❥Pequeñɑs Historiɑs Blɑcktɑn

🎼Unɑ Dulce Melodíɑ🎼

[♡¿Podrías tocar para mí?♡]

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—¿Estás castigada de nuevo un viernes, Jennie?— preguntó Jimin algo incapaz de creerlo.

—Desearía decirte que no—bufó ella sentada en la escalera.

—¿Fue porque tomaste las pinturas de la señorita Lee?

—¡Ssssh!—le tapó la boca al pelinegro— Eso no lo saben—susurró.

—¿Entonces...?— dijo él, deshaciéndose de su mano.

—Fue por enfrentarme a la insufrible de Seulgi—rodó los ojos.

—¡Jennie!—chilló en regaño— ¡Te dije que no te metieras con ella! Sabes que sus padres siempre le están haciendo donaciones a la escuela.

—Lo sé, Jimin—suspiró—Pero eso no le da el derecho a mandonearme. Y yo también andaba de mal humor ese día—explicó.

—Y...—Jimin se acercó un poco más a ella con una mirada curiosa—¿la ofendiste feo?

Una sonrisa maliciosa se dibujó en el rostro de Jennie.

—No solo eso. Pude darle dos bofetadas—asintió con la cabeza con orgullo.

—Wow!— el chico dió un grito ahogado—¡Cuánto hubiera deseado estar ahí!¿Sabes si alguien filmó?

—No tengo ni idea— rió— Pero creo que tu novia te guardó un pequeño video del suceso.

—¿De verdad?—sonrió—Es que yo la amo—suspiró con la mano dramáticamente puesta sobre su pecho.

—No sé como Rosé te soporta— se burló la castaña.

—Bueno, JenJen, es mi hora de partir y tu hora de cumplir el castigo—agregó mirando a su reloj—Me voy a buscar a Rosie. Nos vemos— se despidió—Fighting!—le gritó mientras se alejaba.

Eso, Fighting. Porque fuerza era lo que necesitaba Jennie para empezar a limpiar el gimnasio ella sola.

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Aquella preparatoria prácticamente vacía se veía enorme ante los ojos de Yoongi. Pero ya estaba acostumbrado a ella, apenas la había terminado hace dos años y le seguía siendo tan familiar como antes.

Con la calma que lo distinguía, se encaminó por los pasillos. No sabía si se trataba de la falta de personas, pero sus pasos hacían eco por todo el lugar.

Él sabía exactamente a donde quería llegar y no demoró en hacerlo.
Una pequeña sonrisa apareció en su rostro cuando leyó el cartel en la puerta: "Salón de Música", su lugar favorito de todo aquello.

Al entrar, justo como lo recordaba, vió el piano negro de cola en el medio del salón.

—¿Acaso nunca reoganizan las cosas?— se preguntó en voz alta negando con la cabeza.

Aprovechando la soledad del lugar, se animó a sentarme para tocar un poco.

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