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Estaba intentando respirar profundo, mirando la luz del ventanal a sus espaldas siendo reflejada por las cortinas hacia la pared que tenía enfrente perteneciente a la enfermería de la escuela, necesitaba de su mayor fuerza de voluntad para retener la rabia que quería brotar de su interior para explotar justo en la cara de Na Jaemin, cada vez que recordaba el suceso que había pasado hace unos momentos atrás donde su mano había sido la perjudicada sentía intensas ganas de gritarle.
De repente inesperadamente tuvo que morder su mejilla interior derecha con fuerza al sentir el dolor hacerse más fuerte sobre la herida debido al vendaje que el enfermo Jung Jaehyun le estaba colocando en el lugar con el que había golpeado el balde, una vez el hombre terminó y se alejó pudo ver con claridad el cómo su mano dominante estaba casi por completo inmovilizada, solo siendo capaz de mover dos de sus dedos.
—Es una fractura en un par de huesos de tu mano, se le conoce como fractura del boxeador ¿no habrás golpeado a alguien excusándote con que fue un balde no? —el joven enfermero bromeó mientras movía unos papeles de su escritorio y sacaba a relucir unos peculiares hoyuelos.
—De hecho no pero no sabe cuantas ganas de hacerlo tengo, ahora más que nunca —Sunmin contestó entre dientes y la risa de Jung resonó en el lugar ante esto.
—Esperemos que eso no suceda y no tenga que verte antes de que pase los dos meses del tratamiento para ponerle el mismo vendaje en tu mano derecha, ya estoy harto de verte Kang—apuntó debido a las tan concurridas visitas de la chica a la enfermería debido a su mala suerte y descuido a la hora de hacer cualquier actividad, ya eran incluso hasta cercanos debido a ello.
—Ni que fuera mi culpa Jaehyun, espera...—la chica paró de hablar al volver a repasar las palabras anteriormente dichas por el mayor y cuando se dió cuenta sus ojos se abrieron como platos.—¿¡Dos meses!?
—Eso es lo que dura y más vale que lo sigas al pie de la letra puesto que esta clase de fractura puede causar complicaciones si no son tratadas correctamente—el chico advirtió con un rostro y tono amable.—Tengo que ir a dejar estos papeles y tramitar unas cosas más antes de que puedas irte, por mientras espera aquí.
Y con esas últimas palabras el enfermero salió del lugar dejando a la chica mirando con detalle su mano respirando hondo con una mezcla de enojo y dolor viajando por su organismo. Sabía que no debería haber confiado en el ya que nunca podía estar planeando nada bueno, debió suponerlo con antelación.
Mientras pensaba escuchó nuevamente la puerta lo que hizo que levantara su cabeza hacia allí encontrándose con lo que menos deseaba, el rostro afligido de Na Jaemin asomándose mientras levantaba una toalla con su derecha.
—Vete —no desistió en espetarle en cuando visualizó que el contrario quería decir algo.
—Sunmin, vamos sabes que no fue a propósito.
—No.
—Déjame explic-
—Si no quieres que te patee el rostro más te vale que atravieses esa puerta y te alejes de la sala de enfermería cuantos kilómetros puedas.
—Juro que no fue intencional—Na intentó otra vez y tal vez fue por el reconocimiento de ese movimiento que hacía el rubio de morder sus labios cuando se sentía culpable de algo que Kang lo dejó seguir.—Era solo una broma como todas las demás, no teníamos idea que eso sucedería.
—Pero pasó—cortamente soltó.
—Si lo sé, solo no planeábamos que alguien pasara por allí en ese momento, se supone que todos estaban almorzando, la idea era que el cubo estuviese bien sostenido y que cuando ustedes, los del salón A, pasasen por debajo les caería un poco de agua helada pero en ese momento el cubo no tenía ningún sostén y a mi se me resbaló de las mano cuando abriste la puerta, todo pasó muy rápido—explicó lo mas rápido posible y la chica miró al suelo creando un silencio incómodo.
Pero claramente eso no iba a quedar así...
—Pero hey quien te manda a ir a clases en pleno receso ¿verdad? No es completamente mi culpa si lo vemos así, no había previsto que eras todo un cerebrito y no puedes dejar el aula por cinco minutos.
Sunmin pudo sentir como su rostro se tornaba rojo de la furia. Estaba bromeando ¿verdad? ¿Le rompía la mano y ahora venía a burlarse en su cara?
Hizo el amago de levantar su puño para golpearle pero al ver la venda en su otra mano rápidamente la bajo.—Eres incansable Na Jaemin, realmente no te soporto y te partiría la cara si no fuera por tu y tus secuaces de bobos que no saben ni siquiera poner un cubo bien, mejor vete por donde viniste que esta cerebrito está cansada de lidiar con idiotas como tu—termino de decir con veneno marcado en cada palabra.
El silencio abarcó la habitación, tal parece quee había logrado lo inimaginable; hacer que Na Jaemin cerrara el pico por más de diez segundos. Estaba orgullosa.
Observó su mano, el dolor punzante persistía y no tenía idea cómo lograría sobrevivir sin su mano por dos meses, sería una tortura.
Un movimiento la sacó de sus pensamientos, Jaemin se acercaba a ella lentamente como si temiera asustarla, frunció su ceño en señal de confusión y el chico alzó su mano con la toalla en esta y con la otra libre señaló su pelo el cual seguía mojado por la sustancia del cubo. Sunmin rápidamente entendió y extendió su mano no dañada hacia el pero fue ignorada y en cambio Na depósito el trozo de tela sobre su cabeza, envolviendo lentamente sus mechones en movimiento circulares. Le estaba secando el cabello.
Sunmin no pudo evitar sonrojarse ante la realización de lo que estaba haciendo y sin querer cerró sus ojos por mili segundos por la satisfacción de sus movimientos sobre su cabeza, era muy cuidadoso pero se sentía extraña ante este trato.
—Puedo hacerlo yo —soltó sin cuidado pero Jaemin hizo oídos sordos y prosiguió con sus acciones hasta asegurarse que su cabellera estuviese completamente seca y limpia.
Cuando Sunmin vio como se alejaba y dejó de tener el torso del chico acaparando su vista debido a la anterior cercanía sintió que podía respirar nuevamente ¿que fue lo que acaba de pasar? Era lo que pensaba sin entenderlo hasta que con los ojos abiertos en círculos notó que Jaemin se estaba sacando su chaqueta.
—¿Que diablos haces?
—Estas mojada Sunmin, vas a enfermarte y no solo me culparán por una mano quebrada sino que también por un resfrío— soltó acercándose a ella -demasiado para el gusto de la pequeña-y poniéndole su chaqueta sobre sus hombros, ambos se miraron por unos cortos segundos y Sunmin tuvo que obligarse a respirar profundo y no sabía esta vez si era rabia la emoción que la acaparaba.