¿Tal vez? Una dulce mentira

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Los hermanos no son necesariamente las personas con las cuales compartes sangre o padres si no que pueden ser estos individuos que la vida te brinda para que estén a tu lado manteniendo una hermandad. Gustabo había entendido eso tras conocer a Horacio, un chico de buen corazón al cual debía proteger a como dé lugar. ¿Quién lo diría? Que una persona vacía y sin colores, tendría miedo de separarse de un ser puro y colorido. Una vez más, se encontraba junto a Horacio en el despacho #1 mientras se equipaban con la armería policial y así comenzar a patrullar por toda la ciudad. 

- ¡Un código 3, Gustabo! - habló con entusiasmo Horacio haciendo reír a Gustabo en la patrulla. 

Las jornadas en la policía comenzaron a pasar de manera gratificante, un éxito tras otro era realizado por este dúo inseparable pero estos días acabarían muy pronto, según Gustabo. 

- Deberán infiltrarse en una mafia. - notificó Jack, su jefe, mientras les daba todos los detalles de esta. 

La infiltración comenzaría con un futuro brillante para estos dos hermanos, Gustabo quien ya se sentía como en familia con los mafiosos y Horacio quien quería regresar con su familia justiciera, la policía. Sin embargo, una prueba determinaría el futuro de ellos, uno de dos disparos resonó en el lugar ante el sujeto a matar, Nadando, desconforme con esto, suelta ciertas palabras ante Gustabo: hay que matar a Horacio. ¿Deberá destruir aquello que tanto le costó cuidar? En un abrir y cerrar de ojos, Nadando le ordenó a Gustabo acabar con la vida de este. 

- ¿Cuáles son tus últimas palabras, Horacio? - habló Gustabo un poco dudoso sin entender si estaba haciendo lo correcto. 

Un susurro exclusivo para Gustabo fueron los protagonistas junto al fuerte sonido de un disparo.

El tiempo pasó y un solitario Gustabo se encontraba desde las sombras observando a alguien en específico, a un ser que debió alejar para siempre. 

- Ahí es donde siempre has pertenecido, Horacio. - sonrió sin ganas viendo como Horacio sonreía libremente. 

Una ligera brisa mueve los rubios cabellos de Gustabo recordando así, aquellas palabras susurrantes por parte de Horacio: Siempre juntos, Gustabo, siempre juntos. ¿Tal vez? Una dulce mentira que su memoria quería mantener para alejar el miedo constante instalado en su corazón al tenerlo lejos.

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