VERONICA WEASLEY , draco malfoy

02; la insufrible sabelotodo

Para mi gran alivio, tanto Harry como yo quedamos en Gryffindor.

A pesar de estar agobiada por mis molestos hermanos y esa perra Hermione, no fue del todo malo.

Hermione Granger era una maldita sabelotodo, siempre fastidiándome en todo. Siempre levantando su mano en clase.

Y juro que tenía la mirada puesta en Harry. Bueno, él era mi mejor amigo y no iba a permitir que esa insufrible de pelo rizado se interpusiera entre nosotros.

Desafortunadamente, resultó ser mi compañera de dormitorio. Seguía quejándose de que Scabbers le mordisqueaba las sábanas. Nadie más se quejaba, no podía entender el alboroto que estaba haciendo ¡Merlín! ¡Era solo una rata inofensiva!

Serían siete largos años, eso de seguro.

Las clases fueron geniales. Todo excepto Pociones, que tuvimos que compartir con los apestosos Slytherin ¡Y vaya, Snape y los Slytherin odiaban a Harry! Sin embargo, no pude evitar reírme cuando Snape ignoró la constante mano levantada de Hermione. Quiero decir, a la niña le gusta lucirse.

Harry terminó uniéndose al equipo de Quidditch de Gryffindor como buscador, a pesar lo inaudito que era tener un jugador de primer año. Y aunque estaba feliz por él, no pude evitar sentirme un poquito celosa. En especial cuando McGonagall le compró la mejor escoba.

Draco, en cambio, indignado porque Harry no fue expulsado después de engañarlo para que volara, decidió desafiarlo a un duelo para demostrar quién tenía la polla más grande.

—Te ganaría en cualquier momento solo por mi cuenta—se burló después de que Harry lo incitó sobre Crabbe y Goyle.

—Esta noche, si quieres. Duelo de magos. Sólo varitas, sin contacto.

—¿Qué pasa? ¿Nunca has oído hablar de un duelo de magos antes, supongo?

—Por supuesto que lo ha hecho—escupí, golpeando con una mano el hombro de Harry—. Soy su segundo para él, ¿Quién es el tuyo?

—Crabbe—respondió rápidamente, después de evaluar a sus amigos—Medianoche. Sala de trofeos.

—¡Pero no sé qué es un duelo de magos!—Harry farfulló cuando que se fueron—¿Y qué es un segundo?

—Bueno, el segundo es el que se hace cargo si te matan—dije entre bocados de tarta de manzana—. Pero estarás bien. Estoy bastante seguro de que Malfoy es tan incompetente que dudo que siquiera pueda lastimarte.

—Probablemente.

Y luego, esa perra de Hermione metió la nariz.

—No pude evitar escuchar lo que tú y Malfoy estaban diciendo...

—Apuesto a que lo haz hecho—murmuré, sirviéndome más pastel.

—Y no debes andar deambulando por la escuela por la noche. Piensa en los puntos que perderá Gryffindor si te atrapan, y seguramente lo harán. Es realmente muy egoísta de tu parte.

¡Escúchenla!

—Y realmente no es de tu incumbencia—dijo Harry.

—Adiós—añadí.

Que perra.
. . .

Bueno, todo salió mal y culpo por completo a Hermione Granger.

Y de Draco también.

De hecho se quedó despierta para tratar de evitar que nos encontráramos con Malfoy y Crabbe.

Incluso amenazó con decirle a Percy sobre nosotros.

Pero en lugar de irse a joder a otra parte (como le dijimos) ¡Decidió seguirnos!

Durante todo el camino, se quejó en sobre nuestros oídos de todos los puntos que íbamos a perder por una tontería.

Es más, hicimos que Neville nos acompañara porque el idiota se había quedado atascado afuera, en el pasillo, habiendo olvidado la contraseña.

Pero luego, resultó que el imbecil de Draco Malfoy nos había tendido una trampa.

Filch esperaba por nosotros en la sala de trofeos.

Sin embargo, logramos escapar a tiempo y terminamos encerrándonos en el tercer piso, que, en ese entonces, estaba terminantemente prohibido.

Un gigante perro de tres cabezas yacía allí, pero claro, nadie lo sabía de antemano.

Por lo menos no era una araña.

¿Mencioné que odio las arañas?

—¿Qué creen que están haciendo?—jadeé sin aliento, una vez que logramos escapar y regresar a la Torre de Gryffindor—¿Mantener una cosa así encerrada en la escuela?

—Ustedes no usan sus la cabeza, ninguno de ustedes ¿Verdad?—espetó Hermione—¿No viste sobre lo que estaba parado?

—¡No estaba mirando sus pies!—mascullé—Estaba un poco entretenida en sus cabezas ¡O quizás no te diste cuenta que eran tres!

—Estaba parado en una trampilla. Obviamente está protegiendo algo—dijo pomposa.

—¿Protegiendo algo?—Harry frunció el ceño, luciendo pensativo.

—Así es. Ahora, si a ustedes dos no les importa, me iré a la cama antes de que alguno de ustedes tenga otra inteligente idea para que nos maten ... o peor ¡Que nos expulsen!—y con eso, giró en el acto y subió las escaleras, cerrando la puerta del dormitorio detrás de ella.

—Necesita ordenar sus prioridades—murmuré, Harry asintió con la cabeza.