Un pequeño de seis años se encontraba corriendo con una sonrisa en el rostro al mismo tiempo que sostenía un pequeño ramo de flores, llego a una pequeña cabaña que estaba oculta en el bosque, abrió la puerta y fue recibido por su hermana mayor.
-Aphelios ¿Que te he dicho de desaparecer así? -Dijo una joven que aparentaba estar en sus veintes mientras abrazaba a su hermano.
-Perdón Alune, quería darte un pequeño regalo -Dijo mientras extendía el ramo de flores a su hermana y una sonrisa radiante iluminaba su rostro.
Alune sonrió enternecida acariciando el cabello de su hermano suavemente con una mano, de la cabeza del pequeño al igual que en la suya resaltaban un par de cuernos luminosos.
-Me encantan Phel, gracias por el detalle, las pondré en agua ahora mismo -Respondió su hermana mientras lo bajaba y dejaba en el suelo -Tu vete a lavar y bañar antes de almorzar.
- ¡Si! -Dijo Aphelios mientras salía corriendo.
Alune negó con la cabeza con una sonrisa mientras colocaba las flores en un pequeño recipiente.
Después de unos minutos Aphelios llegó sentándose en una silla que le quedaba algo grande y esperaba a que su hermana le llevara la comida.
Alune llegó con dos platos de comida caliente mientras ponía uno frente a Aphelios este sin pensarlo empezó a devorar los alimentos.
-Mas despacio Aphelios -Dijo Alune con una risilla.
-Lo siento... es solo que adoro tu comida hermana.
Alune estaba por responder cuando unos fuertes golpes azotaron contra la puerta del lugar.
-¡Sera mejor que salgas! ¡Sabemos que estas ahí! ¡Podemos hacer esto por las buenas o las malas!
La sangre de Alune se helo mientras tomaba a Aphelios en sus brazos, este tenía una mirada de desconcierto.
-Hermana ¿Que pasa? -Dijo el pequeño con miedo mientras veía como su hermana lo ocultaba en un pequeño escondite de la casa.
-Aphelios -Dijo Alune con calma -Voy a tener que irme por un tiempo.
- ¡¿A dónde iras!? ¡¿Por qué me dejas!? -Respondió el azabache aun sin entender y con pequeñas lagrimas formándose en sus ojos.
-Pequeño.... Sin importar que, nunca dejes que las personas descubran que tienes cuernos, ocúltalos y sin importar que escuches, no salgas, yo estaré bien, regresaré por ti, lo prometo, pero promete que vas a esconderte lo mas que puedas.
-Yo....
Se escuchó un gran estruendo en la puerta Alune cubrió el pequeño escondite mientras se escuchaban pasos acelerados entrar Phel cubrió su boca con ambas manos mientras podía oír como Alune decía que iba a acompañarlos de forma tranquila y aseguraba que en esa casa solo vivía ella, pudo ver atreves de pequeñas ranuras en la madera como unos "monstruos" con piel metálica y llena de picos se llevaban a su hermana a quien sabe dónde, quería salir, pero tenía miedo, mucho miedo. Al cabo de unos minutos toda la casa quedó en silencio sepulcral, el pequeño dejó que lagrimas silenciosas rodaran por sus mejillas. No sabe cuándo pasó, pero termino rindiéndose ante el sueño.
Aphelios empezó a abrir sus ojos lentamente recordando lo que había pasado, una pequeña esperanza se formo en su ser, quizá, quizá todo había sido solo una pesadilla y el queriendo jugarle una broma se escondió de Alune, salió de su escondite mientras empezaba a buscar a su hermana.
- ¡Alune! ¡Alune! -Gritaba el pequeño comenzando a asustarse y a sentir sus ojos acuosos otra vez, tenia que ser solo un mal sueño.
El azabache busco por la zona y en toda su casa sin tener señales de su hermana con mas lagrimas en los ojos llegó a la habitación que compartía con Alune y se acostó abrazando una almohada, su hermana dijo que iba a regresar... pero ¿Cuándo lo iba a hacer? ¿Por qué esos monstruos se la habían llevado? ¿El o su hermana hicieron algo malo? Con todas esas preguntas en mente el pequeño volvió a dormir.
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Como Estrellas Binarias
Romans¿Qué pasaría si todo en lo que crees resulta ser falso? Eso le pasa a Aphelios, un soldado el cual se chocara con una verdad ineludible e inquietante la cual verndra de la mano de un dragón de obsidiana el cual sera su estrella binaria