III

755 108 18
                                    

Ha pasado un mes desde que lo conocí. Seis desde que nos instalamos mi familia y yo en nuestra nueva casa.

Desde entonces, no dejo transcurrir un solo día para verlo. Nos reunimos cada tarde y a veces inclusive por las noches. Es extraño, demasiado alegre, demasiado radiante. A veces tiendo a pensar que Naruto podría eclipsar al sol mismo si se lo propusiera.

Siempre le veo vistiendo la misma muda de ropa naranja, y siempre lo veo sonriendo, como si no existieran los días grises para él.

Es tan ingenuo y despistado, y además tiene un sentido del humor que raya en lo absurdo. Estar con él, por algún motivo, me tranquiliza. En ocasiones solo es él quien charla, puede hacerlo por horas y yo solamente le escucho. Se siente tan bien tenerlo a mi lado.

-¿Estás divagando de nuevo?

-No- miento, apreciando la sonrisa gatuna que se dibuja en sus labios. Estamos sentados junto al enorme tinaco, disfrutando de la brisa vespertina y, claro, de la compañía del otro.

Naruto se pone de pie de un salto y frunce el ceño al ver las nubes oscureciendo el paisaje. Es un hecho que lloverá.

-Creo que deberías irte ahora- me advierte.

Llevamos cerca de cuatro semanas repitiendo la misma rutina de reunirnos allí. Al principio, asistí solamente para increparle el que no me dejara cumplir mi cometido, después ese lugar se convirtio en el cauce donde puedo verter todos mis problemas y preocupaciones sin nadie juzgandome o tomando nota de mis palabras.

Estar con Naruto es la mejor experiencia que me ha pasado en mucho tiempo.

-Quiero salir contigo- no puedo frenar el pensamiento que ya ha abandonado mis labios.

Naruto me sonríe, pero se le nota afligido, casi consternado, su mirada se torna sombría.

-No es buena idea- dice llevandose los brazos tras de la nuca. Supongo que le he incomodado.

-¿Por qué no?- y pese a ello, sigo insistiendo. -Ir a comer, tal vez al parque. Es aburrido estar aqui todo el tiempo.

Mis palabras han surtido efecto, puesto que ha roto su postura de indiferencia para pasar a mirarme con aires inquisidores. Si tan solo supiera cuanto lo deseo.

-Sasuke- calla al verse interrumpido por una de las primeras gotas de agua que ha caído sobre su mejilla, simulando una lágrima. -Podemos vernos todo lo que quieras, pero siempre te voy a esperar aqui. No quiero...

-No quieres que te vean con un loco- replico, molesto. Hasta ahora es que me arrepiento de haberle contado sobre mis padecimientos. Su evasiva empieza a cobrar sentido.

-No es eso- le oigo apenas susurrar. Ya ha empezado a llover. -Me encantaría salir contigo alguna vez.

Lo miro, sin atisbo alguno de emoción. Siento que lo ha dicho por obligación y eso de alguna manera me hiere.

-¿Cuando?

Soy consciente de que nos estamos empapando, pero hago caso omiso a su mirada que me ruega porque entremos al edificio.

-Vas a resfriarte.

-¿Cuando?- me interpongo entre la puerta y él. Esto es lo más rídiculo y egoísta que he hecho por una persona, sin embargo, no quiero perder la oportunidad.

-Yo te diré cuando- susurra contra mis labios, pegando su cuerpo al mío. Sus labios estan fríos a causa de la lluvia, sus brazos temblorosos rodean mi cuello. Lo tomo por la cintura y actúo por instinto, imprimiendo rudeza en mis movimientos.

Cuando estoy con Naruto, siento mi vida menos vacía.

***

-Hoy haremos algo diferente para tratar con el insomnio y la amnesia.

Suspiro desganado. Cada vez me resulta mas tedioso el consultorio.

Trato de protestar, pero Tsunade ya ha reclinado el sofá y colocado sobre la mesa un pendulo de metal.

-Terapia de hipnosis- me invita a tomar asiento con un ademán. Hago caso tras ver el reloj de pared. Entre mas pronto termine, más pronto podré retirarme y reunirme con Naruto. Aún me quedan varias actividades por realizar ese día.

-No quiero recordar la muerte de mi hermano- me veo obligado a confesar. -Solo deme unas pastillas para que pueda retirarme.

Tsunade me mira, inamovible. Enciende la lámpara a su costado y da un suave golpe al pendúlo. Era de imaginarse que mi deseo se vería rechazado.

-Solo respira y cuenta hasta diez. Manten tus ojos en el metal, sigue el movimiento con tu mirada y relajate.

Acato todo lo que se me dice. Mi cuerpo empieza a relajarse al punto de que me da sueño. Los parpados me pesan cada vez más. Solo quiero dormir.

Cuando despierto, noto que Tsunade sigue garabateando sobre su libreta.

-¿Ya ha acabado?- vuelvo a mirar el reloj. Restan cinco minutos.

Ella asiente y me entrega la receta del día. Me esfuerzo por no lucir dedesperado, pero lo cierto es que ese lugar me resulta asfixiante a medida que mi estancia allí se prolonga.

***

A pesar de haber tomado la medicación, a la noche persiste el insomnio. Hace varios días que las discusiones con mis padres cesaron, asi que los días son aún más pacificos para mi. Es como si la tormenta que me perseguía se diluyera con la llegada de Naruto. Me siento mejor, aunque ocasionalmente tengo sueños extraños. Son sucesos que no consigo relacionar con nada. Hay un nombre repitiendose en mi memoria, pero tal nombre no me dice nada.

Kabuto.

Nunca he conocido a ningún individuo que posea ese nombre. A veces veo serpientes en mi sueño y no puedo evitar ser invadido por una sensación de repulsión.

¿Qué significa?

Pienso que lo mejor será sepultarle entre los recuerdos perdidos. También he intentado olvidar mi intento de suicidio. De no haber sido por Naruto, ya no estaría aquí.

-Naruto- su nombre es lo único que quiero almacenar en mi memoria antes de rendirme finalmente al sueño.

Memories.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora