—Listo — digo pasándole la lista al profesor
—Bien, se me hace tarde — dice mirando su reloj con prisa mientras comienza a caminar
¿Por qué tiene tanto afán? Bueno... Será mejor que me dirija a mi habitación... Oh, no, esperen, no me dijo donde es mi habitación. 😐
—Sensei — grito a todo pulmón y él voltea — ¿Cuál... — no puedo terminar la pregunta porque me interrumpe diciéndome un número para después salir corriendo a quien sabe donde.
Mierda. Los números en japonés son horribles, no estoy segura de lo que dijo 😅 creo que fue 369 o ¿379?
°°°°°
Jummm, pensé que me iba a demorar más en encontrar la habitación, pero ya estoy cerca. Camino por un pasillo del tercer piso y para mi sorpresa hay pocos chicos, los cuales quedan sorprendidos al verme y no apartan la mirada, debo admitir que tengo buena figura y el vestido que llevo puesto la resalta aún más. Sonrío con satisfacción. Ya los tengo en la palma de mi mano.
Encuentro la habitación, pero justo antes de girar la perilla siento como un líquido caliente desciende por mi nariz, abro rápidamente la puerta y busco el baño manteniendo la mirada en el techo. Necesito papel para detener el sangrado, a tientas trato de buscarlo y mis manos tocan algo alargado y grueso que empieza a moverse. Levanto el misterioso objeto a la altura de mis ojos para ver de que se trata, aunque ya tengo una idea.
Claro que lo es, un consolador.
Dejo eso donde estaba y sigo buscando papel, lo encuentro y me hago un torniquete.
Aguarden un momento, ¿es normal que en esta academia te regalen un consolador de bienvenida? De repente oigo como alguien abre la ducha. Giro mi cabeza lentamente, la puerta de la ducha es transparente y veo la silueta empañada de un chico de cabello rosa.
Que vergüenza. Estoy invadiendo su privacidad. Me sonrojo y me dispongo a salir lentamente de allí para que no me note.
—Jabun — dice el chico con una voz bastante... peculiar, mientras saca su mano de la ducha
Dudo en si pasarle el jabón o salir corriendo de allí. Suspiro.
—¿Pepino antibacterial o mora silvestre? — le pregunto cogiendo y leyendo los jabones que tiene al lado del lavamanos
—Pepinu— responde con una risa extraña que por alguna razón me pone los pelos de punta —Pepinu, pepinu — repite una y otra vez
Abro el jabón y me dispongo a pasárselo cuando volteo y me doy cuenta de que se la está jalando.
—Aquí tiene su jabón, señor pepino — digo ignorando lo que esta haciendo y poniéndole el jabón en la mano libre —Suerte con eso — digo riendo para luego salir del baño y posteriormente de la habitación
°°°°°
Cierro un ojo antes de entrar a la habitación, espero que esta si sea la mía, no quiero tener otro inconveniente. Abro la puerta con cuidado y para mi suerte la habitación esta vacía, suspiro aliviada.
—Bueno...comencemos a organizar — digo mirando mis maletas
Después de un rato pongo un poco de música para que sea más divertido, cojo mi cepillo como si fuera un micrófono y empiezo a cantar.
—Les rêves des amoureux sont comme le bon vin, ils donnent de la joie ou bien du chagrin— canto la primera canción que me aprendí en francés, me trae tan buenos recuerdos
De repente escucho un vidrio romperse y como buena vieja chismosa salgo a ver que pasó, agarro mis llaves y cierro mi habitación. Desciendo al segundo piso y veo como en la mitad del pasillo hay un balón de fútbol tirado y vidrios alrededor, me acerco y recojo el balón.
—La nueva — dice una voz y volteo a ver de que se trata, es un hombre calvo de unos 40 años, debe ser un profesor — Se ve que te gustan los problemas
—¿Disculpe? — digo frunciendo el ceño
—Por ser nueva, solo te voy a pedir que limpies esto, pero no quiero que vuelva a pasar — abro mi boca para replicar, pero él habla primero — Se una buena niña y haz caso —dice sonriendo y se aleja, yo bufo disgustada
Esto me pasa por chismosa.
—¿Y ahora, de dónde saco una escoba? — me pregunto a mi misma, veo una caneca cerca y lo único que se me ocurre es recoger los trozos más grandes con la mano
—Oye — me llama alguien y me sobresalto haciendo que un vidrio pequeño se me incruste en el dedo índice
—Mierda — musito retirando la mano y subiendo la mirada para ver quien es y que quiere
—Disculpa...— dice un chico súper cute con una moñita a un lado de su cabello —¡Estás sangrando! — exclama preocupado y se agacha rápidamente a mi lado, yo lo miro sin decir nada, se ve muy tierno
—Tra...tranquilo
¿Acabo de tartamudear?
—Debo detener la hemorragia — dice cogiendo mi dedo y para mi sorpresa llevándoselo a la boca
Rayos. ¡Fuera de aquí pensamientos impuros!
Cierra sus ojos y succiona mi dedo. Siento un leve cosquilleo en la parte baja de mi estómago y un leve rubor se apodera de mis mejillas.
Mente en blanco, mente en blanco. Saca mi dedo de su boca.
—¿Por qué cierras los ojos? — pregunta y abro los ojos de golpe
—Por nada— digo mirando al suelo y mordiéndome el labio inferior, suelo hacerlo cuando tengo cierta clase de pensamientos
—Yo fui el que lanzó ese balón, supongo que algún profesor te regañó por mi culpa— dice rascándose la nuca con una mano y ayudándome a levantar con la otra— Si quieres yo termino de limpiar
—No te preocupes — digo sonriendo —¿Qué te parece si me enseñas dónde es el cuarto de aseo?
°°°°°
Llegamos al cuarto de aseo, es pequeño pero tiene todo lo necesario. Hablamos un poco y me enteré de que su nombre es Yaguchi Kyousuke, pero le gusta que le digan Yacchan.
—¿Y en que año vas tú? — me pregunta mientras agarra la escoba
—Tercero— respondo y él abre los ojos sorprendido
—¿Eres mi senpai?
—Sip— digo sonriendo con malicia —¿Y sabes que significa?— digo acercándome a él con una mirada seductora, él choca contra una pared y niega con su cabeza — Que debes hacer todo lo que yo te diga — pronuncio casi rozando sus labios
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¿Una chica en el club?
FanfictionHistoria para mayores de 18 o niñas curiosas menores de 18 que entren bajo su responsabilidad. 🔞 °°°°° Bueno...¿Qué les puedo decir de mi? Mi nombre es Kanon Murakami, tengo 17 años y bla bla bla 🙄 no hay mucho que contar la verdad, sólo que por...