Capítulo 16

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Jungkook salió de su casa rumbo a la cafeteria donde se suponía que llegaba la madrastra de Jimin. Con una sonrisa en sus labios se subió a su motocicleta y arrancó para perderse a toda velocidad entre las calles de busan.

Con solo una cosa en mente.

Tendría a Irene a sus pies.

Cuando divisó el local aparcó su moto en el pequeño estacionamiento que pertenecía a este y no dudó ni un segundo en entrar, ya conocía la cafetería, en ocasiones pasadas ya había estado ahí, el olor a cafe y el dulce de los postres llenó sus fosas nasales, se tomó un momento para disfrutar de ese tan conocido olor. Aquí solía venir con Jimin cuando salían de clases. Mientras que el rubio se sentaba a un lado del gran ventanal a leer uno de sus libros favoritos, él solamente se encargaba de acompañarlo para pasarse la tarde observando su rostro y pensando en lo lindo que se veía concentrado.

Pero eso fue hace años.

Rápidamente la imagen de su tierno amigo fue remplazado por la de una sexy mujer con curvas y mirada sensual. Buscó con la mirada a la dueña de sus recientes sueños húmedos.

Observó hasta en las mesas que yacían en las esquinas pasando desapercibidas a simple vista, pero ella no estaba en ninguna. Tal vez Yoongi se confundió de lugar o le dió la dirección incorrecta a propósito.

Un sentimiento de decepción creció, e inconscientemente su ceño se frunció ante el pensamiento.

Salió de sus pensamientos notando hasta ese momento que seguía parado en medio de la cafetería, tapando la entrada. Se dirigió a unas de las mesas para sentarse por lo menos a beber un cafe, ya estaba ahí y aprovecharía que se equivocó de lugar.

Fué atendido al instante por la mesera quien no se fue de la mesa de Jungkook sin recibir un coqueteo o insinuación por parte de él, insinuaciones que habían sido correspondidas.

Después de un rato sonó la campanita del local haciendo que el pelinegro levantara su vista de su delicioso café. Dando con la imagen de Irene. Y ahí estaba ella, con su aura extremadamente hermosa, con un vestido largo, azul cielo, que llegaba a no más de sus tobillos, la tela se veía suave, su cabello largo suelto, cayendo por sus hombros, mientras que su rostro era pintado por colores pasteles y en sus labios adornaba un delicado color rosado.

Era perfecta, y Jungkook se vió tentado a acercarse a ella. Pero en ese instante llegó el temor de ser rechazado, ¿y si no correspondía a nada de él?

Pero él era un jodido casanova, no descansaría hasta ser aceptado, así eso conlleve a acosarla. Él no seguía las reglas, y un compromiso no sería razón suficiente para detener todo lo que pensaba hacer con ella.

El bien justifica los medios.

Se levantó de la silla y se acomodó la chaqueta de cuero que llevaba, se giró hacía la gran ventana que estaba a lado de él para darse un pequeño chequeo a su imagen en el reflejo de esta. Se encaminó hacía la mesa donde irene se había sentado haciendo su largo cabello hacia atrás sensualmente.

Un habito de él que usaba al momento de coquetear.

Y antes de si quiera llegar hasta ella, Irene levantó su mirada encontrándose con un alto pelinegro que se dirigía hacia ella con una sonrisa ladina.

-Preciosa. -Habló Jungkook aun sin quitar la sonrisa de sus labios.

-¿Te conozco?

Jungkook no tardo en reír por lo bajo ante la respuesta.

-No, pero podríamos conocernos, si tu gustas bonita. -Le guiñó el ojo colocando sus dos brazos a los costados del borde de la mesa sosteniéndose de ella. Le dió una mirada juguetona por detrás de su largo cabello que caía por sobre su frente 

Las intenciones de Jungkook eran demasiado claras, desde el momento en el que uso un apodo coqueto con ella, se notaba a kilómetros lo que buscaba, y ella estaba muy interesada en escuchar de su propia boca afirmandolo. Irene sabia quien era Jungkook.  ¿Quien no recordaría al caliente pelinegro que impidió su boda gritando que el es mejor en la cama? Claro que lo recordaba.

-¿Así? ¿De que manera?. -Preguntó Irene mirando con diversión al contrario mientras cruzaba sus bonitas y delicadas piernas.

-¿Quieres que te lo diga, o quieres que te lo demuestre?. Murmuro con voz ronca, aun sin romper el contacto visual, tocó sutilmente las manos de la muejer que estaban sobre la mesa.

-¿Sexo? Eso es lo que quieres, ¿Cierto?. Mordió su labio inferior acercando lentamente a Jungkook por la barbilla para poder verlo mas de cerca.

Jungkook tragó duro ante el repentino cambio de papeles. Ahora el cazador estaba siendo cazado. Y sería una jodida mentira decir que eso no le calentaba en demasía.

-S-si. Eso es lo que quiero. -Sonrió alejandose un poco del rotro de Irene.

-Uhm, nunca había visto un caso donde un chico se quiere meter con la madrastra de su mejor amigo. -Respondió pensativa abultando sus labios.

Jungkook ante la confesión solo mantuvo su expresion neutra, tarde o temprano ella sabría que él es amigo de su ahora hijastro. Por lo que no se inmutó cuando lo mencionó, aunque no está de más aceptar que si lo tomó por sorpresa.

-Entonces...-Volvió hablar. -¿Le gustaría?. Jungkook seguía con esa mirada coqueta, y al parecer el saber que ella estaba casada no detenía ninguno de sus actos. 

Irene por unos segundos se vió pensativa ante la propuesta del apuesto pelinegro que tenía frente a ella.

Pero estaba casada, ¿Como podría hacer eso? ¿Serle infiel a alguien con quien hace unos cuantos días se acaba de casar?

La respuesta era clara.

-Si.

¿Porque no?

Jungkook sonrió levantando su puño en señal de victoria haciendola reír.
Al parecer todo resultó mas fácil de lo que pensaba. No hizo mucho esfuerzo para que su plan funcionara.

Su vista se volvió a posar en la bella mujer que tenia enfrente cuando habló.

-Los dos sabemos que nadie se tiene que enterar de esto ¿Ok?. -Jungkook asintió embobado. -No podemos vernos para acordar algo, pero si te puedo dar mi  numero.

Irene se volteó hacía la silla que tenía a lado sacando un papelito de su bolso para entregarselo a Jungkook.

Este, al tener en sus manos ese pequeño pero muy significativo papelito con unos numeros, se regocijó por todas las intenciones que tenía detrás de ella. Lo observó con orgullo y emoción.

-No te arrepentirás muñeca. Eso te lo aseguró. -Afirmó seguro de sus palabras, le lanzó un beso mientras le guiñaba el ojo, para después salir del local con una sensación en su pecho. Y tambien en su entrepierna.

El juego de Jungkook recién empezaba.

Y vaya que disfrutaría jugarlo.





























































Je.

Electric Boy -au km 益Donde viven las historias. Descúbrelo ahora