3.

2.2K 369 299
                                    

—¡Chuuya! 

Chuuya cayó al suelo, iluminado por el brillo azul de Indigno de ser humano. Las marcas rojas desaparecieron de su rostro, sus ojos se cerraron por completo y la sangre teñía su piel.

Tosió. Más sangre.

Dazai...

Solo por la manera en la que pronunció su nombre, supo que algo iba mal.

Su cuerpo dio un pequeño salto entre sus brazos. Eso no era normal.

Chuuya. Lo siento, yo...

Había sido demasiado ingenuo. Había sido atrapado en una trampa que debería haber previsto, era Fyodor contra el que se enfrentaban, debería haberlo sabido, debería haber...

Dazai. Escúchame.

Chuuya le cogió el rostro con una mano y le miró con esa mirada. Una que ya había visto antes, en otros ojos, en otra situación.

No. No. No, no, no...

Chuuya, no vas a morir. ¿Me escuchas? Yosano no debe tardar en llegar, ella...

—Cállate y escucha. Debes recuperar... ese libro. Debes...

Tosió más sangre. No. No podía irse así. No podía, ¿qué pasaba con todos sus planes? ¿Qué pasaba con el futuro que todavía tenía? ¿Qué pasaba con todas las promesas, con todos los sueños que Chuuya aún no había cumplido? ¿Qué pasaba con... Con todo?

—Debes seguir viviendo, ¿me oyes? No te quiero ni ver en el otro lado —sonrió. Dazai odió esa sonrisa con toda su alma—. Debes hacerlo... Ahora eres una persona mejor que cuando estabas conmigo...

Eso no era cierto. Todo era su culpa. Si Chuuya estaba en la Port Mafia era por su culpa, porque fue un egoísta que quiso aferrarse a lo único que le había dado una chispa de vida en medio de toda su oscuridad.

Si Dazai había sobrevivido esos tres años en la Port Mafia había sido por Chuuya.

Si Chuuya estaba muriendo ahora, era por culpa de Dazai.

Chuuya...

—¿Vas... a llorar? Me... emocionas. ¿Sabes? Cuando... cuando era pequeño, solía pensar... que nadie lloraría mi muerte.

Dazai no pudo decir nada. Chuuya continuó hablando, mientras sus ojos azules iban perdiendo brillo y su sonrisa fuerza.

—¿Puedes... acercarte? —asintió, y se acercó más a él—. Te voy a contar... un secreto.

—¡Chuuya!

Dazai despertó sudando. Pensó que vería el techo marrón de su habitación de la agencia, pero nada más lejos de la realidad, se encontró con blanco. Entonces recordó dónde estaba.

Seguía... ¿soñando? ¿Se podía soñar dentro de un sueño? Dazai no estaba seguro, pero lo que era cierto es que su pesadilla solo había sido un recuerdo.

Un recuerdo que le llevaba asaltando años noche a noche, día tras día, desde hacía cuatro años.

A su lado, algo se movió. Alarmado, trató de buscar su arma. Inútil, dado que ahí era imposible que tuviera alguna. Sin embargo, se tranquilizó al ver una cabellera roja. Una que conocía muy bien.

AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora