Inesperado

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Entramos a la enfermería. Recuesto a Kevin en una de las camillas y me dirijo a la puerta para cerrarla despacio. Pongo la escopeta aun lado y echo una mirada al mediano cuarto. Papeles y cajas de medicinas vacías se encuentran dispersados por todos lados, equipos destruidos y algunos desaparecidos, uniformes yacen amontonados en una esquina, una elevada ventanilla rectangular conecta con el exterior oscuro y frío. Todo un maldito caos.

Busco entre el desorden y la confusión con la esperanza de encontrar, mínimamente, lo que necesito: no encuentro nada.

—Algo sobresale en esa caja —me indica con el dedo a una caja pequeña que está un poco escondida—, puede que haya algo.

Asiento y camino adonde me indicó. Observo y veo que se trata de un botiquín verde de primeros auxilios, menuda casualidad. Lo tomo y me dirijo hacia a él. Le ayudo a sacarse la camisa manchada con cuidado, por suerte, no hay otro rastro de heridas o cortes. La herida es relativamente grande y severa. Saco el contenido y empiezo a limpiar la sangre del brazo para luego pasar al proceso de desinfección.

—¡Ah! Mierda —se queja apretando los labios y cerrando los ojos.

Después de desinfectarle la herida le coloco un alargado pedazo de gasa estéril y vendo todo su brazo.

Una explosión retumba a lo lejos.

—Tengo miedo, ¿sabes? Vi a varios de mis colegas morir de forma salvaje —Me mira con pavor. Su respiración comienza agitarse—. Jamás... vi a un oso... de casi 4 metros... y sin pelaje ¡Esto... es una completa... locura!

—Tranquilo —intento calmarlo. Yo también siento lo mismo que él, no sé cómo contengo todavía mi postura.

Trata de calmarse, al final lo logra.

—Escucha: debemos ir a la sala de comunicaciones —digo—, el contacto a través de las radios es inútil. Según el último comunicado que recibí, el hospital se ha transformado en un refugio casi seguro. Establecer una conexión sería de gran ayuda.

—Tienes razón, pero ¿cómo llegaremos sanos y a salvos a la sala? No sabemos que peligros hay dentro de la comisaría.

Lo pienso. El lobo de antes nos atacó sorpresivamente, sin duda debe haber más de esas bestias. 

Una rata entra por la ventanilla y cae de forma intrépida soltando sus chillidos molestos. Ambos nos sobresaltamos un poco. El roedor recorre desesperado por el cuarto, chocando contra las paredes, algún mueble y equipo. Sin dudarlo, agarro la escopeta y lo golpeo certeramente en la cabeza con la culata. Deja de moverse.

Se me ocurre una idea. Con la camisa de Kevin envuelvo la rata hasta la cintura y formo una prolongación de tela.

—¿Qué harás con eso? —pregunta, confundido.

—Servirá como distractor. Cuando se nos presente una amenaza, le tiramos esto y tendremos tiempo para escapar.

Dudo que pueda funcionar, pero al menos tenemos algo. Me dirijo a la puerta y abro pausadamente. El oscuro pasillo hace que me dificulte ver claramente. En medio del camino se encuentran las escaleras. Todo está en sumo silencio.

—Haya al frente está la armería, puede que aún quede municiones — hablo en voz baja.

Que bueno que sigo conservando la llave del cuarto de las armas, a pesar de todo lo ocurrido anteriormente.

—Prepárate, debemos irnos.

—No pienso hacerlo —contesta con cierto temor—, prefiero quedarme.

—Vamos, no seas necio. Sé que todo esto resulta peligroso y difícil, pero no queda de otra. Tú mismo lo dijiste: "Debemos escapar"

—Bien —dice, un poco convencido

Se levanta de la camilla y coge una camisa del resto para ponérsela; en cambio, yo formo un pequeño saco con las prendas y guardo el botiquín, hago otro para la rata muerta. Me sitúo en la puerta y saco la pistola.

—¿Listo? —Respiro hondo.

Agarra la escopeta y voltea a verme.

—Listo —responde mientras recarga el arma. 

—Andando.

Salimos y nos desplazamos ligeramente hasta llegar a nuestro destino. Abro la puerta con la llave y entramos.

—¡¿Qué diablos?! —exclama Kevin.

Nuestros ojos visualizan el cuerpo de un joven de ropas andrajosas recostado sobre el suelo sucio. El impacto de una bala yace en su frente, su sangre mancha la escena.

¿Pero qué demonios?

¡SOBREVIVE! Day R || Historia cortaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora