25 Días para Navidad

Capítulo 18

Jinx no era una persona que se preocupara por el clima, pero la feroz tormenta afuera la hizo pensar lo contrario. Podía escuchar el viento rugiente pasar silbando por el edificio de apartamentos a una velocidad que haría que Wally corriera por su dinero. Si estaba paranoica, pensaría que todo el edificio colapsaría en cualquier momento. Se alegró de la calefacción o de lo contrario se congelaría.

"Esta es la peor tormenta de nieve que he visto antes". Wally declaró.

"Esta es la primera tormenta de nieve que he visto", refunfuñó Jinx, "ojalá sea la última".

"Oh Jinxie", dijo Wally en broma, "Espera hasta que salgamos; esa es la mejor parte".

"Te has vuelto loco si crees que voy a salir", rugió Jinx cuando las luces empezaron a parpadear.

La hechicera de ojos rosados ​​se acercó al sofá y encendió la televisión. Saltó de un canal a otro mientras buscaba un programa decente para ver. Wally decidió presionar sus botones un poco más.

"¿Estás seguro de que no quieres salir?" preguntó el velocista con indiferencia.

"Sí", respondió Jinx con dureza. "No estoy lista para convertirme en una paleta, pero eres más que bienvenido".

Wally decidió callarse y vio la película que Jinx había decidido. Se trataba de un monstruo que aterrorizaba a una ciudad que estaba un poco demasiado cerca de casa después del ataque a la ciudad por un Plasmus indignado. Aproximadamente treinta minutos después de la película, los gritos aterrorizados de los espectadores inocentes fueron interrumpidos por la noticia.

"Hablas en serio," gruñó Jinx. "Finalmente encuentro algo que ver y las noticias lo interrumpen. Será mejor que esto sea importante".

Tal vez si dejaras de quejarte el tiempo suficiente para que yo escuche lo que están diciendo. Wally pensó impaciente, pero no se atrevió a decírselo a su Jinxie.

"Yo digo que lo es", sonrió Wally mientras leía el titular. "Los ciudadanos no deben salir de sus casas por lo fuerte que es la tormenta", resumió.

Ni siquiera dos segundos después, las luces dejaron de parpadear y se apagaron por completo. Los héroes podían escuchar los gemidos de sus vecinos alrededor del edificio de apartamentos a través del piso y el techo.

La velocista y hechicera decidieron pasar el tiempo jugando juegos de cartas, que Jinx ganaba siempre. La tormenta continuó rugiendo afuera.

"¿Cómo es que sigues ganando a Jinxie?" Wally se quejó. Él se cruzó de brazos en señal de derrota cuando ella lo llamó por sus dos nueve cartas. Nunca había sido bueno mintiendo. "¡No es justo!"

"No es mi culpa que no seas tan hábil como yo", se burló Jinx.

"Como sea," Wally desestimó su insulto.

Con el paso del tiempo, el apartamento se volvió más y más frío. Wally no se vio afectado por su alto metabolismo y su capacidad de vibrar en el lugar para calentar. Jinx no tuvo tanta suerte en este caso. Comenzó a temblar mientras se cubría con la gruesa manta de terciopelo, sin dejar de jugar. Wally notó el cambio en las reacciones normalmente rápidas, pero ahora ralentizadas, de la niña a su juego.