Bosque Infernal: Capítulo 1

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Siempre me he considerado una persona escéptica en cuanto a sucesos paranormales se refiere. A lo largo de mi vida había escuchado miles de anécdotas de personas que decían haber presenciado situaciones en las que la lógica no daba respuesta a lo acontecido. Desde objetos moviéndose sin razón aparente, hasta voces tenebrosas escuchadas en lugares solitarios y un sinnúmero de escenarios que a cualquier persona le pondrían los pelos de punta, para mí solo eran inventos y patrañas que a la gente le gustaba contar por ahí, para llamar la atención o simplemente para entretenerse.

Me gustaba jugar asustando a mis amigos con bromas de este tipo, así es, me gustaba retozar con lo paranormal. Ver sus rostros asustados, sus manos temblando y sus ojos como platos era fascinante. Mas nunca creí que en algún momento yo viviría eso. ¡Vaya error mío!

Durante años en nuestro pequeño pueblo habíamos escuchado leyendas y cuentos sobre un bosque que quedaba a escasos minutos de allí. La gente lo describía como un lugar dónde senderos desconocidos y tortuosos, serpentean hasta sus misteriosas profundidades. Desde lejos se apreciaban tétricos arboles retorcidos, con ramas que parecían delgados dedos acabados en afiladas garras y desnudos de hojas. Una espesa niebla siempre cubría aquel siniestro espacio, dándole un aspecto aún mas espeluznante. Sin embargo, eso no era lo más terrorífico, pues lo que realmente le daba una atmosfera de misterio a este lugar, eran las historias contadas por quienes se atrevía a ir. Al poner un solo pie allí, un frío aire abrazaba a los visitantes, por alguna razón extraña sus corazones se aceleraban y finalmente un grito ensordecedor paraba de golpe su respiración, eso decía la gente. Algunos por valentía o quizá solo por mera insensatez se adentraban más al lugar, lamentablemente estos osados jamás regresaban, murmuraban también.

En un acto de arrogancia decidí invitar a mis amigos a visitar este lugar, en mi afán de mostrar mi coraje olvidé las consecuencias que podría tener para nosotros si todas estas leyendas urbanas eran reales.

¿Acaso acabaste de enloquecer? —dijo Cristhie dirigiéndose a mí con el ceño fruncido, muy enojada. No pienso arriesgar mi vida por ser participe en tus tonterías, no esta vez—concluyó.

Todos nos echamos a reír, sabíamos que Cristhie era la más débil del grupo y su enojo era solo por el miedo que desde ya se había apoderado de ella.

Tranquilízate, ¿qué es lo peor que puede pasar? —mencionó Aaron tratando de convencer a nuestra asustada amiga.

Tras hablarlo, entre todos logramos convencer a Christie de ir. Planificamos todo con cautela y establecimos el día en que cometeríamos, probablemente, uno de los actos más descabellados de nuestras vidas, sin saber que nuestra "aventura" nos marcaría para siempre.

Caminos hacia la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora