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El pequeño niño jugaba con su nueva mascota a escondidas de sus padres, tenía miedo de que fuera descubierto, está mañana se encontraba su familia desayunando en silencio pero un leve maullido logró escucharse, Vau se estremeció y trató de ignorarlo pero el ruido comenzó a ser constante.
Su padre dejó de comer y lanzó los cubiertos a la mesa con furia, miró a su primogénito quien temblaba desde su lugar.
—Acaso escondiste un animal ¡aquí!— golpeó la mesa causando que todos se asustaran.
—N-No papá— agachó la mirada causando que su padre se molestara más, sintió su pequeño cuerpo ser levantado y unos golpes ser repartidos en su estómago.
Comenzó a llorar, tratando de liberarse de su castigo, suplicaba por qué todo terminara, escuchó los gritos y súplicas de sus hermanos y su madre.
Al cabo de un tiempo, su cuerpo herido fue dejado en paz, entre los brazos de su madre fue acunado, miró como pudo, observando como su padre tomaba al gato sin cuidado, estiró sus pequeños brazos queriendo salvar a su amigo pero sólo observó como era arrojado al fuego que había en la chimenea.
Los maullidos eran desgarradores, que causaron que sus ojos derramaran lágrimas por su felino amigo.
—No me esperes Reol— miró a la mujer que protegía a su pequeño.
—Y que sea la última vez que traes un animal a casa... La próxima será diferente
Sin decir más abandonó el lugar, su madre trató de animarlo pero fue en vano. Su esposo Yukimura, había cambiado con el tiempo había ocultado su ser verdadero, pero su labor era cuidar de sus pequeños de su compañero de vida.
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Era de noche y ya en cama observaba la ventana, esperando ver al pequeño gato, lloró en silencio una vez más y sin esperarlo un golpe llamó a su puerta, abrió los ojos, observando, visualizó una figura quien golpeaba con su mano la ventana.
Sintió miedo, pero algo le decía que debía abrir, sin dudar lo hizo, sintiendo un fresco viento ingresar.
—Mi gato ¿has visto a mi gato?— susurró entrecortado, su voz rasposa le indicaba que había llorando tiempo antes.
Vau, sintió Impotencia y derramó lágrimas al recordar los momentos antes.
—Lo siento— sorbió de su nariz —Mi padre... Lo mató— sollozó, el desconocido lo miraba cubriendo su rostro con una capucha.
—No te preocupes... Tu padre ya no te hará daño— aquellas palabras confundieron al niño quien miró como su mano trataba de acariciarlo, con ayuda de la luna observó unas cicatrices parecía que eran quemaduras del pasado, no dudó más y se acercó a su mano.
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A unos pocos kilómetros, yacía un cuerpo colgado de una rama de un viejo árbol, sus cuencas estaban vacías, su lengua había sido arrancada de su boca y su estómago había sido abierto, dejando que las tripas y la sangre cayeran al suelo.
Algunos animales carroñeros, que tras oler su sangre, fueron en busca de saciar su hambre.
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Había amanecido, y fue a ver a su hijo mayor, quería curar sus heridas, pero la sorpresa la invadió al no verlo.
—¿Vau?¡VAU!— su grito despertó a los demás hijos, quienes se asomaron tratando de entender la situación.
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Tarareaba una canción con su nuevo amigo, caminado sin miedo a lo profundo del bosque.
—Señor... ¿Pero por qué no tenía que saberlo mamá?— lo miró curioso.
—Porque tú mami recibirá una sorpresa pronto... Y eso ayudará a que venga acompañarte con tus hermanos.
No entendió nada, pero confío en él una vez más, comenzando a cantar sin importarle qué.
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—¡¿Cómo?!— las autoridades le habían avisado sobre el hallazgo de su esposo, con temor, les habló de la desaparición de su hijo. Esperaba que lo hayaran antes de que algo malo ocurriera.
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Se bañaba en la sangre tibia de su joven víctima, curando sus cicatrices al instante, miró de reojo y luego sacó de la misma bañera un pequeño corazón que besó con amor.
—Gracias por tu regalo Vau fuiste un niño muy bueno— rió y jugueteó como un niño en un refrescante baño, salpicando las paredes y el suelo con manchas rojas.
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Su cuerpo fue hallado en el rió por unos cazadores, la descomposición era tan avanzada que parecía irreconocible, su rostro contenía gusanos e insectos que devoraba con rapidez, partes de su esqueleto ya eran notorias. Sin perderse más tiempo fueron avisar a los del pueblo sobre su hallazgo.
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Los gritos desgarradores de la mujer, eran escuchados por los jueces, quienes presenciaban la tortura que se le hacía.
—No esperaba que ella fue la causante de la muerte de su esposo e hijo
—Por lo visto hay que avisar a Amatsuki que hemos atrapado a la bruja que mató a su hijo.
—¿Qué pasará con los hijos de Reol?
—Llevenlos a un orfanato... Ellos estarán a salvo allá.
—Como ordene Senra.
—¿Cree que sea la única bruja cerca?
—No lo sé Shima... Solo sé que la cacería de brujas ha comenzado.
—Singyeo... Avisa a los demás pueblos sobre esto... Lleva algunos contigo podría ser peligroso.
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