Su reflejo en el agua de la fuente del patio se veía tan demacrada que no toleró mirarse tanto tiempo. Aunque el reflejo de la luna llena y las estrellas terminaba por opacarle, la verdad es que no le tomaba demasiada importancia. Estaba cansada y con más preguntas que respuestas. Para ella era necesario redoblar sus esfuerzos para hallar la bóveda maldita en donde estaba su hermano y para romper la maldición del retrato.
Habiéndose congelado el agua de la fuente por las bajas temperaturas, invocó Incendio y Aguamenti para que el gran recipiente de piedra se llenara de agua una vez más. Al concluir, guardó su varita en el bolsillo, pues si algún profesor la encontraba haciendo magia fuera de clases era tener un problema seguro.
Jacob no salía de su mente. Realmente lo extrañaba muchísimo y aún no podía entender por qué había cometido tantos errores al obsesionarse con el tesoro oculto en las bóvedas malditas. Quería abrazarlo, reprocharle por actuar de manera tan irresponsable, sin pensar en las consecuencias; sobre todo por hacer llorar a su madre por semanas al enterarse que había desaparecido.
—¡Muy bien, peque! Si sigues así serás la mejor bruja que haya tenido Hogwarts —había dicho él en algunas navidades pasadas, enseñándole a su hermana varios hechizos que aprendió durante su estadía en el colegio de magia y hechicería, pero sin invocarlos—. Tu capacidad no deja de sorprenderme, ¡no dudo que también estarás en Gryffindor!
—¿De verdad lo crees? —preguntó la niña, emocionada, con sus ojitos castaños brillando como estrellas—. ¡Quiero ser toda una Gryffindor como tú! ¡Donde quedan los valientes y caballerosos! —exclamó mientras hacía el ademán de sacar una espada de su funda ubicada en su cintura, alzándola en dirección al cielo.
Y Jacob Marcy asintió entre risas, imitando a su hermana.
—¡Claro, peque! —sonrió, acomodando su cabello hacia atras—. Te va a encantar Hogwarts. Solo ten cuidado con el profesor Severus Snape, enseña Pociones; es bastante estricto, un poco menos con los de su casa: Slytherin.
—¡No quiero ser Slytherin! —bufó inflando las mejillas en un tierno berrinche que el mayor de los Marcy no pudo evitar pellizcar con ternura.
—Dudo que lo seas, peque, pero no te preocupes, sé de buena mano que el sombrero seleccionador toma en cuenta tus decisiones —sonrió, recordando que el sombrero tardó en ubicarlo ya sea en Slytherin o Ravenclaw, pero terminó dictándolo en Gryffindor.
Entonces, sacó su varita con disimulo; con ella lanzó un hechizo que invocó a un pequeño y lindo pajarito que revoloteó entre los hermanos Marcy para después desaparecer entre sus plumas, como si hubiera explotado. El ave les transmitió tanta serenidad que se quedaron juntos, acostados en la alfombra frente a la fogata de su casa, mirando el techo con el hechizo Stella Corusco.
—¿Moni? ¿Qué haces aquí tan tarde? —por segunda vez en el día, Talbott hizo mella en sus pensamientos, apareciendo casi de la nada, aunque en esta ocasión su voz sonaba preocupada. Aquello la conmovió.
—Estaba pensando en mi hermano —respondió con tal sinceridad que sorprendió al joven. Ella casi no hablaba de sí misma, solo de las bóvedas malditas y eso ya lo traía bastante mareado—. No quiero pensar en este momento lo que tengo que hacer para encontrar la última bóveda. Pero eso no me evita pensar en él, han pasado tantos años de no verlo... ¿Y si realmente era tan desquiciado como todos dicen? Tal vez a nosotras se nos mostraba de otra manera para que no nos preocupáramos.
—No pienses en esas cosas —replicó con seriedad—. Tú conoces a tu hermano y haz dicho que él era una buena persona, muy cariñoso contigo. Y yo te creo —estático, a unos metros de ella, contempló con desdicha que lágrimas traicioneras surcaban en las mejillas de la rompemaldiciones—. Quizás cometió muchos errores al enfrascarse con las bóvedas malditas, pero ¿quién no se ha equivocado? Tú misma has estado arraigada a las bóvedas, aunque con motivos diferentes. Al final, llevas el mismo camino que tu hermano.
ESTÁS LEYENDO
Los imprevistos del amor
RomanceVarias citas, sentimientos aclarados, entonces ¿qué le impedía pedirle a la hermana del problemático Jacob Marcy que fuera su novia? Si se trata del reservado animago Talbott Winger, seguro habían demasiados factores para expresar sus sentimientos...