SANGRE

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Se estaba convirtiendo en una rútina, mi cuerpo cada vez tenía menos energía, podía ver como mis huesos sobresalían ligéramente.

No sabía que hora era, en qué día estabamos, no sabía nada, cuando me subía a su cuerto era de noche, es en esos momentos cuando me sentía vivo. Me sentía deseado.

Dejaba que hiciera lo que quisiera, solo obedecía, aprendí a obedecer. Sino lo hacía sacaba una cuchillas y la hacía recorrer mis muslos, luego untaba su dedo en mi sangre y me hacía chuparla, mientras el disfrutaba viendome derramar lágrimas, porque ya ni llorar podía.

Con voz o sin voz, daba lo mismo. Nadie me podía oir.

A veces era agresivo, a veces dulce, lo odio tanto que me dan ganas de estrangularlo y verlo como deja de respirar lentamente sumergido en el sufrimiento, pero no. Soy tan miserable, que quería que solo disfrutara, quería satisfacerlo. Estoy bien con eso.

Con el tiempo se aburria y cuando me estaba penetrando me estrangulaba, si me defendía lo hacía aun más fuerte que me dejaba sin respiración acabando medio mareado, era miserable.

Este soy yo otra vez, el que su destino esta en contra suyo, cambio sin decidirlo, el que se rindió.

La camiseta que me dio hace unos días cada vez estaba mas sucia y mas llena de sangre, las machas eran de distintos colores, las más antiguas oscuras y las más recientes rojas. Por qué me hacía esto.

Siempre que me bajaba al sótano se aseguraba de que esta lejos de la persona que esta detrás de la madera, nos alimentaba a los dos con restos de comida o comida para gatos. Desde que llegue aqui, nunca he visto a la persona que estaba detrás del trozo de madera, no imitía ningún sonido. Quería acercarme, quería abrazarla, los dos estamos bajo el mismo techo de un psicópata, al igual que yo, alguien lo estará buscando.

Tae, espero que me encuentres. No quiero seguir aqui, no quiero que sigamos aqui.

Hoy después de la comida, me rondaba el pensamiento de acercarme a él, a lo mejor necesitaba ayuda, a lo mejor igual que yo estaba herido. Apollé mis flacuchos hombros en la pared, y me ayude con mis manos haciendome impulsar para ponerme en pie, al poner la siguiente mano resvaló con algo húmedo que será mi sangre, haciendome caer sobre mis huesudos glúteos.

Me dispongo a levantarme otra vez, consigo ponerme de pie, pero mis nervios estan a mil, mis pasos son cortitos lo máximo que me podía dejar la cuerda hacer. Mis respiración estaba agitada y mi mente pensaba en las mil maneras en que me podía torturar, tenía que darme prisa, porque si me pilla será el fin y nunca podré ayudarlo.

Un paso, otro paso, otro paso... Mis piernas temblaban y estaba sudando... Otro paso, otro paso.

Estaba a la distancia de medio metro del trozo de madera que lo tapaba, intenté asomarme para verlo, con la muy escasa luz que entraba de entre las ventanas, no podía ver nada. Al fondo, sí, al fondo se veía una figura, me acerqué aun más. Tenía miedo, mucho miedo, no se que estaba haciendo a ese punto. Ahora que estoy cerca podía distinguir su cuerpo, estaba apoyado en la pared con las piernas cruzadas, estaba tan delgado que parecía un esqueleto, tenía un cabello abundante que le llegaba por los hombros y sus ojos básicamente estaban tapados por el flequillo. Llevaba unos calzones que le quedaban bastante grandes, respiraba muy lento, miraba su cara fijamente para poder distinguir su rostro, era un niño. Tendía aproximadamente 16 años.

No podía decir nada, auque quisiera no me escucharía, solo gritando, pero no llegaria a escucharme porque apenas podría escuchar un suspiro a esta distancia. Vi como negaba con la cabeza, intenté descifrar que era lo que quería decir, abrió la boca, no salía ninguna voz. Le ha hecho lo mismo, mi corazón se aceleraba por verlo cada vez más nervioso y negando con mas energía sus ojos me miraban aterrorizados lo que hizo que mi miedo aumentara más.

Un ruido sordo golpeó mi oreja derecha.

Oscuridad.

~MY EVIL-D~Where stories live. Discover now