- ¡Volved todos a vuestras habitaciones! ¡En silencio y en fila! ¡SIN EMPUJAR! - Ordeno la señorirta García con su típica voz de anciana estridente. Todos los alumnos del internado se apretujaban entre ellos empujados por los cuidadores, algunos estaban realmente asustados, otros sorprendidos o confusos pero realmente había un gran porcentaje de ellos que se les veía realmente preocupados y se lanzaban miradas entre ellos. Yo me incluía en el grupo de los confusos. Extrañamente recordaba vividamennte como habíamos encontrado al pobre chico, degollado y con todas esas flechas plateadas con ese estraño símbolo, rodeado en un enorme charco de sangre, y tenía una estraña sensación que me recorría por todo el cuerpo. Enseguida entramos en la torre donde estaban las habitaciones de las chicas y vimos que la sala común estaba abarrotada, las niñas de primer curso, aún sin haber llegado a la pubertad, acurrucadas entre ellas temblando mientras que un grupo de preadolescentes y adolescentes de los demás cursos lloraban en grupo o comentaban su miedo a ser las siguientes. También me di cuenta de que había otro grupo grande de chicas de todas las edades que no lloraban sino que se susurraban entre ellas en voz bajita, y apartadas, con ese semblante de preocupacíon y miedo que mis amigas y otros muchos alumnos habían mostrado al ver el cuerpo. Amaya y Katherine se unieron enseguida a estas, extrañamente, cuando se acercaron todas las miraron con respeto y admiración por lo que me pareció estraño. También vi a Leire soltandóle grititos de miedo a sus compinches mientras estas la miraban con los ojos en blanco. "Cobarde" - Pensé , divertida. Entonces me dirijí a mi habitación, agobiada. Para descansar un poco de este revuelo. Tampoco se me daban bien las múltitudes. Maddie también se vino a mi habitación, estaba pálida y se le veía cansada. De repente, vi que en frente de nuestra puerta había una chica de más o menos mi edad, asustada y con lágrimas en los ojos. La había visto por los pasillos y ,al parecer, era nueva. Tenía el pelo de color marrón rojizo y unos ojos marrones casi negros. Era delgada y un poco más bajita, aunque sus brazos y sus piernas revelaban que era deportista, pues, se le notaba músculo. - Uy, lo siento por ponerme en medio - Se disculpó, poniendo una voz dulce como la miel. -No sabía que está era vuestra habitación. Esque con todo lo que ha pasado estoy me confusa. - No pasa nada - Dije yo. - Es normal, no creo que este tipo de cosas se produzcan todos los días. Creo que eres nueva, ¿no? y además con ese acento se nota que no eres del país. - Pues sí, soy inglesa y también nueva. - Sonrió. - Me llamo Sybil, encantada. - Yo soy Victoria y tampoco soy de aquí, soy irlandesa y está de aquí es Maddison y es de Estados Unidos. - Un placer. - Dijo Maddie, sonriendo. - Bueno ya nos veremos, estoy muy cansada y me gustaría ir a secarme estas lágrimas. - Vale, descansa. -Me despedí, Cordial. - Cuántos estirados hay últimamente. - Me dijo, un poco sarcástica, en inglés. Cuándo estabamos solas, era constumbre entre nosotras hablarnos en nuestra lengua materna para no perder la constumbre, ya que el inglés de aquí era una comleta mierda. La verdad es que sí, muchos de los chicos nuevos eran ingleses, como Cole. Cole, solo pensar en su nombre sentía mariposas en el estómago, estaba deseando que mañana puediesemos salir de aquí para verle otra vez. Un momento, ¿ Yo había pensado eso? ¿Acaso me gustaba un chico? ¿ A mí, a la que nunca habían interesado los hombres? ¿ A mí, la antisocial que se refugiaba en los libros y nunca hablaba con nadie, salvó con las chicas, milagrosamente, habían decidido ser sus amigas? - Venga, empanada, entremos ya. Quiero tomarme una cerveza, je je, ya se lo que escondeís en la neverita que tienes debajo de la cama. - Me guiño un ojo. De repente, al agarrar el pomo de la puerta, soltó un grito de dolor y empezó a oler a carne quemada. Todas las miradas se posaron en ella, pero rápidamente entró en la habitación. La seguí, confusa, por lo que había pasado. Cerré la puerta de un portazo y vi que estaba de espaldas, ocultando su rostro y sus brazos, mirando la ventana. - Ey, ¿Qué coño ha pasado ahí fuera? - No me respondió. - Maddison, ¿Qué ha pasado?