DE UNA CENA A TRIBIALIDADES

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SENTIMIENTOS INTENSOS

CAPITULO 3

DE UNA CENA A TRIBIALIDADES



Estaba pensando en lo que iba a cocinar para la cena, cuando sonó su móvil, La voz de pánico de Shizune la alarmó –Se trata del señor Hatake.–Lo siento, Shizune, se me olvidó decirte que Iruka se iba a encargar de él.–Iruka me lo dijo.–Entonces, ¿Cuál es el problema?– se estaba tocando la cien, pues el hecho de pensar en el trabajo y la cena la volvía loca–El señor Hatake dice que ya había hablado contigo y que no quiere empezar de cero con otra persona, le puse la excusa de que te habías ido a casa con un dolor terrible de cabeza y...–Para y respira o te vas a ahogar, Shizune... ¿Qué dijo?–Que mañana estará aquí a las diez en punto y que espera que ya te hayas recuperado. Iruka está furioso y el jefe no hace más que preguntar dónde te has metido. Sakura, tienes que estar aquí mañana –Lo cierto era que Shizune no había mentido realmente, porque Sakura empezaba a tener un gran dolor de cabeza.



Al fin la casa tenía un aspecto razonable. Se había pasado toda la tarde recogiendo y limpiando y también había hecho la cena y puesto la mesa, tratando de darle un poco de estilo. Aunque no había encontrado un mantel grande, había dado con dos individuales que hacían juego con las servilletas. Había colocado un par de velas y un cuenco de cerámica con hielo para el vino blanco. En la cocina, el aroma a comida recién hecha endulzaba el ambiente, había logrado bañar a los niños y darse una ducha ella, incluso se había vestido decentemente con unos pantalones negros y un suéter con chaqueta a juego; todo estaba listo cuando oyó el coche de su invitado. Nada más entrar por la puerta, Neji se detuvo de golpe en el umbral y miró perplejo la escena que tenía ante sí. Luego fijó los ojos en Sakura.



–¡No me mires así! –protestó ella, dándose cuenta de lo que él estaba pensando– No creas que estoy tratando esta cena como si fuera una cita–Ella notó que él tragaba saliva.–¡Por supuesto que no!, Supongo que para ti es normal poner velas y vino aenfriar–Sakura empezaba a sentirse incómoda con la situación.–De acuerdo, puede que me haya excedido un poco, pero mi intención era sólo que tuviéramos una velada agradable.–¿Qué estamos celebrando?–Haber sobrevivido al día, ¿te parece poco?– le dio una liguera sonrisa–Bueno, me alegro de que me lo hayas aclarado, me desconcertaría pensar que tratas de seducirme.–¡Ni en tus sueños, Hyuga!–Digamos, más bien, en mis pesadillas– la miro con un poco de burla.–De acuerdo, te pido disculpas si todo esto te ha confundido– ella dio un suspiro, al parecer nada de lo que hacia, el le agradaba– Estoy tan acostumbrada a darles a las casas un toque especial para impresionar al comprador, que lo hago sin darme cuenta. Deformación profesional, se llama.–Para impresionar al comprador –repitió él–. ¿Y qué se supone que estoy comprando yo en este caso?– lo dijo con un tono de ironía.



–¡No me extraña que nunca te hayas casado, Neji! –dijo Sakura furiosa–Sales huyendo antes incluso de que nadie te persiga– y la magia se había roto, ella volvió a su estado de hermetismo, maldiciendo que para la otra no haría tal cenas– La plancha ya está caliente., haz los filetes mientras yo acuesto a los niños– dio media vuelta y se fue molesta, por primera vez, los pequeños no protestaron cuando la pelirosa los puso en la cuna. Quizás empezaran a acostumbrarse a ella y a la nueva rutina. Definitivamente cuando Hinata regresara, fuera cuando fuera, iba a notar un gran cambio en sus hijos. Al llegar al salón, Neji estaba abriendo la botella de vino –Me pregunto cuándo regresarán Hinata y Naruto ¿Has oído alguna noticia sobre el barco hoy?–Neji negó con la cabeza.–¡Yo tampoco!, Es curioso cómo lo que puede ser titular un día se olvida absolutamente al día siguiente– El ojiperla sirvió una copa de vino y se la ofreció a ella.–¿Cómo has conseguido hacer tantas cosas en el día de hoy?– la miro curioso– ¿Te ha dadotiempo, incluso, a ir al supermercado?–No he podido ir al supermercado porque, con las prisas, te llevaste las sillas de los niños en el coche– Él parpadeó, pero trató de mantener su voz en un tono neutro.–Bueno, supongo que tú con las llaves y yo con las sillas, ya estamos empatados. Pero, ¿Cómo te las has arreglado, entonces?– su voz salió con asombro–He pedido que me lo enviaran todo y he aprovechado lo que Hinata ya tenía.–Todavía tengo curiosidad por saber qué te ha movido a hacer todo esto –dijo él, dirigiéndose a la cocina. Sacó la carne de la sartén y la sirvió en platos.

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