Jacob

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Terminé de trabajar y me fui a mi departamento, no sé porqué pero tenía una sonrisa en la cara, me sentía feliz, aunque no era claro para mi la razón

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Terminé de trabajar y me fui a mi departamento, no sé porqué pero tenía una sonrisa en la cara, me sentía feliz, aunque no era claro para mi la razón.

Aquella mujer me generaba mucha curiosidad, aunque no sabía como acercarme a ella, pues también me hacía sentir extraño, me cohibía y eso era indudablemente algo fuera de lugar conmigo.

No quiero ser soberbio, pero siempre se me dio muy fácil ligar con las mujeres, pero ella... se siente muy ajena de momentos. Aún a pesar de aquella noche...

Me subí al coche y lo encendí.

-Bueno, al menos hoy lo hice bien- Pensé para mis adentros. Tomé el celular para revisar la hora.

-Pero que estúpido, ni siquiera le pedí su número de teléfono...- De repente me sentí muy avergonzado. Almorcé con ella, hablamos, nos reímos y ¿ni siquiera fui capaz de pedirle su número? ¿En serio?. - Dije para mis adentros mientras me tapaba la cara.

-¿En que estaba pensando?- Apenas sentí como toda la sangre se me subió a la cara, lo cual era extraño, nunca me pasaba, pero en este momento realmente me sentía un completo idiota.

-Es una pena que no la vuelva a ver- Dije -Honestamente ¡espero no volverla a ver! fue muy estúpido lo que hice, me sentiría muy avergonzado -

Llegué a casa, preparé mi cena y leí varios documentos de proyectos pendientes que tenía para el trabajo. Mas tarde llegó mi hermana Michelle.

-Hola Jake, que tal tu trabajo- Me dijo mientras acomodaba sus cosas todas en la mesa del comedor. No sé que le pasa a las mujeres, pero siempre tienen que cargar tantas cosas, ni siquiera un bolso basta para la cantidad de cosas que tienen que llevar siempre con ellas.

-Igual de aburrido que siempre, ya sabes... - Le contesté, donde le diga la pendejada que hice, me haría bullying de por vida. La conozco.

-Lo aburrido no es tu trabajo, eres tú- Me dijo carcajeando, la miré con una ceja levantada, no le contesté. Tal vez tenía razón. Hacía rato había perdido el gusto por la vida, pero bueno al menos no por las mujeres.

Me quede viendo televisión hasta que me cogió el sueño y finalmente me dormí.

La alarma sonó, eran las 9 de la mañana, me levanto para ducharme, desayunar e ir al trabajo. Tenía bastantes pendientes que cerrar, así que solo pedí un café cualquiera yendo a la oficina y eso fue todo.

Entro a la oficina y noto que esta Rachel esperándome. Lleva un vestido rojo corto bastante ceñido al cuerpo, no deja nada a la imaginación y por supuesto su espesa cabellera rubia brillante. Se me acerca con mirada seductora y me dice:

-Hola Jake ¿Qué tal tu día?

-Bien, ¿Qué hay del tuyo?

-No tan bien como el tuyo... ayer te me perdiste a la hora del almuerzo

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