El día de ayer fue nefasto. La ilusión que cargué con tanto ímpetu me llevó a caer al abismo en el que me encuentro hoy. Me aferré a la esperanza de que las cosas podrían cambiar, de que podríamos volver a ser cómplices, como lo fuimos alguna vez. Soñé con encontrar la paz que tanto anhelo, pero todo se desmoronó frente a mí. ¿Por qué sigues tan negado a hablar conmigo? ¿Después de tanto tiempo, aún me odias por algo que nunca hice?
El día era frío y sombrío, y aunque el reloj apenas marcaba las seis de la tarde, la penumbra ya había tomado el control del cielo. Me encontraba en mi lugar favorito de Andorra, un rincón que una vez compartí con Frank. Un refugio que antes se sentía lleno de vida, ahora parecía un eco vacío de lo que solíamos ser. Sin embargo, esta vez no estaba esperando a Frank. Hoy esperaba a alguien más.
Abel apareció en la distancia, envuelto en varias capas de abrigo, su silueta recortada contra el gris del horizonte. Cuando llegó lo suficientemente cerca, levante la mano en un gesto de saludo. Cada paso que daba resonaba como un eco en mi memoria, trayendo consigo recuerdos que creía enterrados. Abel, en su esencia bromista y observadora, fue el puente que conectó mi vida con la de Frank. Sin él, nuestras trayectorias probablemente nunca habrían cruzado.
Aún recuerdo cómo nos conocimos, tan vívidamente que casi puedo escuchar las risas y sentir la emoción de aquel primer encuentro. Fue gracias a Abel que Frank y yo pasamos de ser simples desconocidos en un juego en línea a amigos inseparables en la vida real. Después de cientos de horas compartidas en mundos virtuales, nos encontramos por primera vez en Madrid. Fue una tarde llena de bromas, historias y planes que nunca creímos que acabarían.
-Abel , tío, gracias por venir. Pensé que no vendrías -Mis palabras salieron con un peso que ni siquiera intenté disimular.
-Hombre , claro que iba a venir. Claudia me contó lo que pasó con Frank anoche. Menuda liada - Me encogí de hombros, intentando restablecerle importancia, aunque mi corazón seguía cargado de angustia.
-No te preocupes, todo es mi culpa.
Abel negó con la cabeza, su expresión reflejaba una mezcla de empatía y desconcierto.
-Pero ya ha pasado mucho tiempo, ¿no? ¿Por qué decides acercarte a Frank ahora?
Suspiré profundamente, buscando las palabras en el aire helado que me rodeaba.
-Hace tres años, cuando ocurrió todo, mi mente era un caos y estaba estresadísimo. Cristina ocupó todo mi tiempo y mi atención. También mis amigos me decian que ya se le iba a pasar y confie en eso, pero nunca tuve el valor de enfrentarme a Frank, ni de averiguar qué estaba pasando realmente con el. Simplemente... me fui -Desvié la mirada hacia el suelo, como si ahí pudiera encontrar respuestas que nunca llegaban.
-¿Y ahora? -preguntó Abel con cautela.
-Ahora... ahora no puedo dejar de pensar en todo. La espina que dejó Frank en mi cabeza no deja de molestarme. Me pregunto si hice algo mal, si tal vez estaba ciego ante algo importante. ¿Y si alguien de su familia estaba enfermo? ¿Y si él mismo estaba pasando por un momento difícil y yo no supe verlo? Me inquieta no haberme dado cuenta, no haber estado ahí para él. —Mi voz se quebró un poco al final, un reflejo de la culpa y las dudas que llevaba arrastrando. Abel se acercó más y puso una mano en mi hombro.
-Tío, por lo que veo, no solo quieres respuestas. Quieres recuperar lo que alguna vez significaron el uno para el otro. -Asentí en silencio, sintiendo que, por primera vez en mucho tiempo, alguien entendía el peso que cargaba
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Compañero | Willy Y sTaXx
Fanfic¿Cuántos de nosotros hemos perdido aquel que llamamos mejor amigo? ¿Cuántos de nosotros hemos dejado de serlo? ¿Recuerdas a tu mejor amigo o amiga? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué fue lo que los separó? ¿Valio la pena hacerlo? Nunca es tarde para recupe...