- Joder, a buenas horas llegáis. Seguro que ya no quedan mesas en el comedor. Probablemente Vic te habrá tenido que tirar un cubo de agua en la cabeza¿Me equivoco, paliducha?- Soltó Maddie, al vernos llegar, sarcástica. -Fue un vaso y no contemos las veces que te ha pasado a ti, yankee de mierda.- Repusó Kath, cortante. -Al menos no me pasa por estar hasta las tantas bebiendo vodk...- ¡Ya basta! Todos los días igual. Menos mal que os han puesto separadas otra vez, porque sino el internado ardería cada vez que discutierais, osea siempre.- Exclamó Amaya, intentando poner paz. - Venga entremos ya, que seguro que la leche caliente se habrá acabado ya. -Suspiré yo. Entramos en el comedor del colegio. Era gigante, adornado con antiguas paredes de piedra y viejos candelabros , aunque estos no iluminaban la estancia a lo Harry Potter sino que la hacían unas luces eléctricas adaptadas a las lámparas de araña que colgaban en el techo. Las mesas eran como las de cualquier instituto normal salvo que estás eran de madera de caoba. Un internado pijo en su máxima expresión. Por suerte quedaba una mesa libre, aunque al lado de las cocinas,pero era mejor que esperar de pie a que alguien se levante. Nos apresurabamos a cogerla cuando nos pararon de sopetón el grupito de Leire y sus lacayos Rubén, Carla y Marta. -Hombre, pero si tenemos aquí a Guiri, Vodka y al Duende de San Patricio. - Soltó con una risita.-Menuda embajada de subnormales te has montado, Amaya. -Hola a ti también ,Leire será que es verdad ese viejo dicho de que los gilipollas siempre tratan de parar a los que de verdad valen para algo.- Repuso Amaya con una gran sonrisa. -Bah, que mala suerte tenéis sino os hubiérais juntado ,tú, Vodka y Guiri, con el Duende de San Patricio a lo mejor tendríais más posibilidades de socializar más.- dijó, mientras el coro de risitas de sus lacayos le acompañaba en cada frase que decía. Un escalofrío me recorrió la espalda, nunca he sido capaz de defenderme de los abusadores, siempre me quedaba callada mientras se reían de mi, desde que conozco a mis amigas siempre han sido ellas las que me defendían y en el fondo pensé que leire tenía razón. Katherine era alta, esbelta y guapa. Con el pelo rubio ceniza y los ojos azul cielo casi todos los chicos iban detrás de ella, cosa que a Leire no le gustaba. Maddison era fuerte y atlética. Con su pelo marrón caoba y sus ojos verde jade, típico de Virgina, tampoco se quedaba atrás y luego estaba Amaya que aunque un poco más baja y de anchura normal, su pelo marrón-dorado caramelo y sus penetrantes ojos marrón musgosos, era la típica belleza gallega-española del lugar, una belleza ancestral.- Al verme temblar mis amigas fueron en mi rescate enseguida. - Por mi podrías irte a la mierda, en América al menos los idiotas son más inteligentes que tú. - Le dijó Maddie, divertida y cortante a la vez. - Lo siento pero soy alérgica a los cabrones sin cerebro como vosotros. - Añadió Kath. Fastidiada al ver que no conseguia nada allí, Leire puso pies en polvorosa, mientras sus lacayos la seguían. Nos sentamos a desayunar en la mesa que vimos, que por fortuna aún no la habían cogido. -Muchas gracias por haberme defendido, enserio no se como pude sobrevivir sin vosotras tantos años sin vosotras. - Para eso está las amigas. - Me sonrió Amaya. - Bah, tu no les hagas caso. Son unos gilipollas sin remedio. - Dijo Maddie, mientras cogía una salchicha de la bandeja. -No saben apreciar lo que es bueno de verdad. - Agregó Kath. Sonriente, pensando en la suerte de tener unas amigas como aquellas, me levanté a por la jarra de leche caliente cuando me percaté que el chico de antes me miraba fijamente con sus imperturbables ojos negros.
ESTÁS LEYENDO
01.Gritos de niebla.(El aquelarre maldito)
FantasyNuestra historia transcurre en Galicia, España. Victoria O'Brien nunca destacó en la sociedad.Siempre prefería la compañía de una buena historia a la de las personas,bueno, eso era difícil desde que conoce a Katherine Dimitrov, Maddison Arrowwind y...