03; el trio de oro

268 30 5
                                    

Fue durante Halloween cuando descubrí que Hermione, en realidad, era bastante menos insoportable de lo que pensaba.

Se había enojado conmigo después de escucharme decir algo acerca de que ella era una perra sin amigos, y luego fue y se enfurruñó por eso en los baños.

Resultó en una desgracia el troll que decidió que era un buen momento para mear, como si no estuviese ocupado atemorizando al resto del castillo.

Y resultó que mi conciencia era lo suficiente empática, porque Harry y yo nos armamos de coraje y fuimos a rescatarla en un estúpido acto heroico.

Bueno, Harry y Hermione hicieron la mayor parte.

Mientras, me quedé allí y llamé patética al troll cerebro de guisante.

Pero desde aquella noche, no pude evitar notarme más feliz respecto a Granger.

Quiero decir, no cualquiera enfrenta a un troll de la montaña y vive para contarlo.

Además, ahora podía copiarle los trabajos.

. . .

Había una gran emoción en el castillo a medida que se acercaba la Navidad.

Tanto Harry como yo nos quedamos en Hogwarts, lo cual fue la mejor noticia de mi vida.

Al parecer, mis padres decidieron marcharse a Rumanía durante las primeras vacaciones de mi primer año fuera de casa.

Quiero decir, podrían haber visitado a Charlie durante cualquier otra época del año, pero como sea.

Acabábamos de dejar Pociones, habiendo tenido que soportar a Draco Malfoy, que constantemente nos acusaba de no ser amados en casa, cuando nos topamos con un gigantesco árbol de Navidad bloqueando el pasillo.

—Hagrid ¿Necesitas ayuda?—asomé la cabeza a través de las ramas, para ver el rostro de nuestro amistoso guardabosques gigante.

—No, estoy bien. Gracias, Ronnie—murmuró en respuesta. Su rostro rojo brillaba por la carga del gran árbol.

—¿Te importaría apartarte del camino?—me volví ante la fría voz detrás de mí. Draco Malfoy me miraba burlón—¿Estás tratando de ganar algo de dinero extra, Weasley?—continuó, sus ojos gris plateado brillando, cargados de malicia—. Con la esperanza de ser el guardabosques cuando dejes Hogwarts, supongo. La cabaña de Hagrid debe parecer un palacio comparado con lo que solía ser tu casa.

Vi rojo.

Y arremetió.

—¡WEASLEY!—solté mi duro agarre en su cuello cuando el grito de Snape resonó.

Los ojos de Draco se posaron en mí, una sonrisa jugando en sus labios.

—Él la provocó, profesor—dijo Hagrid, sacando su enorme rostro peludo del árbol—. Malfoy estaba insultando a su familia.

—Sea como haya sido, luchar está contra las reglas de Hogwarts, Hagrid—Snape le respondió—. Cinco puntos menos para Gryffindor, Weasley, y agradece que no sea más. Sigan adelante, todos ustedes.

La sonrisa de Draco se ensanchó, mirándome con total regocijo.

—Que tengas una buena Navidad, traidora de la sangre—murmuró en voz baja en voz baja, para que solo yo pudiera escuchar.

VERONICA WEASLEY , draco malfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora