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Después de volver a darse cuenta de cuánto le gustaba Jungkook, manejó de vuelta a casa, jugaría con Yeontan un rato para despues cenar y leer algún libro o ver televisión para borrar la mirada de Jungkook hacia SeokJin que aún permanecía en su mente.

Manejó lo más lento que pudo, su cabeza había dolido después de llorar desconsoladamente, porque sí, eso había hecho, llamenlo extraño pero algo le decía que Jungkook nunca iba a fijarse en él.

Una vez que divisó su edifico y aparcó su auto, con pasos lentos se dirigió hasta el ascensor que lo llevaría a su departamento, su mirada baja lo hacía ver derrotado, si su hermano lo viera así estuviera dándole una charla motivacional ahí mismo, quizás debía decirle como se sentía, después de todo no había nadie mejor para que lo aconsejase.

El pitido que anunciaba la llegada a su piso lo trajo de vuelta a la realidad.

Una realidad donde no esperaba encontrar a Jeon Jungkook sentando frente a su puerta...¿esperando por él?

¡Qué alguien lo golpee por favor! es que no puede creer que Jungkook se encuentre frente a su puerta cuando aún quedaba una hora de clase, además el pelirrojo no es de los que deja las clases.

Carraspea un poco llamando la atención del menor, quien lo mira con esos ojitos brillantes, los más bonitos que ha visto. Sus miradas se pierden en el otro, Jungkook tratando de descubrir que es lo que sucede con su hyung, su Taehyung...

No obstante, puede ver cómo esos ojos avellanas se encuentran un poco irritados, la nariz de su hyung con ese lunar perfectamente situado en una esquina se ha vuelto un poquito roja, no le gusta ver a su hyung así,  él sabe muy bien que no es ningún resfriado, su hyung a llorado y no sabe porqué, desde donde esta estira su mano hacia Taehyung quien solo lo mira con curiosidad.

Unos pasos fueron suficientes para estar cerca del menor, puede vislumbrar algo en la mano ajena, Jungkook lo vuelve a mirar y luego a su mano, había algo que debía tomar.

Un llavero.

Uno con la banderita de Londres, Jungkook le estaba regalando un llaverito, algo sencillo pero que igual era importante, pues sabe que el menor ha vivido toda su vida en ese lugar, además, le encantan los regalos pequeños, el que Jungkook se haya tomado la molestia de pensar en él para regalarle el llavero compensaba su tristeza, los regalos lujosos no son importantes, la mayoría cree que eso es lo único que le interesa, pero ahí estaba Jungkook que con solo un llavero lo hacía sonreír.

Jungkook no pudo evitar sentirse mejor al ver como su hyung tomaba el llavero con esa sonrisa bonita cuadrada, el rostro de su hyung ahora sí estaba iluminada, por un momento pensó que no iba a aceptarlo porque Kim Taehyung debía ser una persona acostumbrada a los lujos, un simple llavero no era nada comparado a lo que otras personas podían regalarle, sin embargo, a Kim Taehyung  nunca le interesaron los lujos, ahora lo comprobaba viendo a su hyung tan bonito sonriendo.

—Gracias, Kookie— lo tomó de la manos ayudando a levantarlo, luego, compartieron un fuerte abrazo—Y-yo, yo no tengo nada para ti.

Se golpeó mentalmente, Jungkook le había regalado un llavero y no tenía nada para darle de vuelta. Jungkook negó, no esperaba  nada a cambio.

Y por Dios no debía sentir a su corazón así.

Su burbuja en la que estaban se interrumpió al escuchar lo ladridos y arañazos de Yeontan a la puerta desde el otro lado, sus dueños habían llegado y eso lo tenía muy feliz.

Taehyung se tomó el atrevimiento de entrelazar sus manos con las del menor, podía sentir las miles de mariposas en su estómago con solo ese toque, es que no quería imaginar que iba a sentir si lo besaba, seguro y le daba un infarto.

DON'T FORGET ME |TAEKOOK| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora