Seguía pensando en el miedo que me daba que se fuera.

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No paraba de pensar en qué era lo que querría Óscar conmigo. Pensaba que a estas alturas, si no me había dicho de mantener una relación  estable, es que no quería. Y pensar en eso me hacía plantearme muchas cosas. Yo quería algo más serio. Saber que era sólo mío. Yo tenía las cosas bastante claras pero, ¿y él?

Era un sábado por la noche y estaba con Óscar y Jordi. Óscar y yo habíamos hecho planes por separado. Teníamos grupos de amigos diferentes y eso no era algo que me importara. Intentamos ir todos juntos pero la cosa no cuajó.

-Yo me voy a ir con ellos, Amira, ¿tú qué vas a hacer?

-Ay, no sé, Óscar.

-Luego vamos a vernos igual, eh, no te preocupas.

-¿Prometido?

-Prometido.

-Entonces me quedo aquí, pero luego nos vemos.

-Claro.

Se fue. En realidad querría haberme ido con él pero tampoco quería estar siempre pegada a él y no quería darle plantó  a mis amigos por un chico. Al final lo pasamos genial. Pensaba en Óscar y le echaba de menos. Temía que al llamarle más tarde me dijera que no o algo por el estilo. No soy de ese tipo  de chicas que piensa positivo. Yo siempre pienso lo peor y así luego llevarme una sorpresa. Jordi me dijo que le llamara, pero le dije que hablara él.

-¿Cómo que te vas a casa?

Vaya, que Jordi le preguntara eso significaba que Óscar se iba a casa y me dejaba plantada. Me estaba enfadado mucho. Cogí el móvil e intenté que no se notara. Estuve hablando un poco con él.

-Vale, pues quedamos ahí en quince minutos.

Genial. Se quedaba. Se quedaba y yo me iba a ir con él. Qué ganas tenía de estar con él a solas. Los quince minutos se me hicieron eternos. Y acabé cogiendo camino antes de tiempo. Ahí estaba él. Sentado en un banco mirándome. Joder, cómo le quería a estas alturas. Era alucinante. Pero no paraba de pensar en el miedo que tenía de que un día se fuera. Fuimos caminando y nos sentamos en un banco. Bueno, me sentó encima de él. Nos besamos durante no sé cuánto tiempo. Hacía mucho tiempo que un par de besos no me hacían sentir tan bien.

-Dime, ¿y por qué me gustas?

¿De verdad este chico me acababa de decir algo así? Me puse tan nerviosa que no supe hacer otra cosa que reírme como una tonta. Le abracé y le volví a besar. Si no estaba lo suficientemente colgada de él, ahora y no tenía ningún remedio. Le quería. Le quería conmigo siempre.

Al poco rato nos metimos en el coche. Hacía un frío terrible. Estábamos sentados en los asientos. Él tenía la cabeza en mis piernas mientras yo le acriciaba el pelo. Le encantaba que lo hiciera. Y a mí me encantaba hacerlo. Al poco rato me propuso llevarme a un mirador. Qué romántico. Cogimos camino. Fue divertido porque dimos cien vueltas sin encontrarlo. Volvimos y estuvimos con sus amigos. De repente comentamos lo del mirador y cuando me di cuenta íbamos todos en dos coches camino al mirador. Sonaba la canción de Another love, esa que había adjudicado como nuestra canción. La pusimos a tope y la cantábamos con sus amigos. Era un momento perfecto.

Al fin encontramos el famoso mirador. Era precioso. Estaba todo oscuro y se veían las estrellas genial. Estaban los coches aparcados. Cada persona a su rollo. Yo con Óscar viendo las estrellas y la canción de Stay high de fondo. Desde entonces no puedo escuchar esa canción sin que me recuerde a ese momento. Era realmente feliz. Me alegraba caerles bien a sus amigos y que les gustáramos.

Al poco rato nos fuimos de allí. Resulta que había una casa cerca del mirador y la música les molestó y nos gritaron. Fue divertido. Óscar me llevó a casa y fue el final de otra noche perfecta con él. Seguía pensando en el miedo que me daba que se fuera de mi lado. De veras le quería mucho.

Mi destino estaba escrito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora