1968
Al noroeste de Sandringham se encontraba la casa de la familia Tomlinson. El octavo Conde de Snowdon había elegido ese lugar guiado por su gusto por el campo y la vida rural; cosa que a la señora Tomlinson no le agradaba. Frances Tomlinson prefería la vida en la ciudad, cerca de la corte a la que se supone que su marido pertenecía. Ese era uno de los muchos problemas por los que se desataba una lucha entre los esposos en aquella casa, pero en esa ocasión, el más pequeño de los Tomlinson se encontraba en las escaleras, oculto lo suficientemente bien para ser testigo de todo.
- ¡No soy ninguna tonta! Sé perfectamente lo que está pasando...- La señora Tomlinson intentaba no levantar la voz, cosa que se dificultaba con el nudo que tenía en la garganta. - Y no voy a tolerarlo, John.- La mujer señaló a su esposo, que se encontraba frente a ella.- Así que si tantas ganas tienes de estar con ella y de destruir a tu familia, adelante. Yo no te necesito... Y a fin y al cabo, la que se llevará la peor parte soy yo.-
La única respuesta por parte de Lord Tomlinson fue aterrizar la palma de su mano justo en la mejilla de su esposa. Ese fue el momento exacto en que el corazón de Frances, y el de su pequeño hijo de siete años, se rompieron.
Aquel día fue el último que Louis vio a su padre en la casa.
Junio, 1980
- Entonces, Bella entendió que el hechizo se rompió, y la Bestia que ella amaba se convirtió en un apuesto príncipe. Se casaron, se quedaron quedaron juntos en su palacio... Y vivieron felices para siempre. Fin.- Louis cerró el libro que sostenía en sus manos. No importaba cuántas veces se lo leyera a los niños, siempre se emocionaban como la primera vez.
- ¡Yo quiero ser una princesa!- El grito de una pequeña fue el que rompió el silencio que se formó después de terminar el relato. Y a ella, se unieron las demás niñas, expresando el mismo deseo.
- Louis, a nosotros no nos gusta ese cuento. No queremos ser bestias.- Arthur, el más pequeño del grupo, le acercó otro libro a Louis después de expresarle su desacuerdo con la historia anterior.- Mejor ¿puedes leer este?.- Se trataba de Aladdin, el favorito de Arthur; le encantaba escuchar sobre las bromas del Genio de la lámpara.
El joven estaba a punto de acceder a la petición del niño, pero miró su reloj y se dio cuenta que el turno había terminado. - Me encantaría, Arthur, pero es hora de que regresen a su habitación. Ya casi es hora de sus medicamentos.- Mientras se levantaba de su lugar, escuchó las exclamaciones negativas de los niños ante esa indicación. Tomó la mano de Arthur y de otra niña que se acercó a él.- Sé que es su parte menos favorita del día, pero recuerden que las princesas y los príncipes se toman sus medicinas para estar fuertes y poder cargar el peso de su gran corona.-
A Louis le encantaba su trabajo. Corrección, a Louis le encantaban los niños. Es por eso que no dudo ni dos segundos cuando Troy, el segundo esposo de su madre, le ofreció un empleo para convivir con los niños del área de pediatría del hospital donde desempeñaba su profesión. Estaba estudiando servicio social, por lo que adaptarse a la situación no se le complicó para nada, y menos si consistía en llevar un poco de felicidad a los niños.
- Si vuelves a llegar tarde, Liam te va a despedir.- Fue lo primero que Anna, la recepcionista del lugar, le recordó apenas Louis se acercó a firmar su salida.
- Déjame pensar que por ser hermano de mi jefe tendré unos cuantos privilegios.- Respondió el castaño con una pequeña sonrisa, dejando la pluma a un lado de la lista.
- ¡Louis, que gusto verte!- En el momento en que iba a despedirse de Anna, escuchó el saludo de Georgie, una de las enfermeras del lugar.
- Hola, Georgie. ¿Cómo estás hoy? ¿Qué tal el turno? - El joven intentó sonar lo más amigable posible, a pesar de que tenía prisa por irse.
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Tᴏʟᴇʀᴀᴛᴇ ɪᴛ || L. S.
Fanfiction❞𝑺𝒊 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒄𝒂𝒃𝒆𝒛𝒂, 𝒅𝒊𝒎𝒆𝒍𝒐 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂. 𝑫𝒊 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒆 𝒆𝒒𝒖𝒊𝒗𝒐𝒒𝒖𝒆 𝒅𝒆 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒏𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂. 𝑺𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒊 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒅𝒆𝒃𝒆𝒓𝒊𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝒄𝒆𝒍𝒆𝒃𝒓𝒂𝒅𝒐... 𝑷𝒆𝒓𝒐 𝒕𝒖 𝒍𝒐 𝒕𝒐𝒍𝒆𝒓𝒂𝒔.❞ Se s...