Demasiados pensamientos

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Era una fresca mañana de abril, el olor a café recién hecho invadía el local, los clientes conversaban animadamente, e inusualmente, se escuchaba una calmada y agradable melodía en

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Era una fresca mañana de abril, el olor a café recién hecho invadía el local, los clientes conversaban animadamente, e inusualmente, se escuchaba una calmada y agradable melodía en... "¿Cómo se llamaba ese instrumento?" se preguntó Hiro, mientras se ponía su delantal en el segundo piso del edificio.

"Guitarra... no. ¡Banjo! No, suena más suave que esos dos... uhg, ¿Cómo se llamaban esas guitarras chiquitas?" Más y más preguntas se acumulaban en su cabeza, y antes de seguir cuestionándose, decidió bajar a trabajar de una vez. 

Bajó las escaleras con prisa y se topó con sus amigos en pleno desayuno. Se detuvo a saludarlos brevemente y se puso a ayudar a su tía, porque el café se estaba empezando a llenar cada vez más.

Yendo de un lado a otro, atendiendo a quien pudiese, estudiantes, adultos y ancianos. Hasta su tía notó que el chico no se había detenido a desayunar, le insistió en tomar asiento, pero su sobrino solo se negaba. Y a pesar de estar con el estomago vacío, y los sentimientos por los suelos por notar que Megan había llegado con Heather, Hamada realizaba su trabajo de manera eficiente... o lo hacía hasta que...

- Buenos días, ¿Qué se le ofrece? - Llegó a una mesa y se dirigió a una estudiante.

- Hmm... de estos pastelitos que salen en la foto... no sé como se llaman. - La chica apuntó al menú y Hiro asintió, apuntándolo en su libreta. - Y una taza de café, nada más... - La chica volteó a su acompañante mientras Hiro seguía centrado en su libreta. - Ey, deja eso ya.  Pide algo, el muchacho tiene prisa.

- Perdón, perdón... - Se disculpó el cliente dejando de lado su instrumento.

Esa voz le era MUY familiar, por lo que le prestó atención al rostro de aquel chico. En cuanto este volteó para poder hacer su pedido, Hiro pudo reconocerlo... Pudo reconocer a Miguel.

"Mi nombre" Fue lo primero que pensó al ver aquel familiar lunar.

Hizo un pequeño esfuerzo por tapar el gafete que llevaba su nombre escrito. Pero al parecer el muchacho no hacía el esfuerzo por buscar tal identificación, más bien, se le quedaba viendo a su rostro.

- A mi tráeme un cappuccino y una dona, por favor. - Pidió Rivera, sonriente.

- En seguida.

- Gracias, eh... - Intentó buscar por dicho gafete para agradecerle, pero Hiro ya se había dado la vuelta para ir por su orden.

"Okey, okey... no pasa nada. Solo ve, sírvele y te vas. Ya está." Intentó tranquilizarse, pero no parecía funcionar. Sus piernas temblaban un poco y sus brazos flaqueaban.

Tenía miedo. Y no termina de entender el por qué. Pero claro, revelar su identidad a un civil del cual no sabes nada, es un peligro. Bueno, sí sabía de él, de su familia y algunas cosas de su vida personal, pero no lo conocía DIRECTAMENTE. No confiaba del todo en el chico, aunque admitía que tiene aires de ser alguien leal y buena gente.

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