I

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Me encuentro recostado boca arriba sobre el largo sofa de piel, respirando pausadamente mientras entrelazo lentamente mis manos a la altura de mi estomago.

-Respira profundamente, Sasuke.

Lo hago. Sigo todas y cada una de las indicaciones que da verbalmente mi psiquiatra. Debo contar siete segundos exactos antes de dejar salir el aire contenido, inhalo con fuerza y procuro serenarme lo mejor que me es posible.

-Eso es- dice Tsunade, asi se llama mi psiquiatra. Me ha estado atendiendo los últimos tres meses, sin mayores logros, cabe destacar. -Comenzamos de nuevo- reitera, no hay vacilación en el tono. Ella es firme como una roca, y pese a que mantengo los ojos firmemente cerrados como me lo indicó, puedo imaginarla sentada a escasos dos metros de donde yo me encuentro. Sentada tras su escritorio de caoba, escudriñandome y tomando nota. La rutina asquerosa de siempre.

Exhalo, con más fuerza esta vez. Estoy cansado mentalmente. Realizo un rápido conteo mental. Aún quedan entre diez y quince minutos para que finalice la sesión.

-Sangre- murmura Tsunade, lo suficientemente fuerte para que la escuche.

-Vampiro- respondo en voz suave, frunciendo levemente el entrecejo. Es mi parte menos favorita de la terapia. Ella lanza palabras al azar, yo debo decir lo primero que me venga a la mente. En ocasiones suele intercalar, empleando dibujos, pero hoy no será asi.

Se hace un breve silencio en la pieza. Puedo oír como garabatea algo, agudizo el oído, la punta del grafito se desliza velozmente sobre el papel. ¿Qué pondrá en él?

Con el tiempo he llegado a aprender que no existe interpretación correcta. Se trata únicamente de un examen mental. No hay respuestas correctas, tampoco respuestas tontas. Solo respuestas.

Muestrale una hoja de papel a un adulto y te dirá que es basura. Muestrasela a un niño y te dirá que es un juguete multiusos. Imagina las posibilidades: barcos, aviones, gorritos de papel, confeti, dibujos, una carta...

-Familia- retoma ella, suavemente. Noto que se inclina sobre el escritorio porque la silla ha rechinado un poco.

-Roto- contesto sin meditar siquiera. Quiero salir de una buena vez. Comienza a dolerme la cabeza. Ironías de la vida.

-Hospital.

-Itachi.

-Metas.

-Nulas.

-Sueño.

-Pesadilla- resoplo. Me he cansado ya, tanto y más al caer en la cuenta de estarle llevando la contraria...de nuevo. No lo hago de forma deliberada. Solo es lo que pienso.

-Serpiente.

Mi cuerpo se tensa, me aferro en vano a los posabrazos y muerdo el interior de mis mejillas.

-Peligro- me levanto bruscamente. Tsunade parpadea, mirandome confusa. -Es suficiente- digo, irritado. No me molesto en despedirme, ni anuncio mi salida. Simple y llanamente cierro la puerta tras de mi, me coloco la capucha de mi sudadera y los audifonos. Adios mundo, hola irrealidad.

***

Hace cinco meses que nos mudamos. Mis padres tomaron aquella desición precipitada desde la muerte de mi hermano. Su recuerdo es veneno para ellos. Cuánto lo amaban...yo tambien lo quería, quizá demasiado, puede que mas de lo que se mereciera. No importa, solía ser un buen hermano, sin embargo, su conducta cambió después de caer enfermo una tarde. Mi modelo a seguir pronto se convirtió en lo último que yo quería ser.

Tenía 24 años cuando murió. Yo ahora tengo 16 y no me molesta en lo absoluto decir que detesto mi vida con cada fibra de mi ser. Ahora mismo no me conocen, pero lo harán a lo largo de las siguientes páginas. Tal vez despierte empatía, quizá aversión. De cualquier forma me da igual. Solo quiero contar mi historia, que se me conozca antes de juzgarme como todo el mundo hace. Tira la piedra, esconde la mano. El mundo esta plagado de hipocritas. No quiero ser uno de ellos. Puede que este loco, pero poseo libre albedrío hasta cierto punto en lo que concierne a mi (escasa) interacción con las personas.

Mi nombre es Sasuke Uchiha y a partir de este momento compartiré con ustedes mi vida pasada y presente. Sírvanse muy bien de ella puesto que me acompañaran en mi ridículo pero auténtico relato.

Memories.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora