—No puedo creerlo —dice negando con la cabeza—. ¿Qué rayos ocurrió aquí?
Ambos estamos desconcertados. Una chispa de intriga y pena se originan cuando observo al pobre muchacho de cerca, tan muchacho. Algo me llama la atención, debajo de su mano sobresale una especie de papelito; lo recojo y leo un escrito:
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Siempre te odié, pequeño maldito.
Tú fuiste la causa de llevarme a la maldita desgracia.
Ahora te veo, tirado, mientras yo me preparo para escapar de este tormento. ¿Quién es el hijo viviente ahora?, ¿eh? Beberé vodka en honor a ti.
Idiota inocente.
Púdrete, el que lea esto también.
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Arrugo la frente. ¿Qué mierda tiene la gente? Esto es inaceptable. Le paso a Kevin para que lo lea también; una mueca de decepción y desaprobación aparece en su rostro.
—Mejor sigamos.
Al lado de cadáver reposa una mochila polvorienta y vieja, supongo que ya no habrá nada. Genial, tengo algo mejor para guardar mis cosas. Le pido a Kevin para mover el cuerpo a un lugar despejado y buscamos lo poco que queda. Solo encuentro munición PM para mi pistola y otra pistola idéntica a la mía, otra Makarov; mi compañero, una pequeña caja de cartuchos y otras cosas, entre ellas, una granada F-1.
—Será mejor que tú la tengas —Me ofrece la granada.
Lo recibo y lo meto en un bolsillo lateral, igual hago con mis pertenencias, metiendo en la abertura principal. Recargo la otra arma y lo introduzco en mi porta arma. Me encuentro listo.
—La sala se encuentra en la tercera planta —informo—, debemos ser rápidos, no quiero terminar en las entrañas de esas mierdas.
—Esto será una completa salvajada —dice mientras sostiene su escopeta y pone unos cartuchos. Suelta un suspiro—. Espero que todo esto acabe ya.
Apoyo mi mano sobre su hombro.
—Ya verás, Kevin, saldremos de aquí.
Le indico que se ponga a mis espaldas y juntos salimos del cuarto de armería, no si antes de echarle un último vistazo al cuerpo del joven para luego cerrar la puerta. Caminamos hacia las escaleras y subimos sin hacer el menor ruido posible.
Por fin, estamos en la segunda planta. Todo está silencio, todo está en completo orden. Le hago una seña para que me siga y avanzamos a través del largo pasillo, al final se encuentran las escaleras que llevan al tercer piso.
Unos estruendosos gruñidos misteriosos suenan afuera.
—¡Maldita sea!
—¡¿Qué criatura es?!
¡Escucho una ventana romperse en el piso del abajo, seguido de una fuerte caída! Ambos nos ponemos en posición de alerta. ¡Siento sus pisadas, subiendo por donde subimos! ¡Estoy temblando!
Mi frente empieza a sudar.
—¡Corramos! —murmullo con desesperación.
Asiente despavorido y nos dirigimos rápidamente a las escaleras. Echo una mirada al fondo del pasillo. ¡Contemplo a una bestia escamosa con púas en su espalda, garras temibles y su maldita boca abrirse de par en par!
—¡¿Pero... qué?! —susurra Kevin con voz temblorosa.
El animal pone en posición de ataque, mirándonos con sus ojos infernales, y avanza frenéticamente hacia nosotros.
—¡Fuego!
Junto con Kevin disparamos sin vacilar a la cosa horrible que no paraba de bramar; este tambalea y luego se desploma. Su cuerpo está bañado de una sangre amarillenta, parece agonizar, ¡entonces se pone en forma cuadrúpeda y se lanza al acecho! Seguimos disparando, pero no muestra ningún signo de detenerse. Este oculta su cabeza y solo visualizamos un muro deforme, de púas afiladas... dirigiéndose hacia nosotros.
—¡Subamos, subamos!
Sumidos por el pánico y el terror, subimos desenfrenadamente mirando, de vez en cuando abajo. Llegamos al tercer piso. La criatura llega al inicio de las escaleras e incrusta sus garras en los escalones y empieza a subir en zigzag.
—¡Fuego! —repito otra vez.
Ambos volvemos a apuntar y a dispararle como si no hubiera un mañana, escuchando sus terribles quejidos. Una de nuestras balas le da a la altura de sus ojos; la voluminosa criatura se refriega el rostro con unas de sus extremidades y ruge con intensidad. Un hilo de líquido amarillo verdoso mancha el peldaño en que se encuentra ubicado. Se toca por todo su cuerpo y chilla del dolor, se para en dos patas, estira su cuello hacia arriba, abre su enorme hocico y se queda inmóvil.
Es mi oportunidad.
—Pásame. —Le quito de forma brusca su escopeta y bajo unos cuantos escalones.
Entrecierro mis ojos y disparo, en el pecho. La bestia cae de espaldas y desciende, terminando entre el primer escalón y el piso. Se retuerce lentamente mientras que su pecho expulsa una cantidad considerable de sangre.
Gime débilmente, luchando por seguir con vida, pero su destino está marcado.
Bajo la escopeta y subo los escalones restantes, solo para encontrarme a un Kevin estupefacto.
—Esto es increíble. —Mira al cuerpo ensangrentado con cara de incredulidad—. Esa cosa parece sacada de una película de ficción.
—Una obra más de la radiación —añado con cierta inquietud.
—Espero salir de esto ya —expresa con angustia.
Le entrego su arma y aviso que debemos proseguir.
Maldigo todo esto, maldigo con todas mis fuerzas a los responsables de todo esto.
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¡SOBREVIVE! Day R || Historia corta
Historia Corta¿Podrá Nikolái escapar de la ciudad devastada por criaturas radiactivas?