Naruto Uzumaki podría jurar que jamás en su vida se había arrepentido de elegir su carrera, pero eso sería una vil mentira.
Había odiado su carrera en épocas de examen, cuando no podía dormir sus ocho horas diarias necesarios, cuando no podía recordar las consignas difíciles o las palabras tan complejas y, según su propia opinión, innecesarias que salían en algunas de sus tesis.
Para Naruto, todo sería más fácil en la universidad si les dijeran "expresen su arte desde el alma, dibujen con el corazón y aprendan a no hacer patas de gallo cuando hacen un bosquejo." Porque eso era todo lo que él había necesitado para hacer sus obras desde siempre.
Claramente en el ámbito profesional se necesitaban otras cosas; saber técnicas, diferencias entre los tipos de lápices o colores, como utilizar grafito en polvo o como pintar con carbón, pero eso también era técnica.
Para el revoltoso rubio, todo lo teórico no servía en una carrera que se basaba en el corazón, donde nada debía ser cuadrado o perfecto, solo debía ser arte.
Sin embargo, acá se encontraba, en la clase del señor Kyusaka, maestro de Historia del arte y civilización. No podía haber materia más teórica en la vida que esa, y el rubio la odiaba con todo su ser.
Copió otra hoja completa de ambas carillas y dió vuelta su cuaderno para seguir copiando y copiando, era todo lo que hacían en esas clases, copiar y copiar.
Miró tentativo ese cuaderno que tantas veces lo distraía y no pudo evitar dejar de lado la clase para rebuscar entre las amarillentas hojas porosas alguna en blanco para comenzar con el dibujo del día. Cuando la encontró, rebuscó ansioso el lápiz de carbono que siempre tenía en su cartuchera celeste con nubecitas y comenzó.
No sabía que iba a hacer, así que rebuscó en su mente paisajes, comidas, lugares, sensaciones, colores o canciones, cualquier cosa que pudiese inspirarlo a dibujar algo con todas sus ganas y entonces a su mente vino aquel cabello negro nuevamente.
Ya habían pasado semanas desde que se había encontrado con aquel chico en la cafetería y lo había retratado, sin embargo, cada vez que quería dibujar algo seguía con esa incógnita en la cabeza.
<<¿Cómo se verá con el cabello suelto?>> Eso era todo lo que pensaba cuando el chico Nara se le venía a la mente. Sin pensarlo demasiado, comenzó a trazar líneas despreocupadas por la rugosa hoja, olvidándose de la clase del señor Kyusaka por el resto del módulo.
[...]
Naruto observó con una leve sonrisa de orgullo la hoja de su libreta, dónde un retrato del chico Nara se dejaba ver, esta vez con el cabello suelto, bailando sobre sus hombros y siendo mecido por el viento levemente, algunas hojas de otoño a su alrededor. Con una lapicera blanca pintó los últimos detalles de color, en los ojos, en los labios y los pómulos, haciéndolos más filosos. También dió luz a sus cabellos, dando un efecto más realista.
Normalmente, y por puro gusto, los retratos solía hacerlos en blanco y negro, porque planeaba especializarse en ese modo de pintura en un futuro. Arrancó la hoja de la libreta y recortó el borde, dónde pedacitos del anillado habían quedado desprolijos, luego la guardó en su carpeta de tapa transparente, dónde tenía todos sus retratos finalizados, sus mejores obras.
Escuchó el timbre del almuerzo y, sin más, guardo sus cosas con prisa para conseguir algo de comida.
[...]Suspiró y acarició la parte de detrás de su cuello, el día de Shikamaru Nara había sido duro.
Aunque fuese recién principio de semestre, al señor Asuma no se le ocurrió mejor idea que tomar el que sería el primer parcial del año. Había estado estudiando durante tres días, casi sin dormir. Si bien eran temas que ya habían visto, siempre le gustaba darle un último repaso a todos los apuntes, eso tomaba bastante tiempo.
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𝔸𝕣𝕥𝕚𝕤𝕥𝕒•ShikaNaru• 🍂
FanfictionNaruto es artista y no había nada que le gustara más que retratar la cara de Shikamaru Nara.