- Me acerqué a ella. - ¡NADA, NO PASA NADA!. - Gritó y se giró bruscamente. Me pareció ver un brillo amarillo pasar por sus ojos verdes y que las ojeras de sus ojos se habían oscurecido un poco. Al verme se relajó y me dijó más calmada: - Lo siento, sabes lo que me pasa cuando me pongo nerviosa. A veces no controló mi furia. - No pasa nada, a todos nos pasa de vez en cuando. Peró, ¿Qué pasó hay fuera? - Me dió la corriente al abrir la puerta, nada más. Seguro que alguien pueso cobre o algo para a hacer la bromita. - Sonrió. - Creo que las dos necesitámos un poco de alcohol.- Dijé mientras sacaba unas birras de la nevera. Poco despúes vinieron Amaya y Kath a la habitación. Se habían enterado de que el muerto era un año menor que nosotras y que tenía una hermana melliza. Se llamaba Carles Llobregat y era catalán. Después estuvimos tomándonos unas cervezas mientras charlábamos y nos reíamos de temas banales, como cualquier grupo de amigas hace, hasta que llegó la noche y Amaya y Maddie se tuvieron que ir a su cuarto antes de que un cuidador guardia les pillase. - Oh, mierda. Hoy es el día. - Exclamó, Maddie. - No fastidies, ¿en serio?. ¿Es qué no lo calculas? - Suspiró, Amaya. - ¿ Qué pasa hoy, exactamente? - Quise saber. - Em... Hoy es el día en el que revisaban el cuarto, nos caéra una buena bronca cuando encuentren nuestra nevera. - Dijo Amaya rápidamente. - Ahrg. ¿ Porqué lo olvidaste, sabes que te confié mi mejor botella de bourbon? - Soltó, Kath, Molesta. . Enseguida nos fuimos a dormir, habían suspendido las clases mañana, por lo que no hacía falta poner el despertador. En el momento en el que entré en mi cama, me sumergí en un sueño confuso y molesto. Me desperté en mitad de la noche, me dolía mucho la cabeza y estaba en un estado de medio sonámbula aunque estaba consciente. Fui a beber agua, cuando de repente me pareció oír un ruido de unas cadenas agitándose. Extrañada, agudice el oído para comprobar si el sonido era real o solo era mi imaginación jugándome una mala pasada. Y lo oí. Provenía del suelo, más concretamente del piso de abajo. Adormilada y curiosa salí de la habitación para comprobar que era ese ruido.
El internado parecía más macabro cuando era de noche, aunque la luz de la luna llena iluminaba los pasillos. Bajé las escaleras hasta el piso de abajo y comprobé que el ruido venía de más abajo. Seguí bajando hasta que llegué al sótano. Estaba todo oscuro pero no se porque yo veía claramente, Era como si mi cuerpo anduviera solo y yo no tuviése control sobre él. El ruido venía de una habitación que había con unas rejas en la puerta de metal. Se oían unas voces que yo no pude reconocer por culpa de la vigilia y el dolor de cabeza.
- Joder, refuerza las cadenas, se va a escapar. - No es tan fácil, que esto consume energía, ¿Sabes? - Cállate de una puta vez, chupasangres. Si nos estuviesen estas cadenas te juró que te arrancaría esa inmunda cabeza. - No te tengo miedo, chucho. Atrévete si puedes. - Dios, ya empieza. Notó como la transformación. Se va completando. Ponte delante por si las cadenas se rompen. - Vale, está bien. Joder aguanta.
Un rugido se alzó en la oscuridad de la noche a la vez que yo me desmayaba y caía en el frío suelo.
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01.Gritos de niebla.(El aquelarre maldito)
FantasiaNuestra historia transcurre en Galicia, España. Victoria O'Brien nunca destacó en la sociedad.Siempre prefería la compañía de una buena historia a la de las personas,bueno, eso era difícil desde que conoce a Katherine Dimitrov, Maddison Arrowwind y...