Koi

Salvo el crepúsculo

Este camino
nadie ya lo recorre,
salvo el crepúsculo.
—Matsuo Basho

Caminos infinitos de piedras.
Ciudad olvidada por los pasos.
Trenes que van y no se detienen.
Aves que ya olvidaron el vuelo
y solo recuerdan
el ruido
de las balas,
del cañón,
del crepitar de las llamas,
del palpitar del acero.
Maderas calcinadas por el rayo.
Piedras esculpidas por la muerte.
Voces ecos que transitan
los callejones
sin salida
para el miedo.
Cenizas esparcidas por el viento.
Horizonte indescifrable que se extiende
más allá
de la frontera.
Llanto mudo que no detuvo las balas.
Lluvia fría incapaz de lavar
el olor amargo
de los gritos
incrustados
en el suelo.
Pueblo marchito donde ya nada florece,
solo crecen las sombras en la noche.
Cielo sin nubes marcado por la estela
de los aviones
que hicieron llover gotas de fuego.
Casas desiertas llenas de fantasmas,
de risas que no lograron
vencer el odio
de algún gobierno.
Huellas perdidas
de los que un día
tuvieron nombre.
Tumbas de olvido sembradas en cada esquina
del camino
que ya nadie recorre
salvo el crepúsculo.

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Solo recordé el amanecer tras las bombas en la tierra del sol naciente...