumplió los 6 años.
Su madre había fallecido debido al cáncer y ni toda la fortuna que su familia tenía pudo salvarla de su fatal destino. Su padre Dominico Valdorinni, un exitoso empresario italiano y uno de los tres herederos de Valdorinni Enterprises, conoció a su madre en un viaje de negocios a Estados Unidos y fue una de las razones por las cuales decidió mudarse y establecerse en el país.
El éxito empresarial se debía básicamente a las grandes habilidades de "persuasión" que su familia poseía. Al parecer era algo hereditario, ya que al igual que su padre, su abuelo y varios antepasados más, Gabrielle tenia el "don" de compulsión mental.
Y fue consciente de ello al cumplir los 5 años al hacer que uno de sus mayordomos, quien se negaba a darle helado después de cenar, se viera obligado a llevarla a la cocina y servirle una gran porción, además de darle unos cuantos dulces que su mamá le tenía prohibidos.
Con los años fue perfeccionando su técnica, y ahora podía decir, que bastaba con hacer contacto visual directo y concentrarse por unos pocos segundos para poder ejercer su voluntad sobre las demás personas. A pesar de todo, no solía usar su don muy seguido, pues en cierta manera también había aprendido a leer a las personas y muchas veces era suficiente una sonrisa o una mirada bien dirigida.
A partir de la muerte de su madre, tanto su padre como su abuelo paterno se hicieron cargo de su educación. A su corta edad tuvo adaptarse a una vida completamente diferente a la cual estaba acostumbrada y, sin saber muy bien como, tuvo que llevar las riendas de su vida.
Cada periodo vacacional (y durante cuatro años en su adolescencia) junto a su padre, pasaba las vacaciones en Milán, donde vivía la Familia Valdorinni, su abuelo se había encargado de hacerla a su imagen y semejanza, así como sus tíos se habían encargado de inculcar a sus primos con las mismas ideologías.
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STORGÉ ||Carlisle Cullen||
FanfictionElla siempre había puesto sus intereses por encima de todo. Él había dedicado su eterna existencia a ayudar a otros. ¿Que pasa cuando se abrazan el amor y la muerte? ¿Se muere el amor o se enamora la muerte? Tal vez la muerte moriría enamorada y el...