De La Bête

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Una noche estrellada, la brisa fresca, la luna llena y los grillos acunando a los bebés con sus canciones. Todo era señal de una pacifica y hermosa noche, hasta que la paz fue perturbada por una patada en la puerta de aquella taberna donde yacían la mayoría del pueblo presentes, mayormente los alphas con problemas de alcohol y los cazadores del pueblo, Maurice entro llamando la atención de todos los presentes. Con pasos pesados y seguros se dirigió al centro de la taberna aun con la mirada de los presentes sobre el, guardo silencio unos segundos antes de hablar.

-¡Iré a buscar a mi hijo y quien me ayude a encontrarla le daré 20 monedas de oro !

Dijo, los murmullos empezaron a escucharse, varios hombres se levantaron dispuestos a conseguir ese dinero. Puede que fuera un viejo loco pero si encontraban a Bell seria dinero fácil por lo que todos estos hombres salieron junto a Maurice hacia la fría noche, dispuestos a encontrar a ese omega que seguramente había escapado y conseguirían su dinero.

Mas Maurice también quería el dinero para pagarles...

En el castillo en lo mas profundo del bosque se escuchaban gritos provenir de un omega el cual corría lo mas rápido que podía por los pasillos

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En el castillo en lo mas profundo del bosque se escuchaban gritos provenir de un omega el cual corría lo mas rápido que podía por los pasillos

-¡Ayuda, alguien ayúdeme!

gritaba con fuerza, salió corriendo lo mas rápido que podía al patio, mas la capa de nieve que cubría el suelo era gruesa, lo suficiente para hacerlo tropezar en la nieve. Pronto se hizo presente la gran figura que lo perseguía y le gruñía finalmente, salto sobre él, abriendo sus enormes fauces, el aliento chocaba contra la clara piel de el omega, se acerco lentamente y...

-¡No es justo, es como correr contra un león!

-¡Debiste pensarlo antes de hacer eso!

-¡Solo fue un pastel!

-¡Mi pastel!

otra de sus peleas infantiles. Solían pelear día y noche, "que no bajaste a cenar", "que esa  era mi taza", "este libro es mejor" y mas. Era muy típico verlos pelear ahora, pronto se volvió una costumbre para los sirvientes verlos así, eran como dos niños pequeños tratando de convivir juntos, mas esas pequeñas peleas le sacaban sonrisas a los sirvientes que veían mas haya de las peleas, veían como ambos se complementaban, el silencio triste y tenebroso que gobernaba el castillo desde hacía años, se desvaneció desde que el joven llego a sus vidas, ahora eran gritos, berrinches y unas risas por parte de los sirvientes, no mas días aburridos y silenciosos.

-De verdad hacen una linda pareja

dijo la señora Potts viendo al candelabro el cual solo soltó una risa y los vio señalándolos con su flama

-l'amour esta en el aire Mademoiselle, ya escucho las campanas de boda.

-Todavía no debéis hacer conclusiones. No sabéis si el chico se querrá quedar aquí.

El Bello y La BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora