Hacían ya cuatro años que había entrado en este internado pero aun así el recuerdo de la muerte de mis padres me perseguía. Y el hecho de no tener a nadie de apoyo no me ayudaba.
Al salir de clase de matemáticas, fui al baño a despejarme un poco. Me lavé la cara y me miré al espejo preguntándome que sentido tenía mi vida. Las lágrimas cayeron al lavabo con un ruido seco.
-¡Victoria O'Brien! Precisamente te estaba buscando.
Al girarme para ver quien había hablado vi a una chica de más o menos mi edad. Era bastante guapa, alta y con buena figura. Tenía el pelo negro pero más oscuro que el mío y los ojos de un extraño color azul-violeta. Tenía una mirada extraña llena de maldad y arrogancia. Sentí una sensación extraña, una especie de odio hacia ella sin antes haberla visto nunca antes. Sentí un leve calor inundar mi garganta, quería gritar ¿Por qué quería gritar?
- Por fin te conozco,aunque ya hayan pasado años desde que entraste.- Sonrió, burlonamente. -¿Qué quieres?- dijé, alarmada. -Nada en particular, solo decirte que eres patética al intentar dar pena a los demás. Pobrecita, lloriqueando por las esquinas porque sus papás le dejaron. - ¿Cómo te atreves a decir eso? - Mi mano se cerró en un puño y apreté los dientes. Yo nunca he sido una persona violenta pero algo me decía que tenía que pegarle un puñetazo. - Vamos, vamos. ¿Es que no tienes modales? Oh, es cierto tus padres no pudieron enseñártelos.
Ya no pude aguantar más. La ira y el odio se apoderaron de mí. Le lancé un puñetazo directo a la cara pero ella lo esquivó con una velocidad inhumana y, por culpa de la inercia le dí a la pared. El crack de mis nudillos rotos sonó por todo la estancia. Grité de dolor y me miré la mano. Estaba sangrando y no la podía mover.
- ¿Esto es todo lo que la hija de Aibhill puede hacer? Que vergüenza. - Dijo, maliciosamente.
Rápidamente, se puso en frente mía y con una velocidad a la que mis reflejos no podían reaccionar, me asestó un puñetazo. Tal fue la fuerza de este que salí disparada a la pared, golpeándome la espalda. Caí al sulo, dolorida, sin poder moverme. La chica empezó a darme patadas por todo el cuerpo incluyendo la cara. Mi cuerpo se llenó de moratones y cardenales, además de romperse una costilla.
-Oh, por favor eres tan débil. - Se rió con sorna. -¿Q-quién eres?- Conseguí decir -¿Por qué me haces esto? - Yo soy Siobhan y me he propuesto hacer de tu vida un infierno, hija de niebla. - ¿H-hija de niebla? Estás loca. - Vamos, nadie te quiere y te querrá, tus padres murieron por el hecho de tener que aguantar a alguien tan débil y mojigata como tú. - Dijó, hiriente. -Y ahora, déjame ver tu "bonita" cara.
Sacó un cuchillo del bolsillo de su pantalón. Era de plata y tenía como una especie de runas grabadas en él. Lo acercó a mi cara y pude sentir lo frío que estaba. Empecé a temblar temiendo por mi vida.
- P-piedad, por favor, ten piedad. - Imploré. -Piedad.
Ella sonrío sádicamente. - Pátetico. Levantó el cuchillo y lo dirigió a mi cara a la vez que yo gritaba de puro terror.
Desperté gritando y sudando con el recuerdo del sueño, aún fresco. Eran las 6:00, estaba en mi cama de la habitación. Intenté recordar que había pasado la noche anterior y vino todo a mi mente, el ruido, las cadenas, el rugido y el haberme desplomado incosciente en aquel sótano. ¿Quién me había traído de vuelta? La cama de Kath estaba vacía, extraño. "Seguramente estará haciendo los deberes de hoy en la biblioteca" Pensé, divertida.
De repente, el recuerdo del sueño me vino a la mente. Casi instintivamente, me llevé la mano a la parte derecha de la cara, la que tapaba mi pelo, para ,efectivamente, corroborar que la cicatriz que se estendia desde la ceja, casi rozando el ojo, hasta por encima de mi mejilla seguía allí.
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01.Gritos de niebla.(El aquelarre maldito)
FantasyNuestra historia transcurre en Galicia, España. Victoria O'Brien nunca destacó en la sociedad.Siempre prefería la compañía de una buena historia a la de las personas,bueno, eso era difícil desde que conoce a Katherine Dimitrov, Maddison Arrowwind y...