Imperio Black || Fred Weasley ~

Presente: "La Abeja Reina"

Después de semanas de melancolía, sufriendo y lamentando las perdidas de quienes habían muerto en la Batalla de Hogwarts las cosas en La Madriguera parecían mejorar. En dos días sería el cumpleaños número 18 de Harry y era la primera celebración que la familia Weasley, Hermione, Betania y el mismo Harry tendrían desde la caída de Voldemort, antes de eso todos seguían de luto. 

En el ambiente se sentía la alegría, quizás no la misma que históricamente había reinado en la casa, pero si una mucho mayor a la que había existido en los últimos meses. Incluso Charlie se había conseguido un par de días de vacaciones para poder viajar desde Rumania y asistir al cumpleaños de Harry. Todos comenzaban a volver de a poco a la normalidad, la pena de las muertes seguía en su interior, pero a pesar de aquello sabían que debían seguir con sus vidas y no estar eternamente hundidos en la tristeza, todos excepto dos personas: Harry y Betania.

Durante la segunda guerra mágica Harry había visto morir a su padrino Sirius, a Dobby, a Dumbledore, a Lupin y a muchas otras personas que quería. Por su parte, B, como la llamaban sus conocidos, pues odiaba su nombre de pila y no dejaba que nadie la llamará así, había visto morir a Lupin, a quien consideraba como un padre, a Tonks, con quien se había criado y quien era prácticamente su hermana y había perdido a Ted, quien la había acogido en su casa cuando era pequeña y la había criado como una hija. A lo anterior se sumaba que había descubierto la verdad sobre su padre (R.A.B) y cómo él se había enfrentado a Voldemort, lo que hacía que a B al igual que Harry le costará mucho más seguir adelante y que este último tiempo hubiera sido como un infierno.

-¿Cómo te sientes?- le pregunto B a Harry quien se encontraba en el living de la Madriguera sentado en un sillón viendo como la Señora Weasley daba vueltas por la cocina preparando su pastel de cumpleaños.

-Extraño- respondió él - no se si debería estar celebrando, no se siente bien.

-Te entiendo- le dijo B- pero quizás el resto tenga razón y sea hora de seguir adelante.- Harry la miró sorprendido, en los últimos meses B había estado igual de triste o incluso más que él y a pesar de lo que el resto decía no lograba volver a poner su vida en marcha.

-¿Qué te hizo cambiar de pensamiento?-preguntó Harry.

-No lo sé- respondió la chica elevando los hombros- quizás es porque amo las celebraciones de cumpleaños y odiaría estar triste en una.

Antes de que Harry pudiera decir algo aparecieron en la sala los gemelos seguidos de Ginny, Hermione y Ron. Todos los miraban con curiosidad y B que conocía a Fred y George a la perfección sabía que algo estaban tramando.

-Harry estábamos conversando y se nos ocurrió una magnifica idea- les dijo Fred y luego miró a su gemelo para que siguiera con la explicación, algo que solía hacer.

-¿Qué tal si para tu cumpleaños vamos a un karaoke muggle en la noche?- explicó George.

-¿Karaoke?- pregunto Harry extrañado- nunca he ido a uno y la verdad no tengo muchas ganas de hacer algo así mañana, con la once que su madre esta preparando es suficiente.

Ginny se acerco a él, se sentó a su lado y lo tomó de una mano. Ambos llevaban un buen tiempo saliendo y la chica se había convertido en un gran apoyo emocional para él.

-Harry- le dijo la pelirroja tiernamente- sabemos que sigues triste por todo lo que ocurrió en la batalla, pero te mereces aunque sea un día de felicidad, piensa en lo que dirían tus padres, les gustaría que celebraras tu cumpleaños.

-Además- agregó Hermione- es la primera vez que podrás celebrarlo como corresponde y estoy segura que desde donde sea que te estén mirando, ellos estarán muy felices de verte a ti feliz.