Mi nombre, es Amity Noceda

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MI NOMBRE, ES AMITY NOCEDA

PRÓLOGO

Amity Noceda

ISLAS HIRVIENTES, HACE 13 AÑOS.

-¿Estás seguro de esto amigo?- Preguntó una voz femenina de entre las sombras.

-No tengo elección, Si quiero que al menos uno de mis hijos escape del cruel destino que es en realidad el aquelarre del emperador, entonces debo hacerlo, no importa que tanto duela- Contestó una voz masculina, una figura encapuchada totalmente y que sostenía algo más pequeño enredado en los brazos.

-No te garantizo que esta idea tuya funcione, ¿entendido?- Respondió la otra figura igual encapuchada.

-Lo sé, pero es la única oportunidad que tiene- Contestó la voz masculina con un dejo de duda en su voz.

-Si tú lo dices, pero me debes una grande por esto- La otra figura entonces sacó una llave con un ojo el cual presionó y un portal fue abierto –Todo tuyo, tienes 15 minutos, 20 máximo, es todo lo que te puedo dar- Habló ella revelándose como una joven Edalyn.

-Gracias, será suficiente- Respondió la primera figura y entró al portal apareciendo en un mundo distinto y desconocido para él –Entonces, este es el mundo que no tiene magia, el llamado mundo humano, mmm, sí, puedo sentir como mi magia es más débil aquí, casi nula- Dijo la figura encapuchada e intentó hacer un círculo de magia pero este se quebró casi al instante después de destellar ligeramente –Este es el lugar perfecto- Comentó y siguió avanzando.

Había llegado a una especie de bosque en medio de la noche, el viento era leve pero constante y las nubes empezaban a juntarse en el cielo, el aire olía a humedad, por lo que pudo deducir que pronto habría una tormenta lo cual le preocupó al principio y más cuando empezaron a caer las primeras gotas, de inmediato cubrió el bulto que tenía en las manos esperando que la lluvia solo le quemase a él, pero para su sorpresa, esta lluvia estaba, fresca, fría y además era en su totalidad inofensiva para su persona.

-Vaya..., este mundo no tendrá magia, pero no hay duda de que también tiene sus propias maravillas- Se dijo a sí mismo sintiendo un par de gotas más de esta lluvia aislada sobre su piel, era algo refrescante, podía pasar ahí horas pero recordó a qué había ido a ese lugar y siguió caminando, el tiempo se le terminaba -¿Dónde?- Se preguntó y siguió avanzando hasta llegar a un camino de lo que él pensó era piedra, sin embargo era de un color negro, tenía unas extrañas rayas amarillas pintadas en medio y era muy plano, lo analizó un momento y comprendió que era un camino y decidió seguirlo, un camino siempre llevaba a algún lado y así fue, llegó a un pueblo con casas residenciales pequeñas pero acogedoras, se quedó un momento observando detrás de un anuncio de pasta dental el lugar, parecía extraño pero a la vez tranquilo y lo más importante seguro.

-No tengo tiempo para indagar por completo, pero tampoco puedo tomar esto a la ligera y...- Pensaba cuando notó que el bulto en sus brazos se movía, él removió la parte de la sábana que cubría la cara y dejó ver a una bebé de piel blanca con cabello de color marrón –Ya, ya, ya, tranquila hija mía, pronto estarás a salvo, eso te lo prometo- La arrulló un poco a lo que la bebé Bostezó y siguió durmiendo, él sonrió y siguió su camino, la lluvia nunca se hizo más fuerte por lo que no tuvo la necesidad de resguardarse en algún lugar.

Entró a los suburbios ocultó bajo el manto de la noche y se acercó a varias casas para mirar por la ventana, vio a varios tipos de familias pero ninguna parecía agradarle, empezaba a darse por vencido y considerar otras opciones, si es que las había para empezar, cuando una de las casas por las que pasaba encendió sus luces, no acostumbrado a la electricidad se ocultó de inmediato tras unos arbustos y observó como una mujer de piel morena, cabello castaño con lentes y vestida como enfermera sacaba varias bolsas negras.

MI NOMBRE ES AMITY NOCEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora