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Cuando abrió los ojos, lo que habían sido tres semanas y dos días le habían parecido apenas un par de horas

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Cuando abrió los ojos, lo que habían sido tres semanas y dos días le habían parecido apenas un par de horas. Parpadeó unas cuantas veces, sintiendo como sus ojos se acostumbraban a la luz. Su cuerpo no respondía a sus órdenes; así que decidió no moverse por un tiempo, aprovechando para intentar recordar qué había pasado.

Al menos, pensó Tsukishima, no había muerto en acción.

La única imagen que vino a su mente fue la de d'Alessi arrodillada a su lado, claramente preocupada e intentando mantener al chico despierto. «¿Cómo estará ella?», se preguntó el chico, comenzando a mover poco a poco sus dedos; cerrando y abriendo sus manos para desentumecerlas. Hizo lo mismo con las piernas, y más tarde con el cuello. Poco a poco se incorporó, sintiendo como todo daba vueltas a su alrededor. Su cabeza enviaba intermitentes señales de dolor al resto del cuerpo, pero Kei sabía que era por el simple hecho de acabar de despertar, así que no se preocupó demasiado. No se acordó de la herida de bala hasta que vio las vendas envolviendo su pecho.

-Tch... -chasqueó la lengua, claramente fastidiado.- Esto me pasa por intentar hacerme el héroe...

-Kei. -una voz que conocía muy bien resonó en sus oídos, haciendo que alzase la vista al instante.

Kuroo estaba parado en el umbral de la puerta con los ojos abiertos de par en par, sin creerse lo que estaba viendo. Sentía que le faltaba la respiración, que estaba alucinando y que aquello no podía ser real. Tsukishima ladeó la cabeza al verlo de aquella manera, frunciendo levemente el ceño.

-¿A que viene esa cara? ¿Tanto he cambiado?

Tetsurō reaccionó por fin, saliendo de su asombro y caminando hasta Kei con paso lento.

-Creía que...no ibas a despertar nunca. -se arrodilló a un lado de la cama mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos.- Kei, creía que ibas a morir.

Los ojos de Tsukishima se abrieron de par en par. No estaba acostumbrado a ver al pelinegro de aquella forma; pues como Don de la familia Morello, Tetsurō siempre se mostraba fuerte y confiado frente a los demás...pero incluso los más fuertes se vienen abajo cuando su mundo se está haciendo pedazos. Ver así a Kuroo despertó el lado más protector de Kei, que estiró el brazo para poder acariciar el cabello de su jefe e intentar acallar aquella evidente ansiedad que se extendía por su cuerpo.

-Pero no lo he hecho, Tetsurō. Estoy aquí, y no voy a irme. Hace falta algo más que un disparo para deshacerse de mi; deberías saberlo. -sentenció con una sonrisa.

El otro muchacho alzó la vista, tomando la mano de Kei entre las suyas propias y besando sus dígitos con infinito cariño.

-Tienes razón...tendría que haber pensado en mi propia experiencia contigo. Por el amor de Dios...fuiste el rehén más molesto de todos los tiempos.

Tsukishima rió levemente.

-Sí, puede ser. Pero te enamoraste de mi igualmente.

-No voy a negar lo evidente. -Kuroo se levantó poco a poco sin soltar la mano del otro muchacho, dejando un suave beso en sus labios que dibujó una sonrisa en ambos.

«Only for you» ||Sᴀᴋᴜsᴀ Kɪʏᴏᴏᴍɪ × ʀᴇᴀᴅᴇʀ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora