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Con la respiración agitada, lágrimas en los ojos, una capa fina de sudor frío recorriendo su frente, las manos temblorosas, Itona despertó de una pesadilla repetitiva desde que tiene 10 años, se sentó encima de su cama, limpio las lagrimas de sus ojos y se dispuso a hacer ese ejercicio que practica desde hace mucho.

Respiro profundo, retuvo el aire unos segundos para después soltarlo y así unas veces más hasta que su respiración volvió a regularse, ya calmado intento dormir, sin resultados a su favor, no tenía celular asi que no podía ver la hora y todo el cuarto estaba oscuro, así que tampoco podía ver la hora en el reloj que recientemente se añadió a su cuarto.

Debe ser de madrugada, ni siquiera el sol ha salido.

Solo se dio la vuelta mirando hacia la pared, a veces tenía unas ganas de que alguien le diera unos somníferos para poder así dormir toda la noche, el cansancio se le acumula todos los días y cada vez es más notorio, a su falta de actividad física, su salud física no era la mejor.

Despertarse en la madrugada ya era rutinario, a veces de milagro volvió a conciliar el sueño pero otras veces como esta, solo se quedaba despierto hasta que su cuerpo pedía algo que comer, así en unas cuantas horas de vagar por pensamientos acerca de su cansancio y de lo que debía hacer para demostrarle a Asano que esta vez si lo va a poner de su parte, se hicieron las 6 de la mañana.

Como rutina desde que ingresó al hospital en el cual ya iba una semana, aproximadamente, ingreso Asano a su habitación con su uniforme habitual y su cabello mojado por su reciente baño.

—Buenos días Itona, ya estabas despierto hace rato—dijo Asano con ese carisma que lo caracteriza.

—Si.

Asano no dijo nada más y salió de la habitación sin antes llevarse unos documentos que habían estado en la mesa de noche del cuarto del peliblanco, Itona supuso que ya era hora de desayunar, se levantó de la cama y fue directo al baño para bañarse y cambiarse ropa, vistiendo una polera un poco grande de color negro y unos jeans azul claro y sus infaltables zapatillas blancas.

Después de 10 minutos ya se encontraba comiendo junto a Asano que había ajustado su dieta a algo más saludable, era un desayuno simple, una ensalada de frutas con avena y un jugo de papaya, lo desayunaron junto a Karma y Nagisa quienes se les unieron minutos después.

Pasado el desayuno Asano se dirigieron a lo que sería la enfermería, Itona entró y el enfermo lo dirigió hacia una silla, haciéndole un examen de triaje, midió su peso, su altura, su presión, su oxígeno, entre otras cosas más.

Salieron de la enfermería media hora después en la que Asano le indico que hiciera lo que quisiera, pues no tenía nada que hacerle por ahora, Itona obedeció y se dirigió hacia el parque del hospital, se perdió unas cuantas veces y tuvo que preguntar al personal para no volver a perderse, ingreso y se quedó maravillado por lo que estaba haciendo Nagisa.

Al parecer, Nagisa y otros adolescentes estaban plantando algunas semillas y trasplantando otras de sus macetas hacia el pasto del parque, Itona adoraba las flores, desde que tiene memoria su casa tuvo un pequeño jardín, y su madre cuidaba las flores del lugar como si fueran oro.

Su mamá le enseñó que las flores pueden hablar por las personas, decir miles de cosas a la veces pero también expresar un simple sentimiento en conjunto, las flores tiene significados y todavía recuerda algunos, así como las rosas blancas expresan pureza, las rojas representan la pasión, el amor hacia otra persona, así de significativas eran las flores, así que fue al lado de Nagisa ayudar a plantar las nuevas semillas.

—Hey Itona, no sabia que te gustaban las flores, te gustaría ayudarme.

—Si, ¿Que es lo que tengo que hacer?

A mi me gusta la lluvia y a ti?  (Gakuito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora