Morrris 1975: Capítulo 1

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Hoy junto con mi viejo amigo Morris empiezo la aventura por la carretera, la canción Apocallypsis de Gerardo Manuel y el humo encajaba muy bien con el paisaje (campos que parecían alfombrar las montañas y túneles se formaban con los árboles a cada lado de la vía)
Mientras sonaba Montagne Verdi la carretera se nublo, juntamente unas cuantas gotas de lluvia empezaron a cubrir el parabrisas al punto de tener que bajar la velocidad, aquel panorama me hizo pensar con lo sucedido en la noche anterior. 

La silueta de una joven elegante interrumpió mi pensamiento. Sin dudarlo me detuve para ofrecerle un aventón, la muchacha a pesar de estar completamente empapada dudo unos instantes antes de subirse en mi amigo Morris.

- Me llamo Isabela dijo mientras extendía su mano. Noté que lo único intacto en ella era el color carmín de sus labios.

- ¿Cuál es tu destino? Fue lo primero que dije 

- Me dirijo a la boda de un amigo que vive en Amaru, contesto Isabela. 

Aunque la posibilidad era minina le pregunte si tal vez su amigo se llamaba Renato, Isabela me miro con alegría y asombro ya que teníamos un amigo en común. 

No pasó mucho tiempo para notar que ambos manteníamos una buena conexión, compartíamos gustos, amistades, pensamientos similares. Por un momento sentí tanta confianza en ella que llegué a creer que estaba engañando a mi amada.

A Isabela le rugió su estómago y a Morris parecía estarle agotando la gasolina, por suerte cerca de la gasolinera se encontraba un restaurante y un par de tiendas más. Después de comer y pagar la cuenta me encamine hacia el auto para dejar la billetera en el maletín que estaba en la cajuela. 

Al llegar a la cuidad observamos un control policial. Isabela abrió la gaveta para revisar los documentos y encontró una navaja, fundas, guantes, cigarrillos entre otras cosas, pero ninguna documentación. Le recordé que la documentación estaba en el maletín, esta fue una de las causas para aparentar mi nerviosismo, con recelo pasé por el control, pero no me hicieron detener, ya que a simple vista todo estaba en orden y nos dejaron pasar con tranquilidad, pero lo que no notaron los policías es el cuerpo mutilado de mi esposa en la cajuela del viejo Morris. Al pasar desapercibido una severa sonrisa se presentó en mi rostro.

Caminos hacia la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